Senderos de gloria

Por otro lado, este fragmento pone de manifiesto la buena factura del apartado visual del título, y especialmente del impacto de la perspectiva en primera persona en cuestiones de inmersión del jugador; las animaciones, los movimientos de los personajes, así como las ejecuciones e incluso los diálogos se desarrollan de manera realmente orgánica, con suavidad y naturalidad. Es indiscutible que la cámara ha sido uno de los puntos más volátiles dentro de la exaltada polémica de Cyberpunk 2077, pero su funcionamiento y su excelencia parecen argumentos más que suficientes para justificar su implementación, y lo cierto es que después de verlo en movimiento no podemos concebir el título sin la denominada perspectiva subjetiva. El tiempo, al final, pone todas las cosas en su lugar.

La gran sorpresa: el cóctel jugable

Decir que Cyberpunk 2077 es un mero shooter es caer en una aseveración errónea, a pesar de que resulta indiscutible que el combate juega un papel verdaderamente importante dentro del título. Por lo que hemos podido ver en las demostraciones, se basa en un clásico sistema de perspectiva en primera persona, pero acompañado de toda clase de indicadores y estadísticas que reflejan el daño que efectuamos con nuestros ataques -algo que en cierta medida recuerda a Borderlands-; a su vez, hallamos una elevada presencia de distintas habilidades bélicas, como el uso de determinados aerosoles que potencian nuestro desempeño, hasta el punto de que algunos incluso nos permiten utilizar el "kereznikov", un interesantísimo deslizamiento que ralentiza el vesánico ritmo del juego, situándonos durante unos instantes en una especie de "modo bala", que seguramente se convertirá en una herramienta de valor incalculable contra los múltiples jefes finales.

Estas extrañas sustancias químicas del futuro se mezclan con diversos dispositivos electrónicos, como drones de asalto o implantes cibernéticos para configurar una experiencia emocionante y que posibilita la creatividad del jugador; queda a su elección, pues, si instalar determinadas mejoras para V en detrimento de otras, por lo que, como ya sabíamos, la clase del jugador no es una opción predefinida, sino que es susceptible a cambiar y a ser mejorada a lo largo de la aventura. Es precisamente ahí donde surgen las figuras de los "ripperdocs", una suerte de hábiles técnicos que introducen distintos tipos de neuroimplantes a sus clientes, desde escáneres a mecanismos subcutáneos destinados a potenciar el desempeño con las armas, pasando por unas extravagantes patas de arañas retráctiles que firmaría sin dudarlo nuestro amigo y vecino Spiderman.

De igual forma, hay distintos tipos de armamento: balísticos -proyectiles normales-, de energía -pueden atravesar coberturas-, inteligentes -persiguen a sus objetivos-, junto a una clase de equipo cuerpo a cuerpo que todavía no ha sido del todo desvelado, pero que se aprecia con diafanidad en los puntos de daño de los menús. Por si eso fuera poco, siempre nos quedará el vetusto e incomprendido arte de rebotar los proyectiles en las paredes... ¿verdad, Ocelot?

Pero, ¿qué sería del auténtico y ancestral género RPG sin un sistema de diálogos que permita resolver incluso las situaciones críticas mediante el uso del escenario o la habilidad conversacional? Por fortuna, estas opciones también están integradas en Cyberpunk 2077, y desde el estudio aseguran que será posible trastocar el desarrollo de las misiones en función de nuestras decisiones, enfoques y habilidades secundarias, como pirateo de sistemas o ingeniería, que nos permitirán una mayor interacción con el mundo que nos rodea. Ir a pecho descubierto, solventar las cosas por la vía pacífica, optar por el sigilo... todo es posible; en esta línea, la demostración presentada pretendía una resolución sosegada de una compraventa de armamento militar, pero parecen tantas las intrigas implicadas que el mínimo error de cálculo puede dar lugar a la sorpresa y desatar el conflicto. Promete, sin duda.

Por otro lado, y al tratarse de un juego de mundo abierto, cabe destacar que el jugador tendrá a su disposición un buen número de vehículos -con posibilidad de alternar la cámara entre primera y tercera persona- para recorrer con libertad Night City; coches y motos han sido confirmados como manejables, pero queda como incógnita si podremos hacer uso de los múltiples transportes aéreos que surcan los cielos de esta desmedida metrópolis. En este sentido, una de las cosas que más nos sorprendió fue la posibilidad de decirle a nuestro compañero, controlado por la IA, que tome los mandos del coche en mitad de una persecución, de forma que el jugador pueda centrarse en los tiroteos sin tener que preocuparse por una disrupción en el ritmo o en la credibilidad de la situación. En definitiva, está claro que toda la propuesta ha sido cuidada con una prolijidad y una diligencia asombrosas, y no podemos sino esperar que cumpla todas sus promesas.

Conclusiones

Cyberpunk 2077 tenía como gran asignatura pendiente el descubrirse delante del público; desnudar su jugabilidad, digamos. La maestría de CD Projekt RED para elaborar una trama compleja y una ambientación sin parangón está fuera de toda discusión, pues tiene grandes precedentes a sus espaldas, como el inmenso y sensacional The Witcher 3; faltaba, eso sí, comprobar si la apuesta por una cámara en primera persona y por un sistema de combate basado en los disparos terminaría de encajar con la tónica de un juego de rol conversacional, profundo, complejo y repleto de opciones. Las sensaciones, hasta ahora, son inmejorables, y tenemos la impresión de que Cyberpunk 2077, paso a paso, instante a instante, está elaborando su propio sendero hacia la gloria. Lo tiene todo para hacer historia; solo el tiempo dirá si lo consigue.