
PlayStation Portable
Jugamos a Space Invaders Extreme
Una nueva entrega de Space Invaders con nuevos y complicados retos pero la misma esencia de siempre.

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Esta vez no voy a empezar como otras tantas veces. Tengo ya por costumbre hacer una pequeña reseña a la historia de un título o saga si estos tienen ya lustros en el cuerpo. En este caso, creo que no merece la pena explicar qué es Space Invaders. Seas un neófito de los videojuegos o un veterano, sabrás lo que ese nombre significa. Ponernos a hablar de su historia, quién lo creo y en qué año, al menos por esta vez, lo dejaremos para otro momento.
La cuestión es que tras tres décadas (vaya, al final ya di un dato) de la salida del original, volvemos a encontrarnos con un juego que usa la licencia más famosa del mundillo, de nuevo de manos de sus creadores originales, Taito, y con motivo de la celebración del citado 30 aniversario.
Tampoco es necesario explicar el modo de juego
Aunque de todos modos lo haremos, pero haciendo referencia al término que dio nombre coloquial ya no solo a este tipo de juegos, sino a los videojuegos en general: matamarcianos. Cuántas veces habrás escuchado a tus padres decir, si ya cuentas con unos años y ellos se sorprendían de estos aparatitos, que dejases de matar marcianitos y te pusieses a estudiar.
Pues bien, Space Invaders Extreme sigue siendo lo mismo, un matamarcianos puro y duro en el que lo único que tendremos que hacer es dar al botón de disparo rápida y diestramente, con puntería.
Pero claro, algo más tendría que tener, y sin duda es mala leche, mucha mala leche. Nada más empezar una partida nos pondremos el mono espacial y nos subiremos a la nave, estando los invasores en su posición habitual, nada de cosas futuristas y más allá de las necesarias, como pasó con Space Invaders Evolution.
Así que con el sistema de juego de siempre nos tendremos que enfrentar a algo más que disparos plomizos que caen de las alturas. Los invasores se nota que han evolucionado treinta años, pues ahora lanzarán más tipos de disparos (láser que rebotan en las paredes, oblicuos, en zigzag, bombas...), se moverán de formas más esquivas (se pondrán de lado, variarán patrones de movimiento en la misma pantalla...) y, en general, no nos lo pondrán nada fácil.
Porque si algo tiene este nuevo Space Invaders es una dificultad endiablada. Las fases serán bastante largas, siendo sucesiones en las que acabaremos con más de una centena de naves por nivel, de todos los tamaños, resistencias y con artimañas cada vez más enrevesadas para evitar que las abatamos: pequeñas para que necesitemos más puntería; grandes para que sean necesarios más disparos, con escudos para repeler nuestros proyectiles, incluso las que se lanzan hacia nosotros cual kamikazes. Y para terminar, después de una sesión exhaustiva de machacar el botón de disparo, un jefe final que nos pondrá las cosas más complicadas si cabe.
Aunque completar una fase y ganar una batalla será una ardua tarea, el juego pone a nuestra disposición varias ayudas para que podamos pasar el trago mejor. La primero es que si abatimos cuatro naves del mismo color obtendremos un tipo de disparo especial, de duración (muy) limitada con el que quitarnos de encima varios enemigos de una vez. Si son cuatro naves azules, un láser; cuatro rojas, bombas; verdes, disparo múltiples; y si abatimos cuatro grises, un escudo.
La cuestión es que tras tres décadas (vaya, al final ya di un dato) de la salida del original, volvemos a encontrarnos con un juego que usa la licencia más famosa del mundillo, de nuevo de manos de sus creadores originales, Taito, y con motivo de la celebración del citado 30 aniversario.
Tampoco es necesario explicar el modo de juego
Aunque de todos modos lo haremos, pero haciendo referencia al término que dio nombre coloquial ya no solo a este tipo de juegos, sino a los videojuegos en general: matamarcianos. Cuántas veces habrás escuchado a tus padres decir, si ya cuentas con unos años y ellos se sorprendían de estos aparatitos, que dejases de matar marcianitos y te pusieses a estudiar.
Pues bien, Space Invaders Extreme sigue siendo lo mismo, un matamarcianos puro y duro en el que lo único que tendremos que hacer es dar al botón de disparo rápida y diestramente, con puntería.
Pero claro, algo más tendría que tener, y sin duda es mala leche, mucha mala leche. Nada más empezar una partida nos pondremos el mono espacial y nos subiremos a la nave, estando los invasores en su posición habitual, nada de cosas futuristas y más allá de las necesarias, como pasó con Space Invaders Evolution.
Así que con el sistema de juego de siempre nos tendremos que enfrentar a algo más que disparos plomizos que caen de las alturas. Los invasores se nota que han evolucionado treinta años, pues ahora lanzarán más tipos de disparos (láser que rebotan en las paredes, oblicuos, en zigzag, bombas...), se moverán de formas más esquivas (se pondrán de lado, variarán patrones de movimiento en la misma pantalla...) y, en general, no nos lo pondrán nada fácil.
Porque si algo tiene este nuevo Space Invaders es una dificultad endiablada. Las fases serán bastante largas, siendo sucesiones en las que acabaremos con más de una centena de naves por nivel, de todos los tamaños, resistencias y con artimañas cada vez más enrevesadas para evitar que las abatamos: pequeñas para que necesitemos más puntería; grandes para que sean necesarios más disparos, con escudos para repeler nuestros proyectiles, incluso las que se lanzan hacia nosotros cual kamikazes. Y para terminar, después de una sesión exhaustiva de machacar el botón de disparo, un jefe final que nos pondrá las cosas más complicadas si cabe.
Aunque completar una fase y ganar una batalla será una ardua tarea, el juego pone a nuestra disposición varias ayudas para que podamos pasar el trago mejor. La primero es que si abatimos cuatro naves del mismo color obtendremos un tipo de disparo especial, de duración (muy) limitada con el que quitarnos de encima varios enemigos de una vez. Si son cuatro naves azules, un láser; cuatro rojas, bombas; verdes, disparo múltiples; y si abatimos cuatro grises, un escudo.