
PC
Perseguido... o perseguidor
Tras el ligero fiasco que supuso la salida de Need for Speed 2, un juego que desafortunadamente no hacía justcia al nombre del original, EA nos sorprendió con una vuelta de tuerca de su saga.

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Estamos en nuestro coche patrulla, parados en el arcén de la carretera, tomándonos un café. De repente, frente a nosotros, aparece la estela de un Lamborghini Countach a más de 200 Km/h. Conectamos la sirena de nuestro bólido y nos disponemos a darle caza.
Need for Speed 3: Hot Pursuit es una verdadera maravilla de la conducción deportiva para PC, difícilmente superada por otro título de su tiempo. Omitiendo la existencia del poco agraciado NFS 2, se enfocará este artículo hacia la comparación con el precursor de la tan jugosa saga, Road & Track: Need for Speed.
Siempre perseguido... pero también perseguidor
La principal novedad que nos propone el juego es la persecución, similar al Head to head del primer NFS, pero con grandes cambios. El primero de todos es que la modalidad de juego en sí se centra en multar o no ser multados, dando igual quedar por delante de nuestro rival o no. La policía será un grupo nutrido de coches que con bandas de clavos, con sus bólidos o con bloqueos de la carretera intentarán detenernos. Impresionan las comunicaciones entre la central de policía y los coches patrullas, perfectamente creíbles y que nosotros oiremos en todo momento, para saber cómo se coordinan y lo que hacen, puesto que tenemos pinchada la banda radiofónica que usan. Cuando nosotros tomamos el control de los coches patrullas, nuestras acciones pasarán a ser relatadas por la radio, con la que mantendremos contacto, aunque el juego lo haga automáticamente. En cualquiera de las dos modalidades deberemos enfrentarnos al tráfico normal que, si bien es muy escaso, de vez en cuando entorpece lo suficiente como para dar al traste con todo el trabajo.
Aparte de ese nuevo modo de juego tenemos el A Muerte, en el que corriendo por distintos circuitos deberemos intentar no terminar el último para no ser eliminados, hasta que al final sea un duelo. El torneo es similar al de NFS, corriendo por puntos.
En tipos de juego y manera de jugar, el programa sigue siendo básicamente el mismo, si bien se ha acentuado demasiado el componente arcade, siendo todos los coches muy parecidos en sus reacciones, lo que le resta realismo, puesto que no es lo mismo conducir un potentísimo Italdesing Schigera que un Aston Martin propio de James Bond. Y un punto muy en contra es que somos inmunes. Da igual que nos empotremos a 200 contra una pared, seguiremos con nuestro coche intacto.
En el apartado jugable se echa muy en falta una evolución con respecto al original. Aparte de los fallos mencionados, es destacable la omisión completa de un modo de simulación que nos pusiese en mandos de un verdadero deportivo, y no de una versión light del mismo. Mientras que en el NFS original cada coche las reacciones eran muy importantes y no era lo mismo conducir el Lamborghini que el Porsche, aquí contamos con coches que siendo claramente diferentes, se comportan muy a la par.
Need for Speed 3: Hot Pursuit es una verdadera maravilla de la conducción deportiva para PC, difícilmente superada por otro título de su tiempo. Omitiendo la existencia del poco agraciado NFS 2, se enfocará este artículo hacia la comparación con el precursor de la tan jugosa saga, Road & Track: Need for Speed.
Siempre perseguido... pero también perseguidor
La principal novedad que nos propone el juego es la persecución, similar al Head to head del primer NFS, pero con grandes cambios. El primero de todos es que la modalidad de juego en sí se centra en multar o no ser multados, dando igual quedar por delante de nuestro rival o no. La policía será un grupo nutrido de coches que con bandas de clavos, con sus bólidos o con bloqueos de la carretera intentarán detenernos. Impresionan las comunicaciones entre la central de policía y los coches patrullas, perfectamente creíbles y que nosotros oiremos en todo momento, para saber cómo se coordinan y lo que hacen, puesto que tenemos pinchada la banda radiofónica que usan. Cuando nosotros tomamos el control de los coches patrullas, nuestras acciones pasarán a ser relatadas por la radio, con la que mantendremos contacto, aunque el juego lo haga automáticamente. En cualquiera de las dos modalidades deberemos enfrentarnos al tráfico normal que, si bien es muy escaso, de vez en cuando entorpece lo suficiente como para dar al traste con todo el trabajo.
Aparte de ese nuevo modo de juego tenemos el A Muerte, en el que corriendo por distintos circuitos deberemos intentar no terminar el último para no ser eliminados, hasta que al final sea un duelo. El torneo es similar al de NFS, corriendo por puntos.
En tipos de juego y manera de jugar, el programa sigue siendo básicamente el mismo, si bien se ha acentuado demasiado el componente arcade, siendo todos los coches muy parecidos en sus reacciones, lo que le resta realismo, puesto que no es lo mismo conducir un potentísimo Italdesing Schigera que un Aston Martin propio de James Bond. Y un punto muy en contra es que somos inmunes. Da igual que nos empotremos a 200 contra una pared, seguiremos con nuestro coche intacto.
En el apartado jugable se echa muy en falta una evolución con respecto al original. Aparte de los fallos mencionados, es destacable la omisión completa de un modo de simulación que nos pusiese en mandos de un verdadero deportivo, y no de una versión light del mismo. Mientras que en el NFS original cada coche las reacciones eran muy importantes y no era lo mismo conducir el Lamborghini que el Porsche, aquí contamos con coches que siendo claramente diferentes, se comportan muy a la par.
Información del juego
Fecha de lanzamiento: 1998
Desarrollado por:
Electronic Arts (EA)