La hierba no crecerá nunca más

Uno de los valores más fiables con los que cuenta Sega es sin lugar a dudas The Creative Assembly. El estudio británico se ha hecho un nombre dentro del género de la estrategia y la gestión con su serie Total War, pero ha conseguido mantener el tipo ante encargos de diferente registro como Viking o Alien Isolation, título éste último que ha conseguido recuperar la ilusión por una marca que había sido denostada por Gearbox tras el estropicio de Colonial Marines. Ahora se retoma su serie principal, y lo hacen de la mejor manera posible. Por un lado con la base de Total War: Rome II como punto de partida, y por otra al tomar como protagonista a uno de los personajes más conocidos de la historia. Hablamos de Atila, el Rey de los Hunos. Nosotros por lo que pueda pasar, vamos ensillando a Othar de cara al lanzamiento del juego previsto para el próximo 17 de febrero en Windows y Mac.

En el juego tendremos tres tipos de facciones que condicionarán nuestra forma de afrontar la partida. Por un lado tendremos al imperio Sasánida y el Romano, que ejercen su poderío mediante grandes extensiones de tierra. Por su parte, los Francos y los Sajones disponen de provicias más pequeñas, mientras que los Ostrogodos y los Hunos son pueblos nómadas sin una zona preestablecida. En la versión beta a la que hemos tenido acceso no están todos disponibles, pero al menos hemos podido hacernos una idea de las diferencias de tener un lugar definido que gestionar (para defendernos del resto principalmente) y el enfoque más caótico de las tribus migratorias (centrado en invadir y saquear). Los objetivos varían de unos grupos a otros, como es lógico, pero por lo visto hasta el momento la principal premisa será sobrevivir, algo que deberemos hacer por lo menos hasta el nacimiento del personaje que da nombre a esta edición del juego.

Como decimos, la base del juego mantiene las trazas ya vistas en Total War: Rome II, pero se han añadido variantes que aportan curiosas posibilidades. A la hora de gestionar los recursos de nuestro imperio, teníamos que tener en cuenta la felicidad del pueblo, las negociaciones para abrir nuevas vías de comercio y mantener unos niveles óptimos de alimentos para evitar sublevaciones. Ahora, además de todo eso deberemos tener cuidado de las plagas y enfermedades, por lo que deberemos construir edificiones que vigilan por la sanidad. Descuidar esta faceta podría asolar a nuestra población y debilitar a nuestro ejercito antes de una contienda.

En cuanto a la parte bélica, resultará imprescindible contar con material de asedio para atacar las fortificaciones, por lo que tendremos que estar bien provistos desde arietes que derriben los portones hasta escaleras para atacar los flancos. Debilitar las defensas con catapultas puede resultar clave para minimizar las bajas de nuestras tropas. Otro factor que deberemos utilizar a nuestro favor será el fuego, ya que su comportamiento dinámico (tanto en ciudades como en campo abierto) en esta ocasión puede jugar en nuestra contra si no tenemos el suficiente cuidado.

Total War: Attila aporta nuevos enfoques a la mecánica que ya funcionaba sin perder la esencia de una serie que consigue mejorar con cada nueva entrega. Quizás el salto no sea tan acusado como ha ocurrido en otras veces, de hecho vuelven a estar presentes los romanos al igual que en el anterior juego, pero su ocaso y la irrupción de un personaje histórico tan llamativo como es Atila consigue que olvidemos las similitudes temporales en lo que a la ambientación se refiere. Un valor seguro dentro del género y una nueva demostración de que The Creative Assembly es sinónimo de calidad en todos los proyectos que acomete. En poco menos de un mes comenzará la invasión.