Las reservas de oro de los castillos de tu condado corren peligro por culpa de una invasión de monstruos. Por suerte, un sabio anciano te ha enseñado unos útiles conjuros de fuego para acabar con ellos. Ten cuidado, no vayas a dar a alguna que otra princesa que pueda irrumpir corriendo en el campo de batalla presa del pánico. Y presta mucha atención al genio, que ofrecerá valiosos consejos.