TGA 2021 - Escuadrón Suicida vs Brainiac

El trabajo de Rocksteady en la adaptación videojueguil de los clásicos héroes de DC ha sido siempre impecable; no en vano hablamos del estudio que preconfiguró las bases jugables mismas de esta suerte de subgénero que se debate entre el mundo abierto y la acción desbocada. El esquema jugable de Batman: Arkham City, que para muchos supuso la sublimación de las ideas que habían dado forma a Arkham Asylum, el título original de la trilogía, fue adaptado, posteriormente, en el que es probablemente otro de los grandes títulos de superhéroes de todos los tiempos; hablo, en efecto, de Marvel’s Spider-Man. Es por eso que me parece interesante, cuando menos, seguir el trabajo de los londinenses, en el sentido de que su filosofía de desarrollo ha sentado cátedra en la industria y ha sido el eje temático en el que se han basado buena parte de propuestas de similar índole. No sé si es eso lo que busca Rocksteady con Suicide Squad: Kill the Justice League; su próximo proyecto se aleja bastante de la fórmula tradicional a la que nos tenían acostumbrados, así que te dejo con nuestras tres razones para ilusionarse con esta nueva incursión en el shooter multijugador.

EL ESCUADRÓN SUICIDA Y ARKHAM: UNA HISTORIA DE INADAPTADOS

Al igual que la divertidísima adaptación cinematográfica de Suicide Squad de James Gunn, Kill the Justice League nos sitúa en la órbita de unos personajes marginales, extravagantes y muy carismáticos. Es el caso de Harley Quinn, por ejemplo, sin duda la cara más representativa de este variopinto grupo de criminales pseudoredimidos; como todos sabemos, se trata de una joven de tendencias psicopáticas graves y de un estrambótico sentido estético. En este sentido, cuentan las malas lenguas que el personaje estaba inspirado en Arleen Sorkin, una actriz norteamericana que, en torno a la década de los noventa, había adquirido cierta popularidad por su interpretación en Days of Our Lives (sí, el culebrón en el que participa el legendario Joey Tribbiani de Friends), caracterización de payaso maligno mediante. No obstante, hay otros personajes significativos que se suman al elenco: Capitán Bumerang, Deadshot (no, no es Bloodsport de la cinta de 2021, sino el villano interpretado por Will Smith en la descafeinada versión de 2016) y King Shark, una especie de humanoide-tiburón que destaca por su apetito y su pueril visión de la realidad. Todos ellos vienen del célebre Manicomio de Arkham.



¿Por qué hay que sacar a personas inestables del psiquiátrico para hacer nada? Entiendo la pregunta. El hilo argumental de Suicide Squad: Kill the Justice League se sitúa en un momento indeterminado después de los eventos acaecidos en Batman: Arkham Knight; grosso modo, Amanda Waller crea una fuerza especial, este Escuadrón Suicida, para una importantísima misión en Metrópolis. En esencia, resulta que Brainiac, uno de los malos malosos más conocidos de DC, ha invadido la Tierra y ha conseguido lavar el cerebro de buena parte de sus habitantes, entre los que se incluyen, por desgracia, ciudadanos ejemplares de la talla de Superman, Linterna Verde y Flash; los seguidores de Gal Gadot en particular, y de Wonder Woman en general, están de enhorabuena, porque por alguna extraña razón la amazona se resiste al entramado de control cerebral que propone el bueno (o el malo) de Brainiac.

Vamos, que le toca al Escuadrón Suicida arreglar tremendo desaguisado, y ya de paso podemos entender que se entreguen un poquito a la sensación de satisfacción inmensa que supone pegarle unos cuantos varazos de buena madera de abedul a Linterna Verde, ahora con la justicia, moral y legal, de su parte. Suicide Squad: Kill the Justice League supone, por ende, la reafirmación definitiva de que hay un cambio de paradigma en la ficción destinada a un público general: ya no interesa únicamente ver la cara de los grandes héroes, sino también conocer a los inadaptados, a los villanos con una mínima posibilidad de redención que pueblan la historia del cómic norteamericano, algo que celebro en enorme medida.



NUEVA INTERPRETACIÓN DEL SHOOTER MULTIJUGADOR

Eso sí, Suicide Squad: Kill the Justice League no solo propone un cierto distanciamiento con cuestiones de caracterización argumental, sino que también plantea una clara experimentación jugable por parte del estudio. Lo nuevo de Rocksteady en la ficción de superhéroes y supervillanos funciona como un alocado y frenético shooter multijugador para hasta cuatro jugadores, al más puro estilo Left 4 Dead pero, a diferencia de la legendaria franquicia de Valve (cuyo hipotético heredero se supone que debía de ser el controvertido y adictivo Back 4 Blood), con perspectiva en tercera persona. De todas formas, si prefieres jugarlo solo, o no dispones, por la razón que sea, de otros tres conocidos con los que hacer grupo, la desarrolladora nos asegura que siempre te quedarán dos opciones: emparejarte con otros jugadores aleatorios, o jugarlo en solitario, de manera que los personajes restantes del grupo serán controlados por la inteligencia artificial. Sea como sea, de la demostración jugable que pudimos ver en la gala de The Game Awards nos quedamos con dos cosas: su mundo abierto, estructura que lo aleja, también, de propuestas pasadas del género, y la diferenciación de mecánicas que exhiben los personajes.

La transición entre la exploración, la navegación por el mundo y el combate destaca por su naturalidad; cada personaje tiene sus propias habilidades de movimiento, véanse los ganchos de Harley Quinn (todo juego con gancho es mejor, eso es de primero de programación) o el potente tren inferior de King Shark, que le permite subir corriendo por las paredes verticales de los edificios como si fuera un Spider-Man bastante dado a los carbohidratos nocturnos. A partir de ahí, hay enemigos pululando por Metrópolis, desde mindundis controlados por Brainiac a gente importante, también subyugada por el poder de Brainiac (quizás es que simplemente es muy elocuente el tipo; enseguida nos lanzamos a pensar mal), y será cosa tuya darles caza con habilidades y armamento variado: bates de béisbol, ametralladoras, escopetas, búmerans, pistolas especiales, hoces y demás herramientas de muerte te esperan en Suicide Squad, de manera que cada una de ellas estará ligada a un personaje en concreto. Por ejemplo, King Shark dispone de una ametralladora y unas guadañas de siega, mientras que Harley prefiere los subfusiles, los revólveres y los bates. Un encanto de mujer.



MOTOR GRÁFICO Y ESTÉTICA DE ALTOS VUELOS

Una de las cosas que más llama la atención de Suicide Squad es su acabado visual, en el que efectos lumínicos, explosiones, un maremágnum de proyectiles balísticos y animaciones de altísima factura se suceden uno tras otro, en una especie de coreografía del caos que le sienta fenomenal a la IP. Todo ello, además, en una Metrópolis de estructura abierta, como decíamos antes, combinación que, en nuestra opinión, solo es posible debido a que el título saldrá únicamente en sistemas de nueva generación y ordenador. Quizás la tentativa de dejar fuera de la ecuación a PlayStation 4 y Xbox One pueda parecer un tanto atrevida o desafortunada, pero diría que lo más probable es que poco a poco veamos cómo esta tendencia aumenta de forma exponencial.



CONCLUSIONES

Suicide Squad: Kill the Justice League no es solo el nuevo proyecto ambientado en el universo de DC de Rocksteady, un estudio cuyos planteamientos han sido fundamentales para el desarrollo de un subgénero de superhéroes dentro del mundillo de los videojuegos, sino que también supone un intento de ampliar las perspectivas jugables y una reinterpretación de los papeles de los antagonistas en el medio. Todavía queda tiempo hasta que salga (llegará al mercado en algún momento de 2022, para PlayStation 5, Xbox Series y PC) y hay ciertos aspectos que tenemos que probar, a fin de determinar hasta qué punto funciona la fórmula, pero es innegable que el shooter multijugador de Rocksteady las tiene todas consigo para ser uno de bombazos del próximo año. Harley aprueba el símil.