Una vez al año, la Peintresse se despierta y pinta un número en el Monolito. Un número maldito. Todas las personas de esa edad se convierten de pronto en humo, esfumándose en el aire. Año tras año, el número baja y, con él, nuestras filas acaban borradas. Mañana se despertará y pintará el 33. Y mañana nosotros partiremos en nuestra última misión: destruir a la Peintresse para que no vuelva a pintar la muerte nunca más. Somos la expedición 33.