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PlayStation 5
Death Stranding Director's Cut: Nadie se queda atrás
La remasterización de Death Stranding mejora visualmente un título que ya era un portento y añade algún extra sin mucha importancia.

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Jugado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por PlayStation España.
El 8 de noviembre de 2019, tras unos cuantos años de tráilers misteriosos y unas presentaciones que sólo la mente de Hideo Kojima podía llegar a entender, Death Stranding salió al mercado. Han pasado tantas cosas en dos años que soy incapaz de recordar todas ellas, especialmente cuando la pandemia me ha destrozado la percepción del tiempo. Sin embargo, recuerdo perfectamente por qué no me embarqué en la tarea de unificar América: no me parecía interesante lo que me proponía el amigo Hideo. El caso es que ahora, concretamente hace unas semanas, decidí darle una oportunidad a Death Stranding con su Director's Cut, una edición exclusiva para PlayStation 5 que mejora visualmente el producto final, le añade las colaboraciones con Half-Life que había en PC e incluye una nueva misión que resulta ser un homenaje a las Special Missions de Metal Gear Solid. No obstante, todo lo que me ha fascinado hoy de Death Stranding no tiene nada que ver con la Director's Cut, sino con el mensaje que transmite y que golpea diferente tras el COVID-19.
Mi compañero Sergi Bosch concluía su artículo sobre Death Stranding en PC con lo siguiente: "No era perfecto en su día, y tampoco lo es ahora, pero Death Stranding continúa siendo una de las grandes obras de autor de la presente generación [...] es especial, transgresor, introspectivo, viene acompañado de un apartado audiovisual de elevado quilataje, e involucra motivos y reflexiones que son tan universales como relevantes en nuestra realidad contemporánea." A día de hoy, no puedo estar más de acuerdo. Reconozco que, invitado por los inevitables paralelismos entre el juego y la realidad que nos está tocando vivir, la oportunidad de embarcarme en esta aventura resultaba una irresistible. Y vaya que si lo ha sido, porque dudo que volvamos a ver en poco tiempo un juego con este valor de producción que sea capaz de arriesgarse y apostar ciegamente en el género humano, en su bondad y honestidad. Aún con todo, Hideo Kojima sigue siendo único en eso de que la ciencia ficción y el humor crucen caminos de maneras un tanto absurdas sin que desentone del todo (pese a que no siempre sea así). Aquel tráiler de presentación de la Director's Cut con Norman Reedus haciendo piruetas en moto o participando en una carrera sonaba un tanto fuera de lugar, pero hablamos de un título que te presentaba a Heartman como un tío cualquiera que se provocaba la muerte sesenta veces diarias mientras te daba la turra con preguntas y te arrojaba likes a la cara por responderlas correctamente.


Death Stranding sigue siendo una experiencia increíble.
En el caso de Death Stranding, lo de Director's Cut no es del todo correcto. El subtítulo nos hace pensar que al original le faltan algunas pinceladas que Kojima dejó en su mente, que había algo que se podía haber quedado en el tintero y que diese pie a una continuación, pero no es así. De hecho, es el propio Kojima el que no está del todo de acuerdo con esta nomenclatura, pero que se debe a que gran parte de los añadidos cumplen la función de hacer la estancia más agradable a todos aquellos que sufrieron durante los primeros compases de la aventura en su primer lanzamiento. Por ello, y como advertencia, avisamos desde ya que Death Stranding: Director's Cut está pensado para quienes lo experimentan por primera vez, y que todo ese contenido nuevo integrado en esta edición no aparece al final, sino en pedazos desperdigados durante el desarrollo de la historia. Es por eso que es de agradecer que haya un sistema de importado de partidas guardas de PS4 a PS5 para todos aquellos que quieran retomar sus encargos. Las nuevas herramientas de las que disponemos son de gran apoyo y están integradas con naturalidad en el juego con las que ya conocíamos: el cañón máser es de las últimas que conseguimos, pero sirven para neutralizar rápidamente a las mulas; la catapulta es una buena manera de lanzar nuestra carga a distancias largas; y el puente quiral puede cubrir grandes distancias, pero deja de funcionar si cae lluvia o nieve.
Como en todo, siempre hay una parte negativa. Hay algunos gadgets que nos hacen establecer una separación entre Death Stranding y Death Stranding Director's Cut. Algunos de los nuevos añadidos ignoran el mensaje original: el camino y lo contemplativo como principales protagonistas, las largas caminatas a solas, con el sonido de unas nubes que amenazan con dejar caer una feroz tormenta mientras suena una pieza musical de Low Roar para acompañar el momento solemne. Todas estas sensaciones se pierden un poco los añadidos como el robot de compañía o el jetpack, que reducen el viaje a un mero trámite. Hablaba en un párrafo anterior de la apuesta de Kojima por confiar ciegamente en el jugador y en recordar al tipo que instaló una red de tirolinas y que te salvó de perder la carga que es una persona increíble arrojándole un puñado de likes. Pero con el añadido de una herramienta que te hace sortear una montaña pronunciada, el mensaje se diluye y queda en un mundo abierto como otro cualquiera. Sucede de igual forma con el robot de compañía, que si bien ya estaba presente en el original, no tenía una función real más allá de cumplir los encargos que le asignábamos. Ahora sí, responde a nuestras peticiones, nos acompaña y carga con todos nuestros paquetes (o con nuestro propio peso, incluso), pero su inteligencia es tan prodigiosa que carga con todo lo que le echemos encima e ignora por completo cualquier superficie.


Ya nos deleitó gráficamente en 2019, y vuelve a repetir sensaciones en su salto a consolas con una resolución 4K y a 60 fotogramas por segundo.
En cuanto a la fábrica abandonada, había esperanzas puestas en lo que podía llegar a ofrecer, pero lo cierto es que su presencia es anecdótica. El encargo 77 lo encontraremos en el Centro Oeste de Capital Knot City, y con esta misión accederemos a unos escenarios con objetivos a cumplir en sigilo con referencias a Metal Gear Solid. Son objetivos fáciles de cumplir, no hay mecánicas complejas y en total apenas ofrece una hora de contenido adicional, pero que nos invita a reflexionar sobre ciertos hechos y conocer mejor a un personaje secundario de la trama que no desvelaremos. No se trata de un contenido imprescindible, pero es capaz de ofrecer momentos emotivos como pequeño aperitivo para los veteranos. Por otro lado, comentar que uno de los añadidos que se percibe como alejada de la experiencia original, es la galería de tiro. Se trata de un campo de pruebas al que podemos acceder desde cualquier terminal y que sirven para probar las armas que vamos construyendo durante el progreso de nuestra aventura y con las que podemos acceder a un sistema de clasificación mundial acabando con oleadas de enemigos. De hecho, no deja de ser cuando menos curioso que en un juego que se ha apostado tanto por la cooperación a cualquier costo, se haya puesto tanto énfasis en la competitividad. Ahora hay encargos semanales para competir contra otros jugadores; podemos repetir cualquier jefe las veces que queramos y comparar nuestro rendimiento con el de otros jugadores; crear una pista de carreras y, una vez más, competir con el resto. Aunque eso sí, el coche descapotable luce increíble en el Modo Foto.
Ya toca, por supuesto, hablar de la remasterización en sí. El título de Kojima Productions funciona bajo el Decima Engine, el motor gráfico de Guerrilla que ya ha sido utilizado para Horizon: Zero Dawn y su inminente continuación. En 2019, cuando se lanzó el título por primera vez, ya nos parecía un juego que se veía de escándalo. A día de hoy resulta impensable que un hardware de 2013 fuese capaz de mostrar unos personajes que coqueteaban con el fotorrealismo y unos escenarios a la altura de las mejores fotografías. Es cierto que hay pocos juegos como Death Stranding que se puedan beneficiar menos de los 60 fotogramas por segundo, pero es una de las opciones si queremos jugar a 4K rescalado. O si lo preferimos, podemos renunciar a esa fluidez y jugar con la opción 4K nativa, aunque ya os adelantamos que esto trae la penalización de unas caídas de fotogramas un tanto pronunciadas. Por sacarle alguna pega, nos parece poco aprovechado el DualSense. La respuesta háptica funciona, aunque la curiosidad y la sorpresa nos lleva rápidamente al hastío y al dolor de índices. Afortunadamente, la vibración funciona a las mil maravillas, lejos de la sorpresa de Astro's Playroom, pero con un acabado increíble.


La Director's Cut de Death Stranding nos deja con algunas escenas nuevas que sorprenderán a más de uno.
CONCLUSIÓN
Hay muy poco que contar, y puede que eso sea lo más preocupante del relanzamiento de Death Stranding, que no se hable tanto como se podría. Kojima Productions se conforma con lanzar un contenido anecdótico mediante un parche que debería ser gratuito (y no 9.99 €, su precio real). Desconozco si mi opinión sobre Death Stranding habría sido distinta en caso de haberlo jugado durante su primer lanzamiento, pero de lo que estoy seguro es de que lo he jugado en el momento idóneo y en la versión que mejor se adapta a los que como yo lo experimentan por primera vez. Aún con todo, no puedo evitar pensar que estos nuevos añadidos para hacer la experiencia más accesible desvirtúan el mensaje original. Por fortuna, todavía se mantienen algunas de las mejores reflexiones: el reencuentro del ser humano consigo mismo y las conexiones como el bien más preciado. Valoración:




