Los primeros juegos de Kinect

Después de intentar saciar al público más tradicional de la consola con Gears of War 3, Halo Reach y Fable 3, Microsoft centró la conferencia del E3 en presentar sus nuevas criatura. Por un lado mostró la forma y las especificaciones del nuevo modelo de consola con un disco duro con una capacidad de 250 gigas, Wi-Fi interno, cinco puertos USB y la práctica eliminación de ruido (en los primeros modelos de la consola parecía que podía despegar en cualquier momento). Su estilizado diseño sensiblemente más pequeño que el tradicional y el color negro se deben a que el producto no rompa el estilo de los salones de casa y que encaje con las pantallas de alta definición que en su mayoría son de este color. Además se hizo hincapié en que la nueva consola estaría preparada para Kinect, el rebautizado Project Natal. Con el susto en el cuerpo ante la perspectiva de tener que adquirir el nuevo modelo obligatoriamente para disfrutar del periférico, todo quedo en un susto: Kinect necesitará de alimentación propia si se conecta a un modelo antiguo pero no si se enchufa al la nueva versión.

Como si de una nueva plataforma se tratase, la compañía de Redmond dejó claro que el periférico pretende reunir a todos los estratos de jugadores en el salón de casa. Si los esfuerzos de la empresa hasta el momento se centraban en contentar al jugador de toda la vida, el más hardcore, ahora su objetivo es aglutinar el nicho descubierto por Nintendo y ofrecer un producto de garantías a todo el mundo. Dicho y hecho. La mayor parte de la conferencia del E3 se basó en mostrar las bondades de Kinect, sus posibilidades y la gama de títulos que están en el horno listos para el desembarco en pleno mes de noviembre. Les faltó decir el precio. Quizás porque no querían asustar al respetable o porque todavía tienen que valorar los costes de producción, pero el caso es que hasta que se celebre la próxima Gamescon durante el próximo mes de agosto no sabremos el desembolso necesario para que el cacharro adorne la encimera.