Héroes de juguete

Cada nivel termina con una bifurcación en la que pretende ser el final de fiesta. Allí nos esperan enemigos finales o minijuegos que nos recordarán irremediablemente a lo que ya hemos visto en Mario Party. Una vez elijamos nuestro camino, deberemos volver a recorrer el mismo nivel para acceder a la otra senda, planteamiento que contra todo pronóstico, no resulta tan divertido como sonaba en la cabeza de los programadores. Pero lo que se lleva la palma, es el sistema de progresión. Para mejorar a nuestro muñeco tendremos que gastar el dinero acumulado en la partida...¡en un tablero con dados! Como si del juego de la Oca se tratase, deberemos movernos por las casillas y canjear nuestras ganancias si el premio que figura donde hemos caído es de nuestro agrado.

Lo que sí podían mejorar es el sistema de combos, que por escueto se ha quedado en testimonial. Y es que aporrear tres veces el ataque rápido o una vez el ataque fuerte no se puede considerar como tal, por mucho público infantil que se tenga como objetivo. La sensación que transmite es que de tanto que han querido podar la jugabilidad para que sea accesible, se han pasado con los recortes. Algunos minijuegos tienen su gracia y el desarrollo puede resultar ameno en compañía de amigos, pero desde luego el título pierde enteros si nos planteamos jugarlo en solitario: toda la competición por ganar más monedas y fastidiar al de al lado se va al garete.

En lo que parece que se ha puesto todo el esmero es en darle una apariencia llamativa y original. Los colores inundan Albión y todo parece el escenario de un videoclip de Katy Perry. Aunque esmáticos, los personajes son resultones y podremos cambiar la expresión de su cara (algo dificil de apreciar desde luego) entre unas pocas opciones durante las partidas mediante los botones superiores del mando. La cámara no sólo se moverá al unísono que nuestro progreso, tambián cambiará de altitud y se acercará a la acción en diferentes momentos. Sonidillos típicos de golpes y espadazos junto a alegres melodías conforman el apartado sonoro del juego.

Conclusiones

Aunque parezca lo contrario, Fable Heroes no es un fiasco de grandes proporciones. Es un título correcto, que gana enteros si lo jugamos con amigos pero que el nombre le viene muy grande. Hacer un juego de lucha era una buena opción, pero simplificarlo tanto ha resultado contraproducente. En eso Castle Crashers tiene mucho más que decir. Y lo mismo para con los eventos y minijuegos, les falta consistencia para obligarnos a pasar por segunda vez un nivel que desbloquea los dos que coronan cada nueva fase. Lionhead Studios ha tenido buenas ideas, pero algunas decisiones han terminado por arrastrar al resto del conjunto. Lo peor de todo es que no sabemos a quién iba dirigido el juego, si para los que buscan un título de acción, uno de pruebas para echar el rato con los amigos, para los más pequeños de la casa o si la idea era crear un base para que los alérgicos a las grandes aventuras tuvieran su primera piedra de toque con la serie. En cualquiera de todos estos casos nos podremos encontrar y en todos encontraremos luces y sombras.