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Xbox One
Despeñados y felices
Ubisoft nos propone una blanca navidad menos polémica que el cartel de Netflix.
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Versión analizada Xbox One. Copia digital facilitada por Ubisoft.
Ubisoft alterna. Bien nos trae una entrega anual de su éxito más conocido, que nos propone productos novedosos, de esos que realmente suponen un riesgo. Que rompen los esquemas de las propuestas convencionales. Hablamos de juegos como Valiant Hearts: The Great War, Rayman Legends o Far Cry: Blood Dragon. Títulos todo ellos diferentes, que se salen de lo marcado por el mercado. Acaba de llegar Steep, uno de esos juegos que nadie esperaba y que sorprende al respetable. Simplemente, porque no pega que la gran apuesta de la desarrolladora gala de cara a estas navidades sea un título de pruebas deportivas en la nieve. Estas disciplinas tuvieron su tiempo, cuando Coolboarders nos enganchó sin remedio en la primera de las PlayStation y Shaun White Snowboarding (también de Ubisoft) certificó que la moda había terminado sin remedio. Ahora Ubisoft Annecy, expertos en dotar de modos multijugador a todos los usuarios del Animus que se aventuren, retoman el género de las piruetas y la nieve. Nuevo nombre, nueva propuesta y nuevo planteamiento.
Steep es justo lo que anuncia su título. Un barranco por el que despeñarse, una bajada por la que deslizarse y un acantilado por el que lanzarse. Estamos ante un juego de estructura abierta, un gran parque de atracciones llenito de pruebas y eventos en los que participar. De esos que en en función de nuestra actuación nos premiará con bronce, plata y oro. De esos en los que podremos compartir nuestros registros (puntuación o tiempo marcado) con el resto de la comunidad para picarnos con amigos y desconocidos. El principio es muy típico, ir de un lado a otro para desbloquear las pruebas más sencillas, esas en las que nos enseñan los controles con tutoriales y videos demostrativos. Podremos ir a pie por la nieve (tan inútil como suena), utilizar nuestra tabla para deslizarnos, utilizar un parapente para dominar las corrientes de aire, los esquís para largas distancias y el traje de vuelo que nos proporcionará los golpetazos más sonados de todo el título. Sí, el traje sirve de mortaja.
La gracia de Steep está en el escenario. Las cumbres son gigantescas, nosotros podremos trasladarnos de inmediato de un refugio a otro hasta otear con nuestros prismáticos el horizonte en busca de nuevos tramos y eventos. Lo bueno de todo esto es que no tendremos que llegar hasta ese punto para comenzar a jugar, con marcarlos con los binoculares quedará registrado en nuestro mapa y aparecer en ellos casi al momento. De hecho, la gran virtud de Steep es trasladarnos de un punto a otro (que hayamos descubierto) o reiniciar un evento sin tiempos de carga. En otros juegos, empezar de nuevo un evento supone esperar un tiempo hasta que todos los factores están de nuevo en la línea de salida. Steep pone todos los medios para que volver a empezar los eventos tras cada pequeño contratiempo sea tan fácil como inmediato.
Ubisoft alterna. Bien nos trae una entrega anual de su éxito más conocido, que nos propone productos novedosos, de esos que realmente suponen un riesgo. Que rompen los esquemas de las propuestas convencionales. Hablamos de juegos como Valiant Hearts: The Great War, Rayman Legends o Far Cry: Blood Dragon. Títulos todo ellos diferentes, que se salen de lo marcado por el mercado. Acaba de llegar Steep, uno de esos juegos que nadie esperaba y que sorprende al respetable. Simplemente, porque no pega que la gran apuesta de la desarrolladora gala de cara a estas navidades sea un título de pruebas deportivas en la nieve. Estas disciplinas tuvieron su tiempo, cuando Coolboarders nos enganchó sin remedio en la primera de las PlayStation y Shaun White Snowboarding (también de Ubisoft) certificó que la moda había terminado sin remedio. Ahora Ubisoft Annecy, expertos en dotar de modos multijugador a todos los usuarios del Animus que se aventuren, retoman el género de las piruetas y la nieve. Nuevo nombre, nueva propuesta y nuevo planteamiento.
Steep es justo lo que anuncia su título. Un barranco por el que despeñarse, una bajada por la que deslizarse y un acantilado por el que lanzarse. Estamos ante un juego de estructura abierta, un gran parque de atracciones llenito de pruebas y eventos en los que participar. De esos que en en función de nuestra actuación nos premiará con bronce, plata y oro. De esos en los que podremos compartir nuestros registros (puntuación o tiempo marcado) con el resto de la comunidad para picarnos con amigos y desconocidos. El principio es muy típico, ir de un lado a otro para desbloquear las pruebas más sencillas, esas en las que nos enseñan los controles con tutoriales y videos demostrativos. Podremos ir a pie por la nieve (tan inútil como suena), utilizar nuestra tabla para deslizarnos, utilizar un parapente para dominar las corrientes de aire, los esquís para largas distancias y el traje de vuelo que nos proporcionará los golpetazos más sonados de todo el título. Sí, el traje sirve de mortaja.
La gracia de Steep está en el escenario. Las cumbres son gigantescas, nosotros podremos trasladarnos de inmediato de un refugio a otro hasta otear con nuestros prismáticos el horizonte en busca de nuevos tramos y eventos. Lo bueno de todo esto es que no tendremos que llegar hasta ese punto para comenzar a jugar, con marcarlos con los binoculares quedará registrado en nuestro mapa y aparecer en ellos casi al momento. De hecho, la gran virtud de Steep es trasladarnos de un punto a otro (que hayamos descubierto) o reiniciar un evento sin tiempos de carga. En otros juegos, empezar de nuevo un evento supone esperar un tiempo hasta que todos los factores están de nuevo en la línea de salida. Steep pone todos los medios para que volver a empezar los eventos tras cada pequeño contratiempo sea tan fácil como inmediato.