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Las 7 peores noticias de 2016
Si te ha parecido un año de mierda, espérate a ver estos montajes.

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2016 ha sido un año tan infernal que no sabemos ni por dónde empezar, y lo peor es que no hay muchos motivos para pensar que la cosa irá a mejor en 2017. Al fin y al cabo, vamos a seguir sin Bowie, Cohen y Prince, sin apoyo para los refugiados, sin corruptos entre rejas y con el peluquín de Trump al frente de la Casa Blanca. Han cambiado muchas cosas, pero nada va a cambiar. A lo largo de estos doce meses hemos recibido una noticia terrible detrás de otra, así que no es de extrañar que algunos hayan decidido desconectar del mundo gracias a los videojuegos. El problema es que en nuestro sector tampoco han dejado de pasar cosas lamentables, como las que hemos reunido en este reportaje especial. Estos son los siete temas que más han dado que hablar (para mal) en este annus horribilis.
1. Los accidentes de Pokémon Go

Puede que ahora esté un poco de capa caída, pero hace unos meses hacía falta estar en Raticulín para vivir al margen del fenómeno Pokémon Go. Los datos de la app de Niantic y The Pokémon Company son impresionantes: más de 500 millones de descargas, más de 500 millones de dólares de beneficios y, por supuesto, un montón de desgracias y accidentes relacionados con la imprudencia innata del ser humano, algunos con consecuencias mortales. Hemos visto noticias surrealistas de gente que buscaba Pikachus en lugares tan poco apropiados como iglesias ortodoxas, vías de tren y hasta los antiguos campos de concentración de Auschwitz, de ahí que Niantic empezara a introducir todo tipo de restricciones en el juego, entre ellas la imposibilidad de capturar pokémon al volante y en determinadas zonas. Incluso algunos países llegaron a prohibirlo o a criticarlo abiertamente, como Rusia, donde un ministro lo vinculó con la CIA en un delirio conspiranoico.
2. El desastroso lanzamiento de Battleborn y compañía

Parece mentira, pero todavía hay empresas importantes que no tienen ni idea de hacer un lanzamiento en condiciones. Y claro, así pasa lo que pasa, que juegos perfectamente válidos acaban condenados al ostracismo sin ninguna necesidad. Es el caso de Dishonored 2, Watch Dogs 2 y Titanfall 2, tres segundas partes que se vieron superadas de forma inmediata por Call of Duty: Infinite Warfare y Battlefield 1, juegos con los que nadie en su sano juicio intentaría competir en la época más ajetreada del año. Luego tenemos Street Fighter V, cuyas ventas se redujeron considerablemente con respecto a la cuarta entrega solo porque Capcom se empeñó en publicarlo a medio hacer. Pero, sin lugar a dudas, el premio al hostión del año solo se lo puede llevar Battleborn, que salió a la venta poco antes que Overwatch para ser triturado sin piedad por el juego de Blizzard. Cualquier día de estos lo ponen a 0,99 en el Lidl.
3. El cambio de actitud de Bethesda

La relación de las empresas de videjuegos con la prensa siempre ha sido complicada, tal y como ha demostrado Bethesda en 2016. La distribuidora de superventas como Fallout 4 y Skyrim ha sacado su lado más farruco y se ha negado a enviar copias de Doom, Skyrim: Special Edition y Dishonored 2 para análisis con la antelación habitual, por lo que sus juegos han salido a la venta sin críticas negativas... pero tampoco favorables, lo cual resulta bastante extraño vista la buena acogida que han tenido los tres a posteriori. Está claro que Bethesda opina que no existe relación alguna entre los análisis y las ventas: independientemente de que los juegos sean buenos o malos, su principal interés es que paguemos antes de saberlo, preferiblemente con una bonita reserva. Y aunque está en su derecho de hacerlo, es evidente que esta decisión de pasarse a la thug life no hace ningún favor a la clientela.
1. Los accidentes de Pokémon Go

Puede que ahora esté un poco de capa caída, pero hace unos meses hacía falta estar en Raticulín para vivir al margen del fenómeno Pokémon Go. Los datos de la app de Niantic y The Pokémon Company son impresionantes: más de 500 millones de descargas, más de 500 millones de dólares de beneficios y, por supuesto, un montón de desgracias y accidentes relacionados con la imprudencia innata del ser humano, algunos con consecuencias mortales. Hemos visto noticias surrealistas de gente que buscaba Pikachus en lugares tan poco apropiados como iglesias ortodoxas, vías de tren y hasta los antiguos campos de concentración de Auschwitz, de ahí que Niantic empezara a introducir todo tipo de restricciones en el juego, entre ellas la imposibilidad de capturar pokémon al volante y en determinadas zonas. Incluso algunos países llegaron a prohibirlo o a criticarlo abiertamente, como Rusia, donde un ministro lo vinculó con la CIA en un delirio conspiranoico.
2. El desastroso lanzamiento de Battleborn y compañía

Parece mentira, pero todavía hay empresas importantes que no tienen ni idea de hacer un lanzamiento en condiciones. Y claro, así pasa lo que pasa, que juegos perfectamente válidos acaban condenados al ostracismo sin ninguna necesidad. Es el caso de Dishonored 2, Watch Dogs 2 y Titanfall 2, tres segundas partes que se vieron superadas de forma inmediata por Call of Duty: Infinite Warfare y Battlefield 1, juegos con los que nadie en su sano juicio intentaría competir en la época más ajetreada del año. Luego tenemos Street Fighter V, cuyas ventas se redujeron considerablemente con respecto a la cuarta entrega solo porque Capcom se empeñó en publicarlo a medio hacer. Pero, sin lugar a dudas, el premio al hostión del año solo se lo puede llevar Battleborn, que salió a la venta poco antes que Overwatch para ser triturado sin piedad por el juego de Blizzard. Cualquier día de estos lo ponen a 0,99 en el Lidl.
3. El cambio de actitud de Bethesda

La relación de las empresas de videjuegos con la prensa siempre ha sido complicada, tal y como ha demostrado Bethesda en 2016. La distribuidora de superventas como Fallout 4 y Skyrim ha sacado su lado más farruco y se ha negado a enviar copias de Doom, Skyrim: Special Edition y Dishonored 2 para análisis con la antelación habitual, por lo que sus juegos han salido a la venta sin críticas negativas... pero tampoco favorables, lo cual resulta bastante extraño vista la buena acogida que han tenido los tres a posteriori. Está claro que Bethesda opina que no existe relación alguna entre los análisis y las ventas: independientemente de que los juegos sean buenos o malos, su principal interés es que paguemos antes de saberlo, preferiblemente con una bonita reserva. Y aunque está en su derecho de hacerlo, es evidente que esta decisión de pasarse a la thug life no hace ningún favor a la clientela.
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