Should I Stay or Should I Go?

De nuevo el foco está puesto sobre el malo malísimo, que para algo sale en la portada, y hay que decir que Pagan Min no decepciona en absoluto. Es una pena que salga tan poco, porque mola casi tanto como Vaas. Luego tenemos los típicos personajes secundarios que son carne de psiquiatra, como un dúo de fumetas que ha okupado la casa de los Ghale y un traficante de armas que habla en pasajes de la Biblia. Cosas que pasan cuando uno tiene una bala en el cráneo. En el lado de los cuerdos están Amita y Sabal, dos miembros de Senda Dorada que se disputan el liderazgo del movimiento. Apoyar a uno u otro en los momentos clave de la historia determina el desarrollo de algunas misiones, así que tú sabrás si quieres quemar esa plantación de opio o usarla para financiar el futuro de Kyrat.

Si pensabas que Far Cry 4 iba a ser muy distinto de Far Cry 3, más o menos como este lo fue de la segunda parte, al principio te vas a llevar un buen chasco. Pero no te preocupes, porque se te pasará en cuanto veas todo lo que hay por hacer en Kyrat. El mapa tiene todos los simbolitos que esperas encontrar en un juego de Ubisoft y unos cuantos más de propina, así que no vas a recorrer cincuenta metros seguidos sin toparte con algo que merezca la pena investigar. Abrir los cofres y arrancar los carteles de propaganda es burocracia heredada de Assassin's Creed, pero también hay un montón de objetivos secundarios capaces de mantener el interés durante horas.

Lo más importante vuelve a ser escalar las torres de comunicaciones (o campanarios) para desvelar el mapa y conquistar las bases enemigas para poder comprar armas y tener puntos de desplazamiento rápido, algo básico en un entorno tan hostil como el de Kyrat. Aunque siempre tenemos la opción de entrar en ellos a saco, el juego anima a usar los prismáticos para marcar a los enemigos, destruir las alarmas y alzarse con la victoria sin causar demasiado revuelo, labor que se complica a medida que avanza el juego. El arsenal disponible es enorme, pero si nos preguntaran diríamos que un buen rifle de francotirador y un RPG son aún mejores compañeros de fatigas que los sherpas.

Far Cry 4 añade muchos tipos de misiones a las ya vistas en la anterior entrega, y lo bueno es que casi todas son divertidas. Liberar rehenes sin que se enteren los guardias, proteger un camión subido en la zona de carga, participar en carreras, desactivar bombas... Además, en cualquier momento podemos cruzarnos con un convoy enemigo que destruir o unos aliados que defender para ganar puntos de karma, algo imprescindible si queremos desbloquear todo el contenido. Lo más decepcionante del conjunto es que el sistema de experiencia y el árbol de habilidades apenas hayan cambiado.