Cuesta creer que el año pasado no tuviéramos nuestra periódica ración de
Dragon Ball Z. Bueno, sí, estuvo la restauración a la alta definición del primer y el tercer
Budokai de la pasada generación, junto a ese experimento de malabares con bolos imaginarios que resultó ser el título pensado para Kinect. Pero nada más. Después de dos
Raging Blast y
Ultimate Tenkaichi nos encontramos sin una nueva entrega. Más de uno respiró aliviado ante la posibilidad de que la serie se estancase y otros muchos esperaban que se aprovechase el tiempo para volver con ideas renovadas que aportasen un nuevo aire a los combates. Y es que por muy seguidor que se sea de la serie, la correlación de tramas que es Vegeta-Freezer-Célula-Boo puede llegar a sobrepasar a cualquiera. Por eso mismo celebramos que Namco Bandai anuncie una nueva entrega de
Dragon Ball Z y se trate de un enfoque distinto, algo que llama nuestro antención desde el primer momento. El juego cooperativo.
Ya sabemos que durante los enfrentamientos en la serie, se suelen enfrentar varios grupos de personajes, de manera que en ocasiones varios de ellos terminan encarados contra uno sólo. Otros títulos han planteado esto mismo desde otras perspectivas, como
Dragon Ball Z Legends en el que teníamos que rellenar el nivel de una barra para ejecutar las magias, los dos
Supersonic Warriors en los que teníamos que hacer equipos o la recreativa
Dragon Ball: Zenkai Battle Royale que puede considerarse la fuente de inspiración de este
Battle of Z.