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La doble cara del espionaje
La saga Splinter Cell es una de las que más éxito ha tenido y Ubisoft lo aprovecha para seguir sacándole jugo. Ahora, Sam Fisher recibe un cambio de aires. Entra y ve al nuevo Fisher.
Por Rodrigo Aliende,
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NOTA: Las imágenes asignadas a este avance pertenecen a las versiones Xbox 360 y PC de Splinter Cell 4: Double Agent, para ver las de las versiones para PlayStation 2, Nintendo GameCube y Xbox, haz click aquí.
En esta introducción, poco tenemos que decir, ya que todo el mundo conoce a Ubisoft (Prince of Persia, Myst y mucho más), una compañía de videojuegos francesa con diecinueve años de experiencia, que no es moco de pavo. Aunque Ubisoft tenga sagas muy fructíferas como Prince of Persia, Ghost Recon o cualquier otra, Splinter Cell es la que nos incumbe hoy. Una gran franquicia conocida por su calidad gráfica y por ser el mayor rival de Metal Gear Solid, otra gran saga del espionaje.
El primer Splinter Cell estaba previsto que fuese un juego de acción, en el que el protagonista tuviera un armamento de película de ciencia-ficción e hiciera todo tipo de movimientos cool. Cuando se le dió la oportunidad a un pequeño equipo, cambiaron su concepto por algo que no fuese tan subrealista y quitaron esos movimientos y los gadgets por unos de verdad. A lo que se le fue introducciendo elementos de sigilo y, lo que fue en esos tiempos una revolución, la utilización de las sombras como medio para ocultarse y poder ver sin ser visto. Así nació Splinter Cell, lo que era un simple proyecto, más de una peli que de un videojuego, nos ha hecho estar aquí escribiendo sobre su cuarta entrega, Double Agent.
La principal novedad es, como bien dice su propio título (Doble Agente), la interactividad entre dos sectores, el bien y el mal, la NSA y un grupo de terroristas con ambiciones mundiales. Todo el mundo ha vivido algo por el estilo; alguien te manda una cosa y, al instante, te dicen que no lo hagas, ¿a quién haces caso?. Una duda moral muy común, pero lo de Sam no es entre amigos es entre el mundo y él. Ahora, esa situación la elevamos a la décima potencia y nos da las dudas que surgirán a Sam (o sea nosotros), mientras anda infiltrado en una "pandilla" de terroristas.
La vida nos pone a prueba... a todos
Aunque a algunos más y a otros menos. En el caso que nos incumbe hoy es más que menos: la hija de Sam Fisher muere en un grave accidente de coche y Sam cae en una profunda depresión, que le dura meses. Al pasar suficiente tiempo, acepta una inusual misión de Irving Lambert -el director de la NSA y nuestro jefe-. Es una misión de infiltración en una peligrosa organización terrorista, que opera en suelo americano. Y aquí es donde tenemos que entrar en acción, donde la vida de Sam sufrirá duros varapalos y surgirán grandes dudas.
El equipo de Ubisoft quiere que el juego siga catalogado de sigilo pero combinarlo en la justa parte con dosis de acción. Cosa difícil, no lo dudamos, pero aquí Ubi tendrá una ventaja, la aparición de una consola de la "next-gen". Lo que le dará infinidades de posibilidades y una gran libertad a la hora de programar.
En la parte jugable, hay un apartado completamente nuevo y que será revolucionario en esta última entrega. Las decisiones que tomemos serán vitales y cambiará la historia, dependiendo lo que hagamos. Aunque únicamente ésto parezca que tendremos que tocar un botón y santas pascuas, no será así. Nos surgirán dudas morales y completamente drásticas. Por ejemplo, el grupo terrorista en el que estamos infiltrados nos pide que coloquemos una bomba, la cual provocará daños mortales, y la NSA nos ordena que la desactivemos. La pregunta es fácil, la respuesta no tanto. ¿Dejas puesta la bomba, lo que provocará daños materiales e incluso podría haber víctimas, y sigues infiltrado en la organización sin que sospechen nada o la desactivas, como te dice tu moral, pero tu vida podría correr peligro y la misión irse al garete?. Así será el juego y esas son las dudas a las que haremos frente, teniendo en cuenta que sólo es un videojuego, claro está.
En esta introducción, poco tenemos que decir, ya que todo el mundo conoce a Ubisoft (Prince of Persia, Myst y mucho más), una compañía de videojuegos francesa con diecinueve años de experiencia, que no es moco de pavo. Aunque Ubisoft tenga sagas muy fructíferas como Prince of Persia, Ghost Recon o cualquier otra, Splinter Cell es la que nos incumbe hoy. Una gran franquicia conocida por su calidad gráfica y por ser el mayor rival de Metal Gear Solid, otra gran saga del espionaje.
El primer Splinter Cell estaba previsto que fuese un juego de acción, en el que el protagonista tuviera un armamento de película de ciencia-ficción e hiciera todo tipo de movimientos cool. Cuando se le dió la oportunidad a un pequeño equipo, cambiaron su concepto por algo que no fuese tan subrealista y quitaron esos movimientos y los gadgets por unos de verdad. A lo que se le fue introducciendo elementos de sigilo y, lo que fue en esos tiempos una revolución, la utilización de las sombras como medio para ocultarse y poder ver sin ser visto. Así nació Splinter Cell, lo que era un simple proyecto, más de una peli que de un videojuego, nos ha hecho estar aquí escribiendo sobre su cuarta entrega, Double Agent.
La principal novedad es, como bien dice su propio título (Doble Agente), la interactividad entre dos sectores, el bien y el mal, la NSA y un grupo de terroristas con ambiciones mundiales. Todo el mundo ha vivido algo por el estilo; alguien te manda una cosa y, al instante, te dicen que no lo hagas, ¿a quién haces caso?. Una duda moral muy común, pero lo de Sam no es entre amigos es entre el mundo y él. Ahora, esa situación la elevamos a la décima potencia y nos da las dudas que surgirán a Sam (o sea nosotros), mientras anda infiltrado en una "pandilla" de terroristas.
La vida nos pone a prueba... a todos
Aunque a algunos más y a otros menos. En el caso que nos incumbe hoy es más que menos: la hija de Sam Fisher muere en un grave accidente de coche y Sam cae en una profunda depresión, que le dura meses. Al pasar suficiente tiempo, acepta una inusual misión de Irving Lambert -el director de la NSA y nuestro jefe-. Es una misión de infiltración en una peligrosa organización terrorista, que opera en suelo americano. Y aquí es donde tenemos que entrar en acción, donde la vida de Sam sufrirá duros varapalos y surgirán grandes dudas.
El equipo de Ubisoft quiere que el juego siga catalogado de sigilo pero combinarlo en la justa parte con dosis de acción. Cosa difícil, no lo dudamos, pero aquí Ubi tendrá una ventaja, la aparición de una consola de la "next-gen". Lo que le dará infinidades de posibilidades y una gran libertad a la hora de programar.
En la parte jugable, hay un apartado completamente nuevo y que será revolucionario en esta última entrega. Las decisiones que tomemos serán vitales y cambiará la historia, dependiendo lo que hagamos. Aunque únicamente ésto parezca que tendremos que tocar un botón y santas pascuas, no será así. Nos surgirán dudas morales y completamente drásticas. Por ejemplo, el grupo terrorista en el que estamos infiltrados nos pide que coloquemos una bomba, la cual provocará daños mortales, y la NSA nos ordena que la desactivemos. La pregunta es fácil, la respuesta no tanto. ¿Dejas puesta la bomba, lo que provocará daños materiales e incluso podría haber víctimas, y sigues infiltrado en la organización sin que sospechen nada o la desactivas, como te dice tu moral, pero tu vida podría correr peligro y la misión irse al garete?. Así será el juego y esas son las dudas a las que haremos frente, teniendo en cuenta que sólo es un videojuego, claro está.
