






| Capítulo 1. La huida.
Bienvenido al mundo de Deponia. Ese simpático, divertido, desordenado, vago y guarro personaje que tienes en pantalla es Rufus, el protagonista que controlarás durante toda la aventura. El mundo en el que está viviendo no es muy bueno, así que está preparando su huida... por enésima vez. Con todavía el recuerdo de las espinas de cactus clavadas en su trasero, está dando los últimos retoques a su plan "perfecto e infalible". Abre la maleta y recoge la lista de viaje. Necesitas conseguir antes de marcharte un par de calcetines, provisiones, un cepillo de dientes y una cizalla.
Para empezar, quita la almohada de la cama para encontrar un calcetín verde. Antes de bajar por las escaleras, recoge de la repisa el soplete y la lata de aceite. En el piso inferior, coge la nota del retrete (Toni tan amable como siempre) y abre la puerta para coger también el desatascador. El cepillo de dientes está justo al lado, así que cógelo (inténtalo) y saldrá corriendo para esconderse en el rincón oscuro. Por ahora, déjalo a su aire, y abre la taquilla para coger la cizalla y el detergente. Intenta entrar en la habitación de Toni para darte de bruces (y estar a punto de morir, todo sea dicho) con una guillotina y una nueva nota pegada. Hazte con ella para seguir completando la colección.
Ve hasta la planta baja y utiliza el desatascador con la puerta de madera a falta de un pomo en condiciones. Encontrarás una trampa para ratones. En el fregadero de al lado tienes que recoger una nueva nota (y ya van tres), el tenedor y la cacerola. Esta última llénala de agua en el mismo fregadero y también vacía el bote de aceite. Pegada en la nevera hay otra nota de Toni y dentro hay un calcetín amarillo bien fresquito. Registra el abrigo para encontrar un calcetín azul. Evidentemente, para un viaje no se puede llevar un calcetín de cada color, así que hay que hacer algo al respecto.
Coge la última (¡al fin!) nota pegada del sofá y mételas todas en el horno para hacer buen uso de ellas. Utiliza el soplete para prenderlas y coloca la cacerola sobre el calientaplatos. En ella echa el detergente y los tres calcetines. Con el tenedor recoge el resultado del experimento: un par de calcetines del mismo color. Utiliza el bote vacío con el sofá para recoger los guisantes y ya están listas las provisiones. Combina el bote con la trampa y utilízala con el cepillo de dientes para capturarlo.
Ya tienes todo lo que necesitabas de la lista, así que sube a la habitación y mete todo en la maleta. Al intentar cerrarla te das cuenta que hay que dejar algo fuera. Elige la cizalla, que es el objeto más grande e innecesario (¿o no?).
Sal a la parte trasera de la casa, donde te encontrarás a Wenzel, tu fiel amigo y el "eterno segundón". Si quieres conocer más detalles sobre él y su relación con Rufus, puedes charlar un rato con él. Toma la llave inglesa que está al lado del panel de control y dirígete a la parte delantera para utilizarla con el buzón y sacarlo de su sitio. Una vez más, vuelve a la parte trasera y abre la cápsula. Desmonta el asiento con la llave inglesa y pon el buzón en su lugar. Abre el maletero que está debajo, saca la batería, ponla dentro del buzón e introduce la maleta en su lugar.
Lo único que queda por hacer es calibrar el arpón para terminal el magistral plan de huida. Ve al panel de control, que está un poco estropeado y necesita seguirse unas pautas concretas. Sigue las instrucciones que están en la sexta imagen en la columna de la izquierda.
Una vez todo listo, Toni aparece para "despedirse". Puedes probar cualquier diálogo que quieras, mientras la exnovia de Rufus se mantiene en sus treces. Es el momento de partir, así que sólo queda prender la mecha con el soplete. Aquí comienza una nueva época en la vida de Rufus.
El plan ha salido casi a la perfección, salvo por el problema de que Rufus está colgando de una cadena a punto de caer al vacío. Interactúa con la cadena varias veces para subir por ella gracias a sus increíbles habilidades. Abre la maleta para coger las provisiones y los calcetines. Introduce las provisiones en los engranajes para que aparezca un brazo robótico. Entonces, coloca los calcetines en la trampilla para impedir que se cierre del todo. Cuando esté inactivo, abre la trampilla y saca el brazo de mantenimiento. Utilízalo para cortar la trampilla de la izquierda, aunque hubiera sido un buen momento para utilizar unas cizallas.
Entonces, conocerás a una auténtica elísea que se encuentra en apuros. Cuélate por la trampilla y tira de la palanca de la izquierda. Prepárate para ver en práctica la ley de Murphy, porque, si algo puede salir mal, en Deponia saldrá mal. |