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PlayStation 5
Analizamos Burning Shores, la expansión de Horizon Forbidden West
Te contamos todo lo que tienes que saber de Burning Shores, la expansión de Horizon Forbidden West en exclusiva para PlayStation 5: escala de mapa, nueva zona y contenido, trama...
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Como ya comenté en su momento en el análisis de Horizon Forbidden West, el nuevo trabajo de Guerrilla tenía que enfrentarse al increíble reto de continuar la estela del Horizon original, un Zero Dawn que se había convertido por méritos propios en uno de los videojuegos más queridos de PlayStation 4. Con Aloy de punta de lanza, una de las mejores protagonistas de los últimos años en materia de videojuegos, y con un apartado audiovisual y un diseño artístico atípico, imponente y muy original por bandera, ahora, poco más de un año después de su lanzamiento, ya sabemos que, efectivamente, Forbidden West tuvo éxito en casi todas sus empresas. Es más, y ahora ya hablo a título personal, te diría que Forbidden West es bastante superior a Zero Dawn en casi todos los aspectos, y la duda que me quedaba era si Burning Shores, su expansión, también lograría mejorar las sensaciones que en su momento me transmitió The Frozen Wilds, que ya de por sí habían sido más que positivas.

La respuesta corta es que sí: Burning Shores, a pesar de sus leves disparidades narrativas y de ser quizás excesivamente continuista, es una expansión mucho mejor atada que The Frozen Wilds, tanto desde un punto de vista argumental como jugable, y añade más capas a la fórmula de aventura de acción de Guerrilla. No obstante, que no se me malinterprete; con estas líneas no me refiero a que The Frozen Wilds fuera un mal epílogo para la primera aventura de Aloy, sino simplemente a que Burning Shores cumple mejor su propósito de hacer de enlace entre Forbidden West y una futura tercera entrega que, como es lógico, terminará llegando antes o temprano. En las siguientes líneas trataré de explicarte lo mejor que pueda (y sin ningún tipo de spoiler) hasta qué punto es necesario jugar a Burning Shores para entender lo que se nos viene encima con la tercera entrega de Horizon, y si es una razón lo suficientemente buena como para desempolvar el arco de Aloy y continuar sus aventuras por los exuberantes parajes de ese desastrado y arrebatadoramente bello mundo del futuro.
Burning Shores: del Oeste Prohibido a las Orillas Ardientes
Antes de meternos en materia argumental, me parece que primero deberíamos hablar de escala: el mapa de las Orillas Ardientes tiene aproximadamente un tercio de la superficie de Forbidden West, si bien la expansión no presenta una duración equivalente; es menos, para ser más exactos. De media, podrás completar la historia principal de Burning Shores en unas ocho horas, dependiendo de la velocidad a la que avances y la dificultad en la que juegues, evidentemente, y si te quieres meter al contenido secundario, que como siempre es bastante recomendable en Horizon, ya nos vamos a un rango de 15-20 horas para verlo todo. Estas cifras contrastan con las del juego base, que oscilan entre las 28-32 horas de media para la aventura principal, y se elevan hasta las 65-80 si no pretendemos dejarnos nada detrás. Debo decir, eso sí, que Burning Shores está muy bien cohesionada en el plano del diseño de misiones y no presenta casi ningún tipo de actividad reiterativa o marcadamente accesoria, de manera que prácticamente todo el contenido adicional que trae consigo es de calidad.

Ahora sí, metiéndonos muy superficialmente en cuestiones de historia y lore, Burning Shores tiene lugar justo después de Forbidden West, por lo que viene un poco a hacer de nexo entre su epílogo y lo que en el futuro será la tercera entrega de Horizon. Después de los acontecimientos que tienen lugar en la recta final del juego base, Aloy identifica una nueva amenaza (u oportunidad, según se vea) en un archipiélago situado en las inmediaciones del Oeste Prohibido, y decide ir allí a investigarlo. Pronto, claro, descubre que las cosas no son lo que parecían en primera instancia, lo que nos deja con una trama de reparar heridas, y de restaurar la confianza de personas que se habían quedado a la deriva, en un naufragio trágico a miles de kilómetros de su hogar. El guion, como de costumbre, cumple, con una Aloy que vuelve a estar muy bien nivel, y también sorprende en algún momento en tema de secundarios; Seyka, por ejemplo, la coprotagonista de la expansión, es una adición genial al reparto de Horizon. Quizás puede que sea el mejor secundario de la franquicia.
No obstante, es verdad que la trama de Burning Shores tiene una cadencia un tanto inconsistente, en el sentido de que hay determinados acontecimientos que se sienten un poco fortuitos o repentinos, o simplemente faltos de tiempo para haberse desarrollado en su plenitud. Esto, por suerte, no es la tónica general de la narrativa, que en líneas generales consigue mantenerse estable, por mucho que apenas tenga un par de horitas para presentar todas sus premisas, así como el desenlace de sus historias, que en el último punto resultan algo aceleradas, aunque no carentes de un enorme impacto visual. Lo que sí que es positivo es que la expansión conecta de manera genial con el final de Forbidden West, hasta el punto de sentirse como una consecuencia lógica de este, no un mero añadido fortuito o accidental. En definitiva, no te esperes una profundización en el trasfondo de la franquicia al estilo de cualquiera de las dos entregas numeradas, pero para ser una expansión, Burning Shores añade un montón de contexto, personajes interesantes y permite vislumbrar el futuro inminente de la serie.
¡Mi reino por un pterodáctilo! Los añadidos de la expansión de Horizon
A nivel jugable, la fórmula de aventura de acción con elementos RPG que Guerrilla hilvanó para Horizon se actualiza con algunos pequeños detalles muy significativos. La más importante, quizás, es la exploración marina y costera a través del uso de un esquife a motor, lo que supone una interconexión de zonas que funciona de manera relativamente similar a la de God of War: Ragnarök, por ejemplo. El esquife quizás no es tan protagonista como me hubiera gustado, en parte porque hay una nueva montura voladora que copa toda práctica de desplazamiento por parte del jugador, pero me parece un interesante indicativo de que el estudio holandés sigue en busca de nuevas maneras de sumergirnos en el caótico y preciosista mundo de Horizon. Por descontado, también hay nuevas armas, de enfoque más tecnológico (¡por fin!), nuevas armaduras y cosméticos para Aloy, y un montón de actividades secundarias, en su inmensa mayoría cuidadas hasta el más mínimo detalle.

Como siempre, destacan las misiones secundarias; sí, en su mayoría te tienen un poco de aquí para allá, en una eterna letanía de “Aloy, por favor, sálvame”, pero a medida que se desarrollan estas intrahistorias el título sorprende con revelaciones inesperadas, o con la introducción de nuevas perspectivas jugables, muchas de ellas relacionadas con el plataformeo y el sistema de escalada libre, quizás una de las asignaturas pendientes de la franquicia. Es un aspecto que ha ido mejorando con el paso de los años (Forbidden West es mucho más consistente que Zero Dawn a este respecto) y que todavía tiene margen de mejora, por lo que cualquier paso en la dirección correcta es motivo de celebración. Exactamente lo mismo pasa con la interacción entre el jugador y el mundo: aún no es perfecta, pero progresa adecuadamente y continúa añadiendo detallitos para que el usuario se exprese de manera más independiente y pueda resolver situaciones adversas de maneras cada vez más creativas.
Eso sí, donde más resalta Burning Shores con respecto a Forbidden West es en el apartado técnico; la expansión de lo último de Guerrilla, exclusiva de la versión de PlayStation 5, justifica su ausencia en la anterior sobremesa de Sony gracias a una clara mejora en la teselación del terreno, detalles de texturas, suavidad general, efectos de iluminación y geometría facial. Es muy difícil no perderse por las selvas de hormigón armado, óxido y naturaleza desbordante de la antigua California, tanto por el cuidadísimo diseño artístico del título como por su músculo gráfico, que, para ser sinceros, juega en otra liga. Probablemente el mayor estandarte gráfico que tenemos ahora mismo en la nueva generación… Y repite, además, con una muy buena banda sonora.
CONCLUSIONES
Burning Shores es una expansión que cumple con todos los requisitos para ser de calidad: su escala de mapeado es más que digna, en torno a ⅓ del juego original, la duración de la historia principal es la suficiente como para presentar nuevos personajes, algunos de los cuales se cuentan entre los mejores de la franquicia, y los añadidos jugables, aunque someros, siguen ampliando una fórmula que no para de crecer entrega a entrega. Si a eso le añades unos gráficos imponentes, sobrecogedores en las increíbles panorámicas paisajísticas de la California del futuro, y una escenografía muy potente, se te queda un producto que es muy fácil de recomendar si te gustó Forbidden West, aunque fuera solo un poquito. Es verdad que arrastra algunos problemillas de ritmo, especialmente en una recta final que se siente algo inconexa y arrítmica, y que su exclusividad para PlayStation 5 ha traído cola, pero me parece que como expansión marca muy claramente el camino a seguir: 19,95€, bastante contenido, buena calidad general, muestra clarísimamente un salto generacional en el plano técnico… Y además está muy justificada desde el punto de vista argumental. Muy buena.

La respuesta corta es que sí: Burning Shores, a pesar de sus leves disparidades narrativas y de ser quizás excesivamente continuista, es una expansión mucho mejor atada que The Frozen Wilds, tanto desde un punto de vista argumental como jugable, y añade más capas a la fórmula de aventura de acción de Guerrilla. No obstante, que no se me malinterprete; con estas líneas no me refiero a que The Frozen Wilds fuera un mal epílogo para la primera aventura de Aloy, sino simplemente a que Burning Shores cumple mejor su propósito de hacer de enlace entre Forbidden West y una futura tercera entrega que, como es lógico, terminará llegando antes o temprano. En las siguientes líneas trataré de explicarte lo mejor que pueda (y sin ningún tipo de spoiler) hasta qué punto es necesario jugar a Burning Shores para entender lo que se nos viene encima con la tercera entrega de Horizon, y si es una razón lo suficientemente buena como para desempolvar el arco de Aloy y continuar sus aventuras por los exuberantes parajes de ese desastrado y arrebatadoramente bello mundo del futuro.
Burning Shores: del Oeste Prohibido a las Orillas Ardientes
Antes de meternos en materia argumental, me parece que primero deberíamos hablar de escala: el mapa de las Orillas Ardientes tiene aproximadamente un tercio de la superficie de Forbidden West, si bien la expansión no presenta una duración equivalente; es menos, para ser más exactos. De media, podrás completar la historia principal de Burning Shores en unas ocho horas, dependiendo de la velocidad a la que avances y la dificultad en la que juegues, evidentemente, y si te quieres meter al contenido secundario, que como siempre es bastante recomendable en Horizon, ya nos vamos a un rango de 15-20 horas para verlo todo. Estas cifras contrastan con las del juego base, que oscilan entre las 28-32 horas de media para la aventura principal, y se elevan hasta las 65-80 si no pretendemos dejarnos nada detrás. Debo decir, eso sí, que Burning Shores está muy bien cohesionada en el plano del diseño de misiones y no presenta casi ningún tipo de actividad reiterativa o marcadamente accesoria, de manera que prácticamente todo el contenido adicional que trae consigo es de calidad.

Ahora sí, metiéndonos muy superficialmente en cuestiones de historia y lore, Burning Shores tiene lugar justo después de Forbidden West, por lo que viene un poco a hacer de nexo entre su epílogo y lo que en el futuro será la tercera entrega de Horizon. Después de los acontecimientos que tienen lugar en la recta final del juego base, Aloy identifica una nueva amenaza (u oportunidad, según se vea) en un archipiélago situado en las inmediaciones del Oeste Prohibido, y decide ir allí a investigarlo. Pronto, claro, descubre que las cosas no son lo que parecían en primera instancia, lo que nos deja con una trama de reparar heridas, y de restaurar la confianza de personas que se habían quedado a la deriva, en un naufragio trágico a miles de kilómetros de su hogar. El guion, como de costumbre, cumple, con una Aloy que vuelve a estar muy bien nivel, y también sorprende en algún momento en tema de secundarios; Seyka, por ejemplo, la coprotagonista de la expansión, es una adición genial al reparto de Horizon. Quizás puede que sea el mejor secundario de la franquicia.
No obstante, es verdad que la trama de Burning Shores tiene una cadencia un tanto inconsistente, en el sentido de que hay determinados acontecimientos que se sienten un poco fortuitos o repentinos, o simplemente faltos de tiempo para haberse desarrollado en su plenitud. Esto, por suerte, no es la tónica general de la narrativa, que en líneas generales consigue mantenerse estable, por mucho que apenas tenga un par de horitas para presentar todas sus premisas, así como el desenlace de sus historias, que en el último punto resultan algo aceleradas, aunque no carentes de un enorme impacto visual. Lo que sí que es positivo es que la expansión conecta de manera genial con el final de Forbidden West, hasta el punto de sentirse como una consecuencia lógica de este, no un mero añadido fortuito o accidental. En definitiva, no te esperes una profundización en el trasfondo de la franquicia al estilo de cualquiera de las dos entregas numeradas, pero para ser una expansión, Burning Shores añade un montón de contexto, personajes interesantes y permite vislumbrar el futuro inminente de la serie.
¡Mi reino por un pterodáctilo! Los añadidos de la expansión de Horizon
A nivel jugable, la fórmula de aventura de acción con elementos RPG que Guerrilla hilvanó para Horizon se actualiza con algunos pequeños detalles muy significativos. La más importante, quizás, es la exploración marina y costera a través del uso de un esquife a motor, lo que supone una interconexión de zonas que funciona de manera relativamente similar a la de God of War: Ragnarök, por ejemplo. El esquife quizás no es tan protagonista como me hubiera gustado, en parte porque hay una nueva montura voladora que copa toda práctica de desplazamiento por parte del jugador, pero me parece un interesante indicativo de que el estudio holandés sigue en busca de nuevas maneras de sumergirnos en el caótico y preciosista mundo de Horizon. Por descontado, también hay nuevas armas, de enfoque más tecnológico (¡por fin!), nuevas armaduras y cosméticos para Aloy, y un montón de actividades secundarias, en su inmensa mayoría cuidadas hasta el más mínimo detalle.

Como siempre, destacan las misiones secundarias; sí, en su mayoría te tienen un poco de aquí para allá, en una eterna letanía de “Aloy, por favor, sálvame”, pero a medida que se desarrollan estas intrahistorias el título sorprende con revelaciones inesperadas, o con la introducción de nuevas perspectivas jugables, muchas de ellas relacionadas con el plataformeo y el sistema de escalada libre, quizás una de las asignaturas pendientes de la franquicia. Es un aspecto que ha ido mejorando con el paso de los años (Forbidden West es mucho más consistente que Zero Dawn a este respecto) y que todavía tiene margen de mejora, por lo que cualquier paso en la dirección correcta es motivo de celebración. Exactamente lo mismo pasa con la interacción entre el jugador y el mundo: aún no es perfecta, pero progresa adecuadamente y continúa añadiendo detallitos para que el usuario se exprese de manera más independiente y pueda resolver situaciones adversas de maneras cada vez más creativas.
Eso sí, donde más resalta Burning Shores con respecto a Forbidden West es en el apartado técnico; la expansión de lo último de Guerrilla, exclusiva de la versión de PlayStation 5, justifica su ausencia en la anterior sobremesa de Sony gracias a una clara mejora en la teselación del terreno, detalles de texturas, suavidad general, efectos de iluminación y geometría facial. Es muy difícil no perderse por las selvas de hormigón armado, óxido y naturaleza desbordante de la antigua California, tanto por el cuidadísimo diseño artístico del título como por su músculo gráfico, que, para ser sinceros, juega en otra liga. Probablemente el mayor estandarte gráfico que tenemos ahora mismo en la nueva generación… Y repite, además, con una muy buena banda sonora.
CONCLUSIONES
Burning Shores es una expansión que cumple con todos los requisitos para ser de calidad: su escala de mapeado es más que digna, en torno a ⅓ del juego original, la duración de la historia principal es la suficiente como para presentar nuevos personajes, algunos de los cuales se cuentan entre los mejores de la franquicia, y los añadidos jugables, aunque someros, siguen ampliando una fórmula que no para de crecer entrega a entrega. Si a eso le añades unos gráficos imponentes, sobrecogedores en las increíbles panorámicas paisajísticas de la California del futuro, y una escenografía muy potente, se te queda un producto que es muy fácil de recomendar si te gustó Forbidden West, aunque fuera solo un poquito. Es verdad que arrastra algunos problemillas de ritmo, especialmente en una recta final que se siente algo inconexa y arrítmica, y que su exclusividad para PlayStation 5 ha traído cola, pero me parece que como expansión marca muy claramente el camino a seguir: 19,95€, bastante contenido, buena calidad general, muestra clarísimamente un salto generacional en el plano técnico… Y además está muy justificada desde el punto de vista argumental. Muy buena.
Copia digital proporcionada por Precision Spain