La dimensión desconocida

Se podría decir que hay pocas figuras más polémicas y afamadas que Hideo Kojima en la bella e incansable industria del videojuego. El creativo japonés, célebre por su magnífica labor de varias décadas en la sensacional serie Metal Gear, es uno de los grandes transgresores e inventores en un mundillo que muchas veces parecía condenado al estancamiento, y es que, a pesar de todo, hay una verdad que permanece inalterable: Kojima solo hay uno, para lo bueno… y sí, para lo no tan bueno también. De ahí se entiende perfectamente la convulsión generalizada de la red y de la prensa que generó el anuncio de Death Stranding, el nuevo título del genio de Setagaya y presuntamente una de las grandes exclusivas de PlayStation 4, allá por el ya lejano E3 de 2016. Ha llovido mucho desde entonces, y es inevitable preguntarse si todo el revuelo que ha causado se debe al carácter críptico y ciertamente místico de esta nueva propuesta o a la mera excentricidad de su autor, o puede que incluso a ambas, pero hay algo seguro: estamos ante algo grande, muy grande. Si quieres saber más de Death Stranding, continúa leyendo, ya que te contamos las claves del nuevo proyecto de Hideo Kojima para que el 8 de noviembre -fecha de lanzamiento oficial- no te pille desprevenido.

Proyecto de unificación universal

Death Stranding nos sitúa en una realidad desoladora y oscura; los EEUU prácticamente se han desintegrado por causas desconocidas, y toda clase de sucesos paranormales azotan esos lóbregos y fríos páramos a los que se ha visto reducido el continente americano. Las personas malviven en estas tierras luctuosas, recluidas en refugios y acostumbradas al aislamiento; en medio de toda esta soledad surge Sam Porter (Norman Reedus), un héroe atípico que, según Kojima, no encaja con los arquetipos tradicionales de personaje principal. El creativo japonés lo definió más bien como un “trabajador”... sea lo que sea que signifique eso. En cualquier caso, la información hasta ahora apunta a que las cualidades de Sam no estarán relacionadas directamente con un porte heroico o con una figura de salvador en sí misma, sino que más bien se hallarán en su tenacidad, en su capacidad de sacrificio y en la lucha contra todas las inclemencias habidas y por haber; no es que esto sea algo precisamente nuevo, pero siempre es bien recibido. También puede que estemos presuponiendo cosas aquí, pero no en vano sabemos que Sam recibirá la ardua tarea de volver a unir otra vez las fragmentadas sociedades humanas en una jugabilidad bautizada con el nombre de “social strand system”, la cual promete asentar un nuevo género en la industria de los videojuegos, tal y como sucedió con Metal Gear Solid a finales de la década de los noventa.


Y es que el motivo principal del juego es principalmente ese: reunificar una sociedad disfuncional y deteriorada para poder garantizar la supervivencia de la humanidad. Esta premisa funciona bajo los esquemas de una aventura de mundo abierto abierto que pone gran énfasis en la libertad del jugador, lo que explica esas extrañas secuencias en las que hemos visto al bueno de Sam recorriendo, sin motivo aparente, tristes parajes que presentan una fuerte inspiración islandesa. Eso sí, el título también ha dejado entrever otros elementos claves en su ficción, ya sean de índole más terrenal y sapiencial como la ambición científica, o más macabros y místicos como el mismo ciclo de la vida y la muerte, el cual tendrá un impacto directo en la jugabilidad; resulta que, después del óbito, el jugador se adentrará en el “reino del revés”, un plano misterioso y sombrío que recuerda en gran medida a Stranger Things o Silent Hill, en el que habrá de encontrar el camino de regreso a los dominios de los vivos.

Después de todo, Death Stranding puede que sea muy occidental en su apariencia exterior, pero tiene un profundo corazón japonés que refleja gran parte de motivos artísticos y filosóficos orientales, tales como la unificación de la sociedad, la colaboración y las debilidades inherentes a los periodos de soledad, todo ello hipervitaminado con una historia de apocalipsis sobrenaturales, señores extraños con poderes perturbadores que responden al nombre de Homo Demens, un Mads Mikkelsen fantástico, diabólico y extravagante, y risueños bebés conservados en frascos que parecen tener una importancia capital en el desarrollo de una trama que ya anticipamos que estará cargada de simbolismo. Una historia ligerita, vaya, solo le faltan nanomáquinas.


Por otro lado, la jugabilidad quizás es uno de los apartados más criticados del título, ya que tanto el creador como los distintos vídeos se muestran excepcionalmente crípticos con respecto a su funcionamiento inmediato: eso sí, como mencionamos anteriormente, ya sabemos que Death Stranding se desvela como un juego de mundo abierto con perspectiva en tercera persona y con grandes componentes de exploración y de libertad de movimiento, hechos que a buen seguro exponen la inusitada relevancia que ha dado Kojima a esos viajes que tienen por objeto volver a unir a la humanidad. Incluso habrá vehículos, aunque no se ha detallado hasta qué punto podremos disponer de distintos modelos para recorrer los paisajes del fin del mundo. No obstante, la cosa no queda ahí, y es que ya hemos podido ver tanto distintas escenas de sigilo, ya sea eludiendo a esas extrañas y patógenas criaturas sobrenaturales o a humanos hostiles, como de acción; a pesar de esa portentosa pluralidad de géneros, probablemente lo que más celebramos sea el toque survival horror que presenta el título, especialmente en aquellos momentos en los que todo el potencial perturbador de su ambientación se apodera de la pantalla y del jugador.

Sin embargo, la gran sorpresa la encontramos en la inclusión de elementos multijugador; este funcionará de manera asíncrona, diferida, y girará en torno a enviar suministros, compartir refugios y seguir la estela de otros viajeros, en una mecánica de colaboración online que guarda algunas similitudes con los mensajes y las ayudas de la franquicia Souls, aunque a priori sin el carácter mordaz y ambivalente que tanto los caracteriza.



Conclusiones

Death Stranding es muy misterioso y raro, de eso no cabe duda, pero por encima de todo es un título de autor, una obra única que nace de la mente de uno de los mejores creativos de la industria de los videojuegos. También es uno de los proyectos más ambiciosos de la generación, especialmente en lo que a despliegue técnico se refiere, y estamos deseando ver en movimiento esa marcada apuesta cinematográfica, absolutamente marca de la casa, con el portentoso Decima Engine, el motor que dio a luz a nada más y nada menos que a Horizon Zero Dawn. A su historia críptica y sobrenatural se suma, además, un reparto de actores maravilloso (Norman Reedus, Mads Mikkelsen, Guillermo del Toro, Léa Seydoux, Troy Baker, Lindsay Wagner, Margaret Qualley…), ¡y voilá! ¿El resultado? Uno de los grandes lanzamientos de 2019; habrá que estar atento al próximo 8 de noviembre para ver si Death Stranding está a la altura de las expectativas, aunque parece que pólvora y potencial no le faltará.