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Rocksurrección
La nueva encarnación de Guitar Hero sale dispuesta a conquistar el escenario.

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Cinco años después de enterrar el hacha de guerra, Harmonix y Activision han decidido poner fin a su eterna partida de póquer y apostar por los instrumentos de plástico en 2015. La primera anunció hace unas semanas Rock Band 4, que aspira a convertirse en un referente del juego en grupo, y la segunda acaba de hacer lo propio con Guitar Hero Live, un cambio radical que nos ha hecho recuperar la esperanza en el futuro de la serie. No sabemos cuál de los dos se ganará el favor del público, pero una cosa está clara: no hay Guitar Hero sin Rock Band, como tampoco hay Rock Band sin Guitar Hero. Y más ahora que son tan diferentes.
Es difícil mostrarse pesimista ante el retorno de Guitar Hero, uno de los mayores éxitos de la historia del sector. Cometió algunos errores en el pasado, como destruir el género y su imagen de marca con un ritmo de lanzamientos demencial, pero eso ya ha prescrito y aquí estamos, dispuestos a dejarnos los dedos con Guitar Hero Live y su nueva guitarra como si fuera 2006. Por si no ha quedado claro, no hay ni rastro de la batería ni de los micros, que con toda probabilidad pasarán a ser patrimonio exclusivo de la competencia. La estrategia de Activision consiste en vender un pack único para PlayStation 3, PlayStation 4, Wii U, Xbox 360 y Xbox One a un precio de 99 dólares. Teniendo en cuenta que en Reino Unido se puede reservar por 89 libras y que el dólar está por las nubes, no nos extrañaría que aquí superase la barrera de los 100 euros cuando esté disponible en otoño.
La guitarra, a simple vista, parece la Stratocaster falsa de siempre, pero si nos fijamos en el mástil veremos que no tiene cinco botones de colores en una única fila, sino seis repartidos en dos filas de tres. Aunque no será necesario desplazar la mano ni tocar con el meñique, principal problema de muchos jugadores, cada uno de los otros tres dedos tendrá que cubrir un botón de arriba y otro de abajo. Eso sí, en fácil y en medio solo tendremos que preocuparnos de una fila. La idea es que el aprendizaje resulte más progresivo sin dejar de lado el desafío que dio fama a la serie, lo que nos hace intuir un ritmo un poco más rápido de lo habitual en los niveles inferiores, sobre todo en medio. Si hay un botón menos, lo suyo es que caigan más notas.