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Un buen Ragnarok de los de antes
Midgard necesita guerreros valientes para hacer frente a la amenaza que se avecina.
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Versión analizada en Xbox One. Copia digital proporcionada por Meridiem Games.
A veces menos es más. Seguro que más de uno ha escuchado eso (o algo parecido) alguna que otra vez. Y es una frase que se me viene a la cabeza cada vez que intento definir Vikings: Wolves of Midgard, lo último de Games Farm para Xbox One, PlayStation 4 y PC. La desarrolladora eslovaca no tiene un gran nombre dentro de la industria, pero acumula experiencia gracias a la multitud de trabajos realizados en géneros de lo más variopintos. Ahora quiere llamar nuestra atención con un Action RPG al más puro estilo Diablo 3, con su estética de fantasía medieval (nórdica en este caso), su cámara aérea y su adictiva jugabilidad con la que las horas se convertirán en minutos. Ya, sabemos que las comparaciones son odiosas, y sobre todo si se hacen con un juego de Blizzard, pero como hemos avisado al principio del texto, a veces menos es más. Nosotros hemos cogido nuestro martillo, nos hemos hecho trencitas en nuestra poblaba barba pelirroja y hemos rezado al padre de todos para que gracias a la vigilancia de Hugin y Munin sea testigo de nuestras hazañas.
El juego comienza con nuestra aldea arrasada por las huestes de Jotul, nuestro primer deber será limpiar la zona de criaturas y asentar de nuevo a los supervivientes antes de partir para acabar con la amenaza del citado monstruo del frío. Un poco de transfondo para ambientar y enseguida estaremos partiendo cráneos con nuestro descomunal martillo. La mecánica sigue los parámetros del género, un mapa que se dibuja en una esquina de la pantalla conforme lo recorremos y enemigos que osan ponerse a la distancia de nuestras armas (enemigos finales incluídos). Entre medias, abriremos cofres, recogeremos suministros para crearnos equipamiento e intentaremos cumplir los desafíos de que nada nivel, unos pequeños retos opcionales (matar un número determinado de enemigos o conseguir todos los coleccionables del lugar) que aumentarán tanto los puntos de experiencia como los recursos. Como siempre. Han añadido cambios ambientales en los escenarios para aportar variedad, como la necesidad de acurrucarnos a una fogata en los escenario de nieve para no quedar congelados. Curioso al menos resulta que para optar a mejores armas y armaduras deberemos mejorar la forja y la herrería con los suministros, para que nuestros aldeanos tengan mejores medios para crearnos mejores utensilios de muerte.
Subir de nivel mejorará nuestro rendimiento (elegimos subir el daño, la vida o nuestra resistencia entre otros) en los altares de oración, además serán clave para desbloquear los dones, árboles de de habilidades que están asociados a una deidad nórdica. Cada dios está relacionado con un arma, de forma que si llevamos un martillo se activarán los dones activos (hay que pulsar una tecla para que sea efectivo) y pasivos de Thor, con un báculo los de Odín y con armas duales (dos hachas o dos espadas) las de Loki. Realmente, todo el sistema de combate se diferencia entre el ataque normal y los cinco accesos directos para los dones. Lo bueno es que con un personaje podemos optar a todos los poderes y habilidades... lo malo es que solo tenemos dos personajes entre los que escoger en el editor. Pero lo peor de todo es que la principal diferencia es su género, elegiremos entre el guerrero y la doncella escudera (hay logro por pasarlo con cada uno), pero aparte de lo estético pocas diferencias hay. El juego se llama "Vikingos" y solo podemos escoger entre dos guerreros vikingos (casi uno), que al menos está bien desarrollado. Menos, más, ya sabes.
A veces menos es más. Seguro que más de uno ha escuchado eso (o algo parecido) alguna que otra vez. Y es una frase que se me viene a la cabeza cada vez que intento definir Vikings: Wolves of Midgard, lo último de Games Farm para Xbox One, PlayStation 4 y PC. La desarrolladora eslovaca no tiene un gran nombre dentro de la industria, pero acumula experiencia gracias a la multitud de trabajos realizados en géneros de lo más variopintos. Ahora quiere llamar nuestra atención con un Action RPG al más puro estilo Diablo 3, con su estética de fantasía medieval (nórdica en este caso), su cámara aérea y su adictiva jugabilidad con la que las horas se convertirán en minutos. Ya, sabemos que las comparaciones son odiosas, y sobre todo si se hacen con un juego de Blizzard, pero como hemos avisado al principio del texto, a veces menos es más. Nosotros hemos cogido nuestro martillo, nos hemos hecho trencitas en nuestra poblaba barba pelirroja y hemos rezado al padre de todos para que gracias a la vigilancia de Hugin y Munin sea testigo de nuestras hazañas.
El juego comienza con nuestra aldea arrasada por las huestes de Jotul, nuestro primer deber será limpiar la zona de criaturas y asentar de nuevo a los supervivientes antes de partir para acabar con la amenaza del citado monstruo del frío. Un poco de transfondo para ambientar y enseguida estaremos partiendo cráneos con nuestro descomunal martillo. La mecánica sigue los parámetros del género, un mapa que se dibuja en una esquina de la pantalla conforme lo recorremos y enemigos que osan ponerse a la distancia de nuestras armas (enemigos finales incluídos). Entre medias, abriremos cofres, recogeremos suministros para crearnos equipamiento e intentaremos cumplir los desafíos de que nada nivel, unos pequeños retos opcionales (matar un número determinado de enemigos o conseguir todos los coleccionables del lugar) que aumentarán tanto los puntos de experiencia como los recursos. Como siempre. Han añadido cambios ambientales en los escenarios para aportar variedad, como la necesidad de acurrucarnos a una fogata en los escenario de nieve para no quedar congelados. Curioso al menos resulta que para optar a mejores armas y armaduras deberemos mejorar la forja y la herrería con los suministros, para que nuestros aldeanos tengan mejores medios para crearnos mejores utensilios de muerte.
Subir de nivel mejorará nuestro rendimiento (elegimos subir el daño, la vida o nuestra resistencia entre otros) en los altares de oración, además serán clave para desbloquear los dones, árboles de de habilidades que están asociados a una deidad nórdica. Cada dios está relacionado con un arma, de forma que si llevamos un martillo se activarán los dones activos (hay que pulsar una tecla para que sea efectivo) y pasivos de Thor, con un báculo los de Odín y con armas duales (dos hachas o dos espadas) las de Loki. Realmente, todo el sistema de combate se diferencia entre el ataque normal y los cinco accesos directos para los dones. Lo bueno es que con un personaje podemos optar a todos los poderes y habilidades... lo malo es que solo tenemos dos personajes entre los que escoger en el editor. Pero lo peor de todo es que la principal diferencia es su género, elegiremos entre el guerrero y la doncella escudera (hay logro por pasarlo con cada uno), pero aparte de lo estético pocas diferencias hay. El juego se llama "Vikingos" y solo podemos escoger entre dos guerreros vikingos (casi uno), que al menos está bien desarrollado. Menos, más, ya sabes.