Una nueva dimensión divina

Y bien, ¿qué ofrece la nueva entrega?

Estamos de vuelta en el mundo en el que debes elegir ser un dios bueno y tolerante o uno malvado y despiadado. Pero no te lleves a engaño, ahora nos encontramos con unos habitantes menos inocentes, que han dejado de lado la confianza y se han lanzado a una lucha tecnológica y, por ende, violenta. En este mundo en el que se preparan nuevas luchas, debes intentar encontrar la paz entre sus pueblos de una u otra manera, ya sea desde el diálogo o a través de la guerra.

Y para ello contaremos con nuestras criatura, poseedora de la capacidad de aprender nuevas habilidades, muchas de ellas referentes a la guerra, como comandar un ejército y ordenar formaciones, ataques, dar moral, etc. Y como todo buen dios, un elenco de nuevos hechizos, tales como ríos de lava o terremotos devastadores.

Cualquier acción o inacción que llevemos a cabo se verá reflejada tanto en nuestra personalidad y la de nuestra criatura como en la de la fauna y flora del planeta. Deberemos andar con pies de plomo o, por el contrario, realizar las acciones que queramos para hacer de este mundo uno a nuestra medida.

Esto es la guerra, pero una nueva

Así, nos encontramos con un juego que, al contrario que su predecesor, nos permitirá entablar batallas masivas con una ingente cantidad de unidades y llevar a cabo asedios al más puro estilo ETR. Esto implica que ahora nuestros fieles, aparte de dedicarse a vivir como buenamente puedan y a tenernos contentos, deberán luchar, investigar armas y construirlas, para así sobrevivir y perdurar. Para ello nada mejor que adorarnos como a un dios benevolente pero también como a una poderosa deidad de la guerra que no tendrá problemas en materializar su ira de diversas (y nuevas) formas.

Parece ser que las principales novedades de B&W 2, aparte de mejorar lo presente, están enfocadas hacia el tema bélico. Nuevos edificios para crear, control de asentamientos militares, hacer la guerra y otras cosas directamente relacionadas con los ETR más frenéticos. Asedios a asentamientos tras murallas inmensas o luchas entre ejércitos de cientos de unidades serán el principio de una nueva dimensión en la guerra. A las unidades convencionales deberemos añadir todo el poder de nuestra criatura, que no dudará en poner en jaque a más de un batallón. Y si a eso le añadimos nuestros milagros, podemos tener un conjunto demoledor que, de salir bien, puede ser una nueva visión de la estrategia.

A todo esto debemos añadir la inclusión de un motor de efectos meteorológicos que nos ofrecerá lluvias, nieves, brumas, nieblas, fuertes vientos y otros menesteres temporales que dificultarán o facilitarán tanto las labores domésticas como las militares. Y todo ello a través de once tierras, cada una más diferente de las demás, y controlando a cinco tribus diferentes.