Alice in Dreams: The White Rabbit adapta el cuento de Lewis Carroll con animales y muñecas

Alice Lidell vive encerrada en un hospital psiquiátrico. Alice aún no tiene veinte años pero sí esquizofrenia. Alice no vive en esta realidad, atravesó el espejo, se adentró en la guarida del Conejo Blanco. Los médicos y psiquiatras decimonónico se preocupan por su mente, y por las víctimas de sus episodios violentos, así que aprueban una intervención lobotomizadora. Supervisada y vigilada, se espera mejoría gradual y consistente.

Alice no sabe quien es, ni porque está aquí, pero sí que la mutilación no es la solución. A un lento ritmo de las teclas solitarias de piano, se encuentra con amigos, enemigos, víctimas y las versiones distorsionadas de sí misma. Figuras ovoides, plumíferas, siamesas y narigudas. Enfundada en una armadura a pesar de ser consciente que tras una batalla solo quedan cadáveres.

El tiempo transcurre, Alice sigue encerrada, su gatito crece. Se agota el tiempo y las oportunidades, le advierte el Conejo Blanco. Es una persona, no una muñeca que deba ser guardada en un trastero, pues no está rota. Sólo tiene un parásito dentro de su cabeza. Dentro del agujero malviven otras muñecas abandonadas, heridas y olvidadas. Tras su porcelánica mirada se esconde un último regalo para Alice, un recordatorio de que siempre vivirá en esta sala acolchada, con el frío cuerpo de la cordura a su lado.

El creador mejicano Expgoat ha compartido esta historia, desde mayo de 2024 hasta hoy, 6 de abril de 2025.