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Los 10 mandamientos de Rock Band
Cúmplelos a rajatabla y pronto estarás tocando como los ángeles.

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El pedal del bombo es lo que da más yuyu de la batería de Rock Band. Una vez superada la fase de negación, lo primero que suele intentar casi todo el mundo es dejar el pie levantado y pisarlo cada vez que pasa una nota (representada, en este caso, por una línea horizontal), pero eso solo sirve para acabar con el empeine hecho polvo. Lo que hacen los profesionales es mantenerlo apoyado sobre el pedal y hacer cada vez el movimiento completo, como se ilustra en las imágenes de abajo. Además, puedes aprovechar el rebote para tocar fácilmente varias notas seguidas, algo fundamental en los niveles superiores.


Hazme caso o te dolerá.

Puedo decir por experiencia que a nadie le gusta vivir debajo de alguien que toca la batería. La de Rock Band hace más o menos el mismo ruido que una electrónica estándar, que no es mucho, pero si estás dispuesto a dedicarle tiempo más te vale tomar algunas precauciones. Lo más importante es que coloques debajo una alfombra o, aún mejor, un trozo de material aislante, que es muy barato y se encuentra en cualquier centro de bricolaje. Y ya que te tomas la molestia, te pasas por una tienda de música y compras unas baquetas con la punta de plástico. Por unos 15 euros puedes jugar con la tranquilidad de no molestar a nadie.


Cuando seas un roquero de verdad, harás ruido de verdad.

En una secuencia normal de notas ("groove" en términos musicales), lo normal es tener la mano izquierda en el pad rojo (la caja) y la derecha en el amarillo, el azul o el verde, que son platillos o timbales según la situación. Sin embargo, en algún momento llegará una parte complicada (o "break") que te obligará a alternar golpes con las dos manos (D-I-D-I y así sucesivamente). En nivel medio se puede tocar casi todo con la derecha, pero mi consejo es que te atrevas a sacar la otra cada vez que se te presente la ocasión. Así no te costará tanto aumentar la velocidad cuando pases a difícil ni dominar las técnicas avanzadas en experto, como los breaks con silencios o con notas impares que exigen empezar por la izquierda.


Para tocar bien esto te hará falta flow.

No hace falta tener un máster para saber que la intensidad de los golpes y el cansancio son directamente proporcionales. Para tocar bien una batería de verdad hay que saber controlar la fuerza, así que aplícate el cuento y no descargues tu ira sobre los pads de goma. Cuando tengas que llevar el mismo ritmo durante mucho tiempo o enfrentarte a un break de los rápidos (por ejemplo, dieciséis notas repartidas por todos los pads), notarás que es más fácil acertar si te lo tomas con un poco de calma, y además las muñecas te lo agradecerán. Por supuesto, eso no quita que puedas fliparte cuando caigan menos notas y más separadas, que también es de lo que se trata. Con la práctica acabarás sabiendo cómo se toca cada sección en cuanto veas caer las primeras notas.


¿Ves? Esto es lo que pasa.
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