Lo mejor de cada casa - Número 8

Silent Hill 3 recuperó la estética del primer juego y de hecho era su continuación directa, detalle que no se revelaba hasta pasadas las primeras horas. La protagonista es Heather Morris, única mujer que ha ocupado este papel en la serie si exceptuamos a Rose de la más que cuestionable película de 2006. La trama comienza en un centro comercial en el que la adolescente intenta escapar de las preguntas inquisitivas de Douglas, un detective que parece saber bastante acerca de ella. Cuando por fin lo consigue, se da cuenta de que está metida en una pesadilla gobernada por los monstruos, la oscuridad y personajes perturbados como Claudia Wolf, una fanática religiosa, y Vincent, un acólito obsesionado con el dinero.

El reparto no necesita ser más extenso para conducir una historia que profundiza en el contexto de Silent Hill y cuya sorpresa intermedia es la verdadera identidad de Heather. La chica es la hija de Harry Mason o, mejor dicho, el bebé que le fue entregado tras la destrucción de Samael diecisiete años antes, al final del primer juego. Es Cheryl y a la vez Alessa, pero también la madre que engendrará de nuevo al dios pagano. Cuando Heather llega a casa y se encuentra a Harry asesinado sabe que debe dirigirse a Silent Hill para ajustar cuentas con Claudia. Lo que no sabe es que el odio es lo que alimenta el terrible poder de su interior.

De nuevo estamos ante un juego excelente que además supo recuperar la esencia del original y dar continuidad a los hechos que relataba. El descubrimiento del cadáver de Harry Mason, al que nunca se le ve la cara, no es ni de lejos el momento más siniestro de la historia. Secuencias como la de la sala de los espejos del hospital, la felicitación de cumpleaños telefónica y el peculiar parto del dios son de lo mejorcito que se ha visto en Silent Hill. La ambientación vuelve a ser extraordinaria, en parte porque los gráficos que exhibió en Playstation 2 pasarían perfectamente por los de un título actual; no hay más que ver la calidad de los modelados, los efectos de la dimensión oscura y la increíble iluminación.

Team Silent optó por experimentar en la que fue la última entrega a su cargo. Silent Hill 4: The Room (2004), juego que nos pone en la piel del tímido Henry Townshend, rompe con lo visto anteriormente en varios sentidos. Para empezar ni siquiera tiene lugar en Silent Hill durante la mayor parte de la trama, sino que traslada la acción a un apartamento en el pueblo de Ashfield. Henry, que vive en él de alquiler, se encuentra un mal día varios cerrojos en la puerta y un agujero en el cuarto de baño. Como nadie responde a sus llamadas, véase la vecina con la que practica voyeurismo a través de la pared, no le queda más remedio que armarse de valor y adentrarse. Cada vez aparecen más agujeros por la casa y cada uno le lleva a un lugar lleno de criaturas malignas y fantasmas aparentemente invencibles en el que un personaje distinto cae víctima de un asesino en serie. Se trata de Walter Sullivan, quien aparecía mencionado a modo de anécdota en un recorte de periódico de Silent Hill 2. The Room no es ni mucho menos una continuación de la historia de James pero sí establece diversas conexiones con él, como por ejemplo que el casero de Henry, Frank Sunderland, es el padre de James.