Videojuegos pasados los 40: Knight Lore

Cuando tenía 13 años mi mejor amigo se llamaba J. Andrés Zambrana, vivíamos en Sevilla y estudiábamos en el mismo colegio. Era una de las mejores personas que he conocido. Un día me invitó a merendar en su casa, y una vez allí me enseñó su Spectrum 48k. Yo ya sabía que eran los videojuegos, había jugado a videojuegos. Por mi casa había pasado una Atari, una maquinita de Comecocos (Pac-Man para los modernos) que nos duró una semana y el Simón. Por supuesto los sábados por la tarde estaban consagrados al salón recreativo más próximo y toda la semana consagrada a rapiñar cualquier moneda que pudiéramos encontrar para gastar en las “maquinitas de marcianitos”.

Lo de tener los videojuegos en casa y no tener que pagar por cada partida era algo tan absolutamente increíble que no podía ser cierto… pero lo era. En casa de mi amigo Andrés descubrí Galaxian o La Abadía del Crimen y lo largas que eran las esperas frente a la pantalla de carga. “Loading” se convirtió en una palabra tan familiar para nosotros como “patio” o “recreo”. Aun no había llegado el verano y ya tenía escrita la carta para el día de los Reyes Magos: yo quería un Amstrad CPC 464. Por supuesto lo quería para estudiar informática. Por suerte para mi pude contar con la inestimable colaboración de los publicistas de la época que se encargaron, con sus seductores anuncios, de terminar de convencer a mis padres.

La obra de Ultimate

Uno de los primeros juegos que tuve para Amstrad fue Knight Lore de la compañía Ultimate, o mejor dicho Ultimate Play the Game, aunque para nosotros entonces era simplemente Ultimate. Creado por los hermanos Stamper y puesto a la venta en 1984, fue una revolución a la altura de los 1080p, los 4K o los 60fps. La perspectiva isométrica en 3D, las físicas y el diseño artístico del juego era algo absolutamente novedoso para la mayoría de los que jugábamos en aquellos años. Imaginaos que impresión nos causaba. Estábamos acostumbrados a las dos dimensiones, a disparar y movernos a los lados y de repente podíamos movernos en las tres dimensiones, aquello era muy “realista”, casi como una “película”.

La ambientación del juego encajaba perfectamente en nuestros gustos de la infancia: Dragones y mazmorras, El Señor de los Anillos, Los Libro Juego de “Lobo Solitario”, de la serie Elige tu propia Aventura. Libros que se leían jugando con dados y usando una "Carta de Acción" donde anotabas tu inventario, el nivel de tus armas, habilidades, pociones y magias disponibles… todo esto hoy nos resulta sumamente familiar e indefectiblemente asociado a los videojuegos de rol. El juego fue la última entrega de las aventuras de Sabreman, que fue precedido por Sabre Wulf y Underwurlde. El objetivo del juego es curar al protagonista de su molesta licantropía nocturna, y digo molesta porque en más de una ocasión la transformación en hombre lobo va a ser uno de esos injustos obstáculos que caracterizan al juego.

Las cavernas

Por supuesto yo nunca tuve el juego original, los juegos eran carísimos y mis padres no estaban dispuestos a comprarme ninguno. En esos tiempos los videojugadores aun estábamos en las cavernas. Éramos pocos y se nos consideraba bichos raros con graves problemas de sociabilidad, o dicho de otro modo, éramos presa fácil de los matones de patio. Los videojuegos piratas se compraban los domingos en el mercadillo de la Alameda de Hércules, ubicación habitual de prostíbulos y zonas de venta de hachís. Ya os decía que estábamos todavía en las cavernas. El glamour del E3 era impensable.

Lo que más me llamó la atención del juego era la caratula. En los años 80 la caratula era de trascendental importancia. La mayoría de las veces las caratulas de los videojuegos trataban de imitar a los afiches de cine. Spielberg y Ridley Scott eran los reyes de la cartelera y Stallone y Schwarzenegger los actores de acción más populares. De hecho Ultimate había lanzado Alien 8, el videojuego basado en la película de Ridley Scott Alien: El 8º pasajero usando el mismo motor gráfico (Filmation) y el mismo estilo isométrico de Knight Lore. La aportación de los hermanos Stamper fue tan trascendente que otros siguieron sus pasos y en 1986 Ocean Software (para los de mi quinta Ocean a secas) lanzó un juego de Batman cuyos creadores Jon Ritman y Bernie Drummond usaban el mismo estilo gráfico y perspectiva que tan buen resultado le dio a Ultimate.

Antes y ahora

Yo tenía un monitor de fósforo verde, de modo que nunca pude disfrutar del colorido de Knight Lore, pero como todos los chavales de la época de vez en cuando pillábamos una revista de Micromanía y podíamos ver imágenes del juego en color y soñar con algún día tener un monitor que nos ofreciera ese espectacular colorido. Pero además Micromanía desempeñaba otra importante labor, solía ofrecer trucos y mapas para los juegos. Y creedme cuando os digo que Knight Lore requería o bien de mapa o bien de memoria fotográfica. Si os gustan los juegos cruelmente difíciles, si os gustan los juegos que os castigan al más mínimo error y que son implacablemente injustos, tenéis que jugar a Knight Lore. Yo jamás me lo terminé, deambulé cuanto pude por los pasillos y salas del juego, pero fui incapaz de alcanzar todos los objetivos. Y aun así, unos meses más tarde me compré Knighshade, otro juego calcado al anterior pero fuera de la serie Sabreman.

Todo esto sucedió hace treinta y tres años y jamás pensé que después de tanto tiempo un día encendería mi Xbox One X, con mi pantalla 4K y podría jugar a Knight Lore gracias a la recopilación de juegos en Rare Replay. Ya que como muchos sabréis, Ultimate terminó convirtiéndose en la legendaria compañía de videojuegos Rare.

P.S: Para el que le interese, existe un remake de Knight Lore bastante apañado.