Final Fantasy XIV

En el pasado, las ciudades-estado lucharon sin tregua en una guerra constante por la dominación y la hegemonía. Bestias terribles portadoras de muerte y destrucción se paseaban por las tierras. Enemigos nunca vistos vigilaban desde las fronteras, esperando el menor signo de provocación o una muestra de debilidad. La historia de Eorzea es una tela tejida con hilos de la guerra y disputas, teñida con la sangre de todos los que ya han perecido y las lágrimas y cenizas del empeño roto. Y sin embargo, esta dura tierra sigue adelante, ahora con más fuerza que nunca. ¿Qué atractivo puede tener un lugar tan perdido de la mano de Dios? ¿Con qué esperanza viaja la gente hasta aquí e intenta hacer su vida en este lugar? La respuesta yace en lo que da forma al mundo de Hydaelyn y a sus miles de criaturas: cristales. La esencia de todas las cosas es esta manifestación de éter cristalizado y es lo que empuja a la gente a adentrarse en este lugar, arriesgándolo todo.