Nintendo Switch
PC
PlayStation 4
PlayStation 5
Jugamos a Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven, el próximo gran remake de Square Enix
Lanzado en 1993, Square Enix recupera uno de sus juegos más desapercibidos y lo adapta de maravilla a la actualidad
Por Andrés JC,
0
0
0
SaGa es una de las franquicias más longevas de Square Enix, se remonta a 1989 con la primera entrega Makai Toushi Sa・Ga (renombrada como The Final Fantasy Legend en Occidente), y desde entonces ha dado cobijo a varias entregas, spin-offs y remasters. Square Enix, en su actual tendencia de recuperar clásicos en forma de remake, ha escogido Romancing SaGa 2 como una de sus puntas de lanza, un nombre que resulta poco familiar en Europa, pero que ahora podremos disfrutar con la misma categoría que otros remakes recientes como Trials of Mana o Live a Live. Este remake, subtitulado Revenge of the Seven, reconstruye un JRPG por turnos de Super Famicom que tiene cosas interesantes que decir en 2024, y hemos podido jugarlo gracias a Square Enix, en las oficinas de PLAION de Madrid.
La historia de un imperio
La principal premisa de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven es que la historia se desarrolla a lo largo de varias generaciones de una familia real, rotando al protagonista, el emperador. Con una ambientación de fantasía épica, los líderes del Reino de Avalon tienen que defender su legítimo territorio de los corruptos Siete Héroes, antaño salvadores de la humanidad que han sucumbido a la corrupción demoníaca. En la demo que hemos jugado, la misma que estuvo disponible en Gamescom, tomamos el control del Emperador Gerard, segundo de su nombre, nada más tomar el control del Reino.
Cuando la muerte del primer Emperador todavía está reciente, Gerard tiene que tomar las riendas del Reino rápidamente ante un imprevisto ataque de un grupo de goblins. Los desagradables monstruos, ya arrasando las inmediaciones de la ciudad, tienen que ser derrotados antes de llegar a las puertas del castillo, así que Gerard prepara sus armas y convoca a sus aliados con diligencia para acudir a la defensa de la ciudad. En este punto, el juego demuestra su estructura de niveles bastante ortodoxa, donde el jugador tiene que explorar niveles llenos de enemigos (encuentros no aleatorios), un poco laberínticos, con algunos tesoros, y combatir en un sistema por turnos tradicional.
Un JRPG con ideas propias
Si por algo se caracterizaba SquareSoft es por introducir ideas y mecánicas únicas en cada una de las franquicias que dio a luz a lo largo de los 90. En el caso de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven, el combate por turnos ofrece unas cuantas cosas que se desmarcan del resto. Podemos confeccionar nuestro grupo de personajes de una larga lista de miembros, cada uno con fortalezas distintas, y el resto se quedarán en el "banquillo" durante toda la fase. Es importante equilibrar el equipo con usuarios de magia, luchadores que dominen distintos tipos de armas y algún personaje tipo "tanque" que pueda absorber ataques.
La profundidad del combate no es moco de pavo, incorpora un buen puñado de parámetros que debemos configurar antes del combate, como la formación durante el combate, que tiene impacto sobre quiénes son más propensos a recibir ataques. Cada enemigo tiene unas debilidades específicas, por ejemplo, los goblins son débiles a la espada y el arco, de forma similar a lo que hemos visto en Octopath Traveler, y el orden de acciones depende de varias métricas como la agilidad del personaje o el último ataque utilizado. Se han añadido un buen número de conveniencias para agilizar la jugabilidad: se pueden acelerar los ataques, hay uso automático de objetos curativos tras el combate, y también hay un apoyo considerable por parte de la interfaz.
Las cosas que más me gustaron de la demo están en los detalles. Por ejemplo, aprender ataques nuevos es una mecánica que ocurre durante el combate, a diferencia del JRPG convencional. Cuando un personaje usa una habilidad, existe una probabilidad de que aprenda otra habilidad similar, dependiendo del enemigo y del momento del combate. Esta posibilidad la indica el menú de acciones, así que es entretenido experimentar con las opciones que hay y no siempre elegir el mejor ataque para ganar el combate. Otra idea curiosa es la posibilidad de poder equipar a cualquier personaje con cualquier arma, y trabajar para que suba su nivel con este arma, de modo que la personalización del equipo es muy elevada y estimulante, y recuerda a otros juegos como Fire Emblem.
Otro remake con ganas de atraer atención
El desarrollo del juego transcurre entre mazmorras y momentos de "reposo" donde configurar el equipo y comprar ítems. Al ser un JRPG de principios de los 90 ya nos podemos imaginar qué tipo de mazmorras nos esperan, en general bastante primitivas y ligeramente laberínticas, con un jefe final al terminar. De nuevo quiero enfatizar lo clásico que es este juego, aunque su apartado gráfico haya sido totalmente reconstruido, la estructura y el gameplay siguen siendo muy parecidos a lo que eran antaño. Los jugadores habituados a los Final Fantasy previos al XII estarán en territorio conocido aquí.
El aspecto visual es, como decía, lo más notorio de este remake, que se alinea con otros remakes como Trials of Mana o Secret of Mana, al tener este estilo anime, lleno de color y sencillo en sus formas, aunque se queda un poco atrás respecto a otros títulos de mayor calibre como Visions of Mana o Valkyrie Elysium. La interfaz, controles y banda sonora han sido actualizados, aunque esto último se puede personalizar para escuchar la banda sonora original, una delicia chiptune que vale la pena conservar. En general, se nota que hay bastante cariño y dedicación detrás de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven, un título que se nota que es multiplataforma con todo lo bueno y lo menos bueno.
El legado de Square Enix sigue floreciendo
Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven es más interesante de lo que parecía, un JRPG de vieja escuela ideal para satisfacer la vena retro al mismo tiempo que saboreas algo nuevo. Los RPG por turnos siguen dando que hablar y aquí hay un representante muy respetable, con un remake que puede ser el resorte para un franquicia hasta ahora poco popular por nuestros lares. Las primeras sensaciones han sido positivas, esperamos que también sea satisfactorio en otras facetas de cocción más lenta, como el argumento o el desafío rolero.
La historia de un imperio
La principal premisa de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven es que la historia se desarrolla a lo largo de varias generaciones de una familia real, rotando al protagonista, el emperador. Con una ambientación de fantasía épica, los líderes del Reino de Avalon tienen que defender su legítimo territorio de los corruptos Siete Héroes, antaño salvadores de la humanidad que han sucumbido a la corrupción demoníaca. En la demo que hemos jugado, la misma que estuvo disponible en Gamescom, tomamos el control del Emperador Gerard, segundo de su nombre, nada más tomar el control del Reino.
Cuando la muerte del primer Emperador todavía está reciente, Gerard tiene que tomar las riendas del Reino rápidamente ante un imprevisto ataque de un grupo de goblins. Los desagradables monstruos, ya arrasando las inmediaciones de la ciudad, tienen que ser derrotados antes de llegar a las puertas del castillo, así que Gerard prepara sus armas y convoca a sus aliados con diligencia para acudir a la defensa de la ciudad. En este punto, el juego demuestra su estructura de niveles bastante ortodoxa, donde el jugador tiene que explorar niveles llenos de enemigos (encuentros no aleatorios), un poco laberínticos, con algunos tesoros, y combatir en un sistema por turnos tradicional.
Un JRPG con ideas propias
Si por algo se caracterizaba SquareSoft es por introducir ideas y mecánicas únicas en cada una de las franquicias que dio a luz a lo largo de los 90. En el caso de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven, el combate por turnos ofrece unas cuantas cosas que se desmarcan del resto. Podemos confeccionar nuestro grupo de personajes de una larga lista de miembros, cada uno con fortalezas distintas, y el resto se quedarán en el "banquillo" durante toda la fase. Es importante equilibrar el equipo con usuarios de magia, luchadores que dominen distintos tipos de armas y algún personaje tipo "tanque" que pueda absorber ataques.
La profundidad del combate no es moco de pavo, incorpora un buen puñado de parámetros que debemos configurar antes del combate, como la formación durante el combate, que tiene impacto sobre quiénes son más propensos a recibir ataques. Cada enemigo tiene unas debilidades específicas, por ejemplo, los goblins son débiles a la espada y el arco, de forma similar a lo que hemos visto en Octopath Traveler, y el orden de acciones depende de varias métricas como la agilidad del personaje o el último ataque utilizado. Se han añadido un buen número de conveniencias para agilizar la jugabilidad: se pueden acelerar los ataques, hay uso automático de objetos curativos tras el combate, y también hay un apoyo considerable por parte de la interfaz.
Las cosas que más me gustaron de la demo están en los detalles. Por ejemplo, aprender ataques nuevos es una mecánica que ocurre durante el combate, a diferencia del JRPG convencional. Cuando un personaje usa una habilidad, existe una probabilidad de que aprenda otra habilidad similar, dependiendo del enemigo y del momento del combate. Esta posibilidad la indica el menú de acciones, así que es entretenido experimentar con las opciones que hay y no siempre elegir el mejor ataque para ganar el combate. Otra idea curiosa es la posibilidad de poder equipar a cualquier personaje con cualquier arma, y trabajar para que suba su nivel con este arma, de modo que la personalización del equipo es muy elevada y estimulante, y recuerda a otros juegos como Fire Emblem.
Otro remake con ganas de atraer atención
El desarrollo del juego transcurre entre mazmorras y momentos de "reposo" donde configurar el equipo y comprar ítems. Al ser un JRPG de principios de los 90 ya nos podemos imaginar qué tipo de mazmorras nos esperan, en general bastante primitivas y ligeramente laberínticas, con un jefe final al terminar. De nuevo quiero enfatizar lo clásico que es este juego, aunque su apartado gráfico haya sido totalmente reconstruido, la estructura y el gameplay siguen siendo muy parecidos a lo que eran antaño. Los jugadores habituados a los Final Fantasy previos al XII estarán en territorio conocido aquí.
El aspecto visual es, como decía, lo más notorio de este remake, que se alinea con otros remakes como Trials of Mana o Secret of Mana, al tener este estilo anime, lleno de color y sencillo en sus formas, aunque se queda un poco atrás respecto a otros títulos de mayor calibre como Visions of Mana o Valkyrie Elysium. La interfaz, controles y banda sonora han sido actualizados, aunque esto último se puede personalizar para escuchar la banda sonora original, una delicia chiptune que vale la pena conservar. En general, se nota que hay bastante cariño y dedicación detrás de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven, un título que se nota que es multiplataforma con todo lo bueno y lo menos bueno.
El legado de Square Enix sigue floreciendo
Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven es más interesante de lo que parecía, un JRPG de vieja escuela ideal para satisfacer la vena retro al mismo tiempo que saboreas algo nuevo. Los RPG por turnos siguen dando que hablar y aquí hay un representante muy respetable, con un remake que puede ser el resorte para un franquicia hasta ahora poco popular por nuestros lares. Las primeras sensaciones han sido positivas, esperamos que también sea satisfactorio en otras facetas de cocción más lenta, como el argumento o el desafío rolero.
Un giro interesante a la forma típica de contar historias en JRPG. El combate se siente original
Visualmente notable, pero difícil de distinguir de otros remasters recientes.