Es bueno recordar junto a los amigos

La vida es de color de rosa

Uno de los personajes más queridos de Nintendo (especialmente por el sector infantil y femenino) es Kirby, la bola rosa que es capaz de tragar a cualquier enemigo y absorber sus habilidades. Su popularidad ha sido tal que originó varias entregas en casi todas las consolas de Nintendo y hasta una serie de animación. Sin embargo, no ha sido precisamente prolífico en versiones de sobremesa y este título es ejemplo de ello: once años de desarrollo, tres prototipos de juego cancelados y mientras tanto la desarrolladora Good Feel tuvo que sacar el más que notable Kirby en el reino de los hilos para suplir la falta de Kirby en GameCube y Wii.

La historia de este título no se aleja mucho de lo que viene siendo la tónica habitual de la serie: un argumento sencillo que justifica un viaje por todo el mundo de Dream Land. Esta vez Kirby se une contra todo pronóstico al malvado Rey DeDeDe y sus esbirros Meta Knight y un Waddle Dee para conseguir las piezas de la nave de Magolor, un ser que ha sufrido un accidente espacial que ha dejado a su nave en siniestro total.

Vuelta a los orígenes

En los últimos años se ha puesto de moda utilizar mecánicas de juego de hace varios años para atrapar a la vez al jugador nostálgico que está cansado de juegos cuyo control requiere de enormes combinaciones de botones y a los novatos que quieren empezar a descubrir el apasionante mundo de los videojuegos. Si Mario bebe directamente de Super Mario Bros. y Donkey Kong se basa en Donkey Kong Country, Kirby para no ser menos hace lo mismo con el clásico inmortal Kirby's Adventure de NES.

Pese a que se juegue como hace casi veinte años, hay que admitir que el estilo de Kirby sigue sorprendiendo a día de hoy. Principalmente el objetivo del juego es llegar del punto A hasta el punto B como cualquier juego de plataformas que se precie con algún que otro camino secreto de por medio. Lo especial de la bola rosa de Nintendo es su característica habilidad de absorber enemigos y usar sus habilidades como manejar una espada, lanzar rayos o soltar chispas, lo que hace que el desarrollo de la aventura sea muy variado.

Los juegos de Kirby siempre han sido criticados por ser excesivamente simples y con poca sensación de desafío, principalmente por estar enfocados a los jugadores más jóvenes de la casa. En esta entrega se repite la historia. Los niveles empiezan con una sencillez que brilla por su presencia, pero conforme se avanza en la aventura ofrecen algo más de variedad. Aun así, casi ninguno de ellos llega a desatacar por su complejidad. La gran mayoría se mantienen excesivamente lineales y planas, además de que las nuevas habilidades especiales de Kirby pecan de tener excesivo poder y facilitar aún más el ya de por sí poco difícil viaje por Dream Land.

No ayudan mucho los recurridos elementos ocultos por el escenario. Esta vez son engranajes de energía que lo que aumenta el porcentaje del total del juego hasta el 100%. Pero muchos de ellos resultan muy intuitivos y tan fáciles de conseguir que encontrarlos todos es más cuestión de fijarse un poco en los pequeños detalles y explorar los caminos posibles que de explorar realmente los niveles.