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La exhumación de un clásico
Diecisiete años después, Double Fine desentierra los restos inmortales de Manny Calavera.

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Versión analizada: Playstation 4
Grim Fandango debería haber sido la última aventura gráfica de LucasArts. Aunque el género ya mostraba claros síntomas de desgaste a finales de los noventa, el estudio decidió volver a intentarlo con La fuga de Monkey Island, un juego que ha quedado prácticamente borrado de la memoria colectiva frente a las célebres entregas originales. Ya se sabe que el tiempo acaba poniendo a cada uno en su sitio, y para Grim Fandango tenía reservado uno de honor en el museo de la nostalgia. Un museo que, de existir, tendría una sala dedicada al culto de Tim Schafer, director de otros juegos con más éxito de crítica que de público como Psychonauts y Brütal Legend.
Reediciones, remasterizaciones y remakes hay a patadas, pero el de Grim Fandango es uno de los pocos que tiene razón de ser. Al fin y al cabo, se trata de un juego que ha pasado diecisiete años en el limbo por culpa del dichoso copyright, así que esta es la primera oportunidad para disfrutarlo por la vía legal desde su salida en 1998. Si tienes la suerte (y la edad) de haberlo jugado en su momento, lo más probable es que ya te lo hayas descargado para PS4, Vita o PC. Y si no, seguramente hayas oído y leído maravillas de él. Grim Fandango sigue mereciendo halagos casi dos décadas después, pero esta nueva versión no hace sino confirmar que pertenece a una raza extinta, y eso es algo que debes tener en cuenta si tu experiencia con las aventuras gráficas se limita a The Walking Dead. La cosa va de muertos en ambos casos, pero son como la noche y el día.
Las cosas no le van bien al huesudo Manny Calavera. Su trabajo consiste en ponerse el uniforme de Parca, salir en busca de recién fallecidos y ofrecerles la mejor alternativa de viaje al Noveno Infierno, que es donde les espera la paz eterna. El problema es que todos sus clientes son unos indeseables de la vida, así que solo les puede vender el paquete básico de ataúd con envío postal. Manny tiene la sospecha de que alguien se la está jugando por la espalda, por lo que decide sabotear el sistema de asignación y quedarse con una tal Mercedes Colomar. Sin embargo, y a pesar de que su expediente vital es intachable, Manny es incapaz de encontrar algo decente para la mujer, que sale de la agencia con las manos vacías. Pronto descubre que ha sido víctima de una trama de corrupción (¡y quién no!) en la que su jefe, su compañero y un ente superior trafican con los pasajes de las almas bondadosas. Ya solo puede hacer una cosa: partir en busca de Mercedes para así enmendar su error.