Vuelta al castillo sobrenatural

Salvo nuestros lectores más jóvenes, ¿quién no recuerda el primer Wolfenstein? La primitiva tridimensionalidad, los pollos asados que restauraban la vida, el enfrentamiento definitivo contra un Hitler que llevaba ametralladoras... En su momento fue un pionero del shoorter, ese género que hoy por hoy nos encontramos hasta en la sopa. Vivimos en una época de retorno de clásicos, así que Activision nos traerá el 17 de julio de este mismo año un nuevo Wolfensten, esta vez desarrollado por Raven, empresa responsable de títulos como Marvel Ultimate Alliance y Wolverine, del que os ofrecimos un avance hace poco. Las plataformas afortunadas serán Xbox 360, PS3 y PC.

El multijugador es de momento una incógnita, así que centrémonos en la campaña. Como es natural, Wolfenstein estará ambientado en la Segunda Guerra Mundial, es decir, los años 40. Sin embargo, uno no puede esperar un desarrollo similar al de Call of Duty: World at War o cualquier otro de la lista interminable de juegos enmarcados en esta contienda. El eje de Wolfenstein es el factor paranormal.

William "B.J." Blazkowicz vuelve a ser el protagonista indiscutible. Este soldado americano se verá involucrado en una trama sobrenatural en la que los nazis investigan con poderes misteriosos para que les ayuden a ganar la guerra y consolidar el Reich. Los grupos de las SS portarán ambas imbuidas con estos poderes, pero Blazkowicz no se quedará corto en este aspecto.

Hablemos de lo que vimos del juego en las oficinas de la distribuidora. Para empezar, la secuencia de introducción no podría ser más peliculera. El protagonista se encuentra en un barco de los nazis con el objetivo de infiltrarse y pronto descubre que tienen en su poder un artefacto místico que otorga la capacidad de utilizar el fuego a voluntad del portador. El asunto acaba con una explosión brutal en el barco y la huida de Blazkowicz en una avioneta.

El jugador tiene control del juego por primera vez en el nivel del tren, que es bastante corto pero nos deja entrever algunos sucesos extraños relacionados con la gravedad y los experimentos de los enemigos. Nada más empezar nos topamos con agentes de las SS, así que tenemos que poner pies en polvorosa. Hasta aquí nada de especial relevancia. Sin embargo, las cosas cambian en el nivel de la iglesia, donde William recibe un medallón capaz de conectar el mundo real con una dimensión paralela. Parece ser que este poder (reflejado en la interfaz con un medidor que se rellena poco a poco) será clave en el desarrollo de la aventura, ya que permite ralentizar, descubrir seres extraños que pululan por los alrededores (podemos utilizarlos para lanzar descargas al enemigo) y hasta atravesar ciertas paredes para encontrar zonas ocultas. Al activarlo los tonos de la pantalla se vuelven azules y distinguimos mucho mejor a los enemigos.

Evidentemente, las armas de fuego características de la época no van a faltar, como pistolas, granadas y ametralladoras, por no hablar del lanzarrayos. No obstante, las bolsas de oro que se encuentran esparcidas por los escenarios se pueden utilizar para traficar en el mercado y así conseguir novedades para el arsenal.

La ambientación de corte paranormal del juego promete, en especial los efectos de los ataques y los poderes del protagonista, pero se nota que el motor gráfico está un tanto desfasado. No es que luzca mal, pero palidece en comparación con portentos de la talla de Gears of War y Killzone 2. En lo que vimos también notamos que podría ser más fluido, esperemos que se solucione. Lo que sí parece seguro es que la sangre teñirá la pantalla.

En definitiva, este nuevo Wolfenstein nos ha dejado una buena impresión. El apartado técnico no será para tirar cohetes más allá de la ambientación, pero el papel de los efectos paranormales nos tiene intrigados. Puede que se perfile como un shooter original, así que nos mantenemos a la espera.