
PC
Más realista, más bonito, más cooperativo, mejor
Cuando se anuló la expansión de RTC Wolfenstein muchos nos llevamos las manos a la cabeza, pero la salida de la parte de juego multijugador gratis fue una alegría para fans y aficionados a la saga.

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Este juego sería una expansión más de un juego más, pero como otros muchos se quedó a medio camino. ¿A medio camino? Sólo pensar a dónde podían haber llegado se me ponen los pelos de punta. Pero como no hay mal que por bien no venga se decidió, por parte de desarrolladores, productores y demás, distribuir gratuitamente el producto hasta entonces hecho, y eso no es todo, no sería una expansión propiamente dicha, sino un juego nuevo, al cual podrían jugar todos aunque no poseyeran el juego comercial.
El juego está desarrollado solamente en su faceta de juego en red, no hay posibilidad de juego de un jugador. Siguiendo las maneras del multiplayer de Return to Castle Wolfenstein (RTCW) conserva todas sus bondades con un perfil más estratégico y cooperativo en las misiones.
Vamos a centrarnos primero en los aspectos visuales de este juego. Los gráficos están mucho más pulidos que en RTCW. En este punto es el primero en el que podemos ver por qué Enemy Territory es algo más que una expansión. La vegetación está recreada de forma magnífica, el tiempo (lluvia y nieve) hace que poco menos grites en casa que recojan la ropa del tendedor, la oscuridad de la noche con su luna en lo alto, o la luminosidad del desierto africano con su tierra amarillenta, en definitiva, no se han hecho ascos a los detalles en los mapas. Los jugadores no se podrán quejar tampoco de sus alter ego virtual, los personajes son variados, ya no es el modelo de soldado, ingeniero o médico. Cada uno es de su color y de su padre y de su madre. Cada uno tiene su cara propia y eso es un detalle a alabar.
La interacción con el mapa va más allá de dejar marcas de disparos en la pared o hacer saltar la nieve con granadas. Desde la interacción obligatoria (la meramente mandada en la misión, es decir, la importante, desde construir torres de control, puentes o destruir puertas o murallas) hasta la meramente violenta y gratuita (destroza esos tablones, que lo estás deseando) es posible en este juego. No estoy diciendo que a base de bazocazos lleguemos a hacer un túnel, porque el mapa es en general un sólido rígido indeformable, pero más de una sorpresa agradable nos espera en el camino.
Este juego también es un juego musical, nuestras pistolas marcan el ritmo, las ráfagas de nuestras armas ligeras son andanadas de violines y timbales tronando son nuestras granadas. La única pieza musical que encuentras es el, digamos, Main Theme en el menú del juego, aparte de ésta, todo el sonido se centra en nuestra Thompson vibrando, en los aviones de bombardeo soltando su carga o el de las espitas de las bombas soltarse. Una gozada bélica dado el realismo del sonido. Lejos del ruido metálico de RTCW, ahora nos encontraremos con algo, que al menos parece más conseguido. Destacables son también las voces, desde la de nuestros compañeros hasta la de ÉL, una voz omnipresente que nos informará del curso del juego y de actividades concretas del contrario.
El juego está desarrollado solamente en su faceta de juego en red, no hay posibilidad de juego de un jugador. Siguiendo las maneras del multiplayer de Return to Castle Wolfenstein (RTCW) conserva todas sus bondades con un perfil más estratégico y cooperativo en las misiones.
Vamos a centrarnos primero en los aspectos visuales de este juego. Los gráficos están mucho más pulidos que en RTCW. En este punto es el primero en el que podemos ver por qué Enemy Territory es algo más que una expansión. La vegetación está recreada de forma magnífica, el tiempo (lluvia y nieve) hace que poco menos grites en casa que recojan la ropa del tendedor, la oscuridad de la noche con su luna en lo alto, o la luminosidad del desierto africano con su tierra amarillenta, en definitiva, no se han hecho ascos a los detalles en los mapas. Los jugadores no se podrán quejar tampoco de sus alter ego virtual, los personajes son variados, ya no es el modelo de soldado, ingeniero o médico. Cada uno es de su color y de su padre y de su madre. Cada uno tiene su cara propia y eso es un detalle a alabar.
La interacción con el mapa va más allá de dejar marcas de disparos en la pared o hacer saltar la nieve con granadas. Desde la interacción obligatoria (la meramente mandada en la misión, es decir, la importante, desde construir torres de control, puentes o destruir puertas o murallas) hasta la meramente violenta y gratuita (destroza esos tablones, que lo estás deseando) es posible en este juego. No estoy diciendo que a base de bazocazos lleguemos a hacer un túnel, porque el mapa es en general un sólido rígido indeformable, pero más de una sorpresa agradable nos espera en el camino.
Este juego también es un juego musical, nuestras pistolas marcan el ritmo, las ráfagas de nuestras armas ligeras son andanadas de violines y timbales tronando son nuestras granadas. La única pieza musical que encuentras es el, digamos, Main Theme en el menú del juego, aparte de ésta, todo el sonido se centra en nuestra Thompson vibrando, en los aviones de bombardeo soltando su carga o el de las espitas de las bombas soltarse. Una gozada bélica dado el realismo del sonido. Lejos del ruido metálico de RTCW, ahora nos encontraremos con algo, que al menos parece más conseguido. Destacables son también las voces, desde la de nuestros compañeros hasta la de ÉL, una voz omnipresente que nos informará del curso del juego y de actividades concretas del contrario.
Información del juego
Fecha de lanzamiento: 29 de mayo de 2003
Desarrollado por:
id Software
,
Splash Damage