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Avance de Diablo IV - Impresiones de la beta
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Avance de Diablo IV - Impresiones de la beta

Probamos la esperadísima cuarta entrega de Diablo, un título muy téctrico, ambicioso y espectacular que apuesta por un regreso a los orígenes

Por Juan B.,
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La agónica espera ha terminado, y por fin, tras un largo tiempo de espera, hemos tenido una aproximación muy cercana a lo que será el producto final de Diablo IV, cuya fecha de lanzamiento, el 6 de junio, está a la vuelta de la esquina. Lo cierto es que Activision Blizzard ha perdido algo de credibilidad en los últimos años debido a algúnas polémicas y las acciones tan controvertidas, como el modelo de negocio de Diablo Immortal, mellaron en las expectativas de su público más acérrimo. Han pasado diez años desde la última entrega numérica de Diablo, un poco menos si contamos la expansión de Reaper of Souls, pero la propia Blizzard parece dispuesta a utilizar Diablo IV como punto y aparte en una de sus épocas más oscuras. Tras haber disfrutado en su totalidad de este acceso anticipado, nos hemos quedado con ganas de conocer lo que nos espera en el Santuario.



Diablo IV es, en esencia, la evolución natural de Diablo II sumándole a la ecuación los errores aprendidos de Diablo III, que no fueron precisamente pocos. La tercera entrega de la serie supuso para Blizzard un auténtico quebradero de cabeza que le llevó años sacar adelante. Podemos enumerar sus errores o cosas que aún a día de hoy nos hacen arquear una ceja, empezando por ese ciclo repetitivo que suponía limpiar los mismos escenarios una y otra vez para mejorar nuestro equipamiento y conjunto de habilidades. Tenemos nuestras dudas sobre cómo será el endgame de Diablo IV, hace relativamente poco os pudimos hablar de él en nuestras impresiones, pero todavía quedaba mucho trabajo por hacer y Blizzard no ha soltado prenda desde entonces. No obstante, viendo el trabajo que se hizo con las temporadas de Reaper of Souls y el bagaje que supone Diablo II Resurrected, entendemos que habrá Diablo IV para rato.

Esta toma de contacto nos permitía jugar parte del primer acto y todo el contenido relacionado con él, que no es poco. La historia, por si estáis perdidos, tiene como eje principal el regreso de Lilith, la Hija del Odio, que ha regresado al Santuario en su versión más sanguinolenta. Nuestros primeros pasos nos llevan hasta una tierra helada en la que habita la primera Madre, que se presenta ante el jugador como un personaje muy importante para la trama y que puede conectar muy bien con el universo de esta franquicia. Por supuesto, previamente habremos pasado por la elección de nuestra clase, el cual estrena un editor para personalizar un poco más al personaje, sirviéndonos de unas herramientas que nos permiten cambiar el sexo, pelo, tatuajes y otros aspectos. No es la personalización más completa y se echan en falta algunas características, pero cumplen de una manera más que solvente.



Como decíamos, Diablo IV recuerda, y mucho, a Diablo II. Ahora entendemos como nunca antes por qué Blizzard se lanzó a por todas recuperando el clásico con su edición remasterizada, ya que sirve de aperitivo para lo que nos vamos a encontrar en este nuevo capítulo. Ese tono cruento y tétrico, el silbido del viento y el crujir de los árboles o de la madera con nuestras pisadas... todo el conjunto evoca cierta nostalgia. Sin lugar a dudas, es un digno heredero. Visualmente el Santuario da miedo, nada que ver con ese tono caricaturescto que destilaba en Diablo III. Durante esta prueba nos movemos por las Cimas Quebradas, una zona gélida cuyo bioma no es para nada lugareño. No exageramos al asegurar que este escenario nos ha parecido inmenso, este nuevo diseño de escenarios que asemejan a Diablo IV con un juego de mundo abierto le sienta como un guante. Esto os recordará, una vez más, a Diablo II. Nos ha pasado que hemos decidido completar un objetivo principal pero hemos estado horas y horas perdiéndonos por las distintas mazmorras y pasadizos ocultos que nos hemos topado en el camino. Y, honestamente, gracias a lo divertido que es el loop de jugabilidad nos hemos quedado con ganas de más.

Hablando de la jugabilidad, Diablo IV se siente como un completo refinamiento al combate de la serie, tomando las mejores partes de otras entregas y combinándolas de maravilla. El combate se siente muy ágil y dinámico, tal y como era Diablo III, donde a menudo parecía que los enemigos fuesen muñecos de papel, pero en comparación la acción tiene un peso, y lo notamos en los golpes y en los hechizos. Ahora, cuando golpeamos sabemos que lo hemos hecho, y cuando nos golpean lo percibimos de la misma manera. En esta versión anticipada teníamos acceso a las tres primeras clases anunciadas, el Bárbaro, el Hechicero y el Pícaro, mientras que para la prueba en abierto se añadieron el Druida y el Nigromante. Nosotros hemos probado todas las clases, algunas más que otras, pero nuestro ojito derecho ha sido el Pícaro, una clase divertidísima. El gran añadido, que no se limita al Pícaro sino que está disponible para todas las clases, es un botón de esquiva con un pequeño tiempo de enfriamiento para que no podamos abusar de él. Es un movimiento muy común que puede pese a que pueda parecer nada del otro mundo, da una mayor profundidad a la jugabilidad y lo hace mucho más dinámico.



Pero lo más divertido de Diablo IV ha sido comprobar que las clases tenían una mayor profundidad. En el caso del Hechicero, podíamos jugar con su arquetipo clásico que no es otro que lanzar bolas de fuego a largas distancias, pero gracias al nuevo árbol de habilidades podíamos movernos por otros tableros y utilizar un sistema de subclases en el que podíamos especificar si queríamos lanzar bolas de fuego u optar por unas lanzas de carámbanos o por unos relámpagos, cada uno de estos arquetipos con sus pros y sus contras. La profundidad de cada una de las clases es tal que cada uno de estos arquetipos tiene su propia rama de habilidades para moldear su estilo de juego. Desafortunadamente había una restricción de experiencia, por lo que no podíamos superar el nivel 25 de los 100 niveles que veremos en el juego final, así que no pudimos ver cómo se desarrollarán estos árboles con el tiempo. Había muchas cosas en la prueba de juego a las que no teníamos acceso, como el modo Jugador contra Jugador (PVP), que estaba desactivado, aunque nosotros sí pudimos probarlo en nuestra última toma de contacto. Tampoco pudimos echarle un ojo a las monturas, aunque desde Blizzard mantienen que era una decisión lógica dado que no vamos a tener acceso a este medio de transporte hasta que hayamos avanzado en el juego. De todos modos, no las hemos echado en falta, porque explorar las Cimas Quebradas ha sido una de las mejores experiencias que nos ha brindado esta prueba.

Evidentemente la beta ha revelado que todavía quedan muchas cosas por pulir, nos ha preocupado el estado de los servidores y su rendimiento a lo largo de toda la semana. Digamos que el acceso anticipado fue una odisea por sus colas (de más de dos horas, y al menos en nuestro caso, con varias desconexiones) y porque su rendimiento, al menos en PlayStation 5, está lejos de ser el óptimo. No obstante, no nos preocupa tanto esto último como sí el hecho de que se pueda repetir un lanzamiento como el de Diablo III. Aún con todo, queda mucho por ver y muchas dudas que despejar, como la inclusión del Pase de Batalla y otros sistemas que se alejen del propio núcleo del juego.



CONCLUSIÓN

Con todo esto dicho, nos ha costado soltar el freno de mano con Blizzard, y es que no sabíamos con qué nos íbamos a topar en Diablo IV. Ahora sí, todo parece indicar que el estudio californiano ha dejado a un lado, al menos de cara a la galería, los nubarrones que acechaban y tal y como nos habían prometido, hemos podido probar una demo extensa que nos ha dejado con ganas de ver lo que será el título en su lanzamiento. Nos mantenemos un tanto escépticos, y aún así, pese a los temores que podamos tener, Diablo IV se deja ver como un caballo ganador que puede servir como punto de inflexión para que Blizzard recupere todo el prestigio perdido. Nosotros, después de probarlo, estamos deseando volver al Santuario.

Avance de Diablo IV: Avance de Diablo IV - Impresiones de la beta
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Recupera todo lo bueno de otras entregas y lo lleva un paso más allá. La dirección de arte.
El rendimiento de los servidores no es el óptimo.
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