¡Embólate!

Cincuenta niveles son los que nos esperan en Kororinpa (más algunos secretos). Estos se irán desbloqueando de cinco en cinco, y cada diez fases cambiaremos de entorno. Cruzaremos una jungla, nos deleitaremos con bizcochos y galletas e incluso surcaremos los cielos de una ciudad (tanto de día como de noche). Estos entornos no son estáticos, es decir, estarán llenos de vida. Por ejemplo, veremos una ciudad con mucho tráfico o edificios con pancartas que se encienden y se apagan.
Por desgracia, aunque una vez finalizado los 45 primeros niveles se desbloquee un modo espejo el modo para un jugador se hace corto.

Cada nivel supone un verdadero reto. Tendremos que ir girando el mando para hacer que la bola avance por el escenario; incluso llegaremos a poner el mando en vertical o incluso boca-abajo. En cada una de estas fases podremos conseguir hasta tres puntuaciones según la velocidad con la que la terminemos: copa de oro, de plata o de bronce. El cronómetro irá avanzando durante todo el nivel y no se reiniciará aunque nos caigamos y tengamos que empezar desde el principio. El verdadero desafío del juego es conseguir en todos los niveles una copa de oro (algo bastante complicado en las últimas fases).
Es una pena que la cámara nos juegue a veces malas pasadas, ya que, aunque cuando el escenario tapa la bola este se vuelve transparente, es difícil centrarse y nos puede acarrear que la bola se caiga, fastidiándonos la buena puntuación.

Y es precisamente consiguiendo buenos tiempos (y consiguiendo los diamantes verdes mencionados anteriormente) como desbloquearemos diferentes bolas y los niveles secretos. Hay un total de veinte bolas, cada una con sus características (respuesta, velocidad, derrape y bote). Estas variarán desde una simple canica hasta cabezas de animales como un osa panda, o una pelota de baloncesto o de rugby. Así, por ejemplo, la pelota de baloncesto botaría más en caso de caer desde una plataforma a otra, y la de rugby rodará de forma rara.

Kororinpa tiene un modo para dos jugadores. En este hay que recorrer los mismos niveles que los del modo para un jugador, cogiendo de nuevo los diamantes naranjas, e intentar llegar al portal antes que tu compañero. Cada uno controlará su propia bola y podrá ver la del compañero en forma de bola fantasma, la cual se podrá atravesar y que nos permitirá saber el camino que sigue nuestro contrincante. Se podrá jugar tanto a pantalla partida tanto en vertical como en horizontal. Cabe destacar que no es necesario tener dos mandos para jugar, simplemente con un Wiimote y un Nunchaku es suficiente: uno utilizará el Wiimote y el otro el Nunchaku. Agradecer a Hudson por haber implementado este modo de juego para los que no tengan dos mandos.

Pasando a los aspectos técnicos nos encontramos ante unos escenarios que tienen un nivel de detalle más bien bajo y que apenas varían entre un nivel y otro. Aunque cabe destacar la física de las bolas y su perfecto movimiento a través de los escenarios. Por suerte, cada uno de estos entornos tiene su propia lista de canciones, que iremos desbloqueando a medida que vayamos finalizando cada nivel. Así mismo, cada bola tiene su propio sonido característico: por ejemplo, el bote de la pelota de fútbol o el maullar del gato. De todos modos, un juego de estas características no pretende resaltar en ninguno de estos dos apartados, simplemente pretende ofrecer diversión (lo que consigue).

En conclusión, Kororinpa es un juego que no defraudará a aquellos que le den una oportunidad y dejen los prejuicios de lado. El utilizar el mando para manejar el escenario ofrece múltiples posibilidades y una fuente de diversión implacable que apasionará a los amantes del género de habilidad/puzzle.