XVI Aniversario VJ

Beto

Tetris (Game Boy)

Son muchos los videojuegos que he podido disfrutar a lo largo de mis casi 27 años: algunos dignos de olvidar, otros entretenidos, algunos memorables y otros pocos que para mí son puras obras de arte. Es cierto que puede que Tetris no sea el primer título con el que tuviese una toma de contacto, pero al menos sí es aquel que me introdujo de lleno en este sector. Mi historia con los videojuegos tuvo su punto de partida con aquellas piezas que aún recuerdo caer en aquella Game Boy tocha, el disposiitivo que sin lugar a dudas me ha hecho gastar más pilas en toda mi vida. Aquella consola portátil y el Tetris pertenecían a unos de mis primos y en una de las visitas a la casa de mis tíos obtuve aquello que tanto andaba buscando, aquel regalo que por fin me permitió tener mi propia consola. Es cierto que en mi casa ya había una NES, pero esa maquinita que tantas pilas tragaba fue la que primera que verdaderamente llamó mi atención.

Pero si hay algo de especial en este historia es lo que vino antes de poseer esta Game Boy y el Tetris. Una de las anécdotas más curiosas que guardamos en mi casa tiene como protagonista precisamente a la portátil de Nintendo. Un pequeño Alberto pidió una Game Boy en la carta de los Reyes Magos, pero mi madre, como portadora de la carta confundió esta con los "Airgam Boys" (aquellos muchos de los 70 y los 80), por lo que sus majestades finalmente me trajeron unos "Playmobil". Tras esta divertida e inolvidable confusión poco después por fin pude tener mi propia Game Boy (como ya he contado antes) y los vicios a Tetris me acompañaron en muchas de mis tardes después de salir del colegio. De hecho aún guardo con especial cariño tanto la consola como ese desgastado cartucho que ya tiene más que borrada la parte superior de su pegatina. Las generaciones avanzaron, pero Tetris siguió suponiendo un gran interés por mi parte, tanto que no olvido cuando pude poner por primera vez el cartucho en una Game Boy Color o más adelante en Game Boy Advance.

Realmente no me considero un gran jugador del género de los puzles, y especialmente en mis inicios las partidas de Tetris no duraban más de dos o tres minutos. A día de hoy mi habilidad ha mejorado considerablemente, aunque como he avanzado antes ni de lejos me puedo considerar un pro de encajar piezas. Aún así el juego me ha acompañado con el paso de los años y en muchas ocasiones me ha servido para evadirme de problemas o preocupaciones. A día de hoy incluso un par de veces al año rescato del cajón la consola con el cartucho y no dudo en echar unas cuantas partidas. Es cierto que hay nuevas versiones de Tetris, mucho más vistosas y con más opciones, pero volver a mis inicios como jugador es algo que me encanta, y que no cambiaría por nada del mundo.

Pasarejo_oscuro

Solar Jetman (NES)

Corría el año 1994 cuando mi hermano mayor celebró para regocijo de sus bien amados el ritual sacramental de la comunión donde se dieron cita sus familiares que festejaron la buena nueva con regalos y donaciones monetarias varias. Entre aquellos regalos se encontraba una flamante NES (Nintendo Entertainment System) de 8 bits que tanto para él como para mi era la repanocha de última generación y que haría que todos los colegas se murieran de enviada ante tamaña consola. En realidad, como pudimos comprobar varios años más tarde NES llevaba en el mercado la friolera de diez años. Y no sólamente esto, sino que su sucesora, la Super Nintendo, se había publicado dos años antes de la comunión. No obstante, ni nosotros ni mi familia estábamos puestos al día en consolas porque por aquel entonces no comprábamos e Internet ni existía. Así que tampoco podíamos echarles la culpa de comprarnos una consola antigua porque como comprobamos más adelante lo único que importaba era la diversión. Y NES nos garantizó entretenimiento durante su corta etapa hasta que llegó PlayStation 1.

Junto al regalo de la NES vino el videojuego Solar Jetman de Zippo Games y Rare y que se ambientaba en numerosos mundos donde tomamos el control de un... ¿astronauta? quien decide viajar a estos planetas para reunir todas las piezas para construir la nave dorada, la única que puede realizar viajes interestelares. Pero no será tan fácil hacernos con estas piezas dado que, además de los múltiples enemigos que nos encontraremos en cada planeta, a cada cual más complejo y veloz, se une que cada uno de los doce planetas que componen la aventura tiene su propia gravedad. Esto tiene como resultado ir con precaución con la nave a la hora de buscar las piezas y, lo más importante, llevarlas a la nave porque a mayor peso de la nave, mayor será la complejidad cuando queramos maniobrar la nave hasta la base. Sin duda, un gran juego de una compañía famosa por la calidad de sus videojuegos como es Rare con propuestas como Battletoads, Donkey Kong Land o GoldenEye 007, entre una extensa lista de videojuegos que ha llegado hasta nuestros días con Sea of Thieves.

Ahora bien, el juego nunca me lo llegué a pasar. Indudablemente recuerdo que era un juego complicado pero con el afán de un niño de 4-5 años seguro que aprendía las mecánicas de los enemigos y los diversos planetas para construir la nave intergaláctica. El problema era otro y es que.... ¡Estaba en inglés! A esa edad no tenía ni el más mínimo conocimiento del idioma de Shakespeare para entender el argumento del videojuego (para escribir el resumen de la historia he tenido que ir a Wikipedia) ni, lo más importante, saber dónde se debían guardar tus avances para continuar en otras partidas. ¿El resultado? Durante dos años jugué sólo a los cuatro primeros niveles de Solar Jetman sin preocuparme si había más planetas después. Pero lo que sí puedo decir es que para ser mi primer contacto con el mundo de los videojuego, Solar Jetman me propició grandes momentos a los mandos de la NES y aún a día de hoy lo recuerdo con mucho cariño.