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Can you feel the heat?
Los aficionados a los juegos de carreras arcade tienen un nuevo aspirante al trono que dejó huérfano Ridge Racer.
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Analizado en Xbox One X. Copia digital proporcionada por Avancediscos.
Que quede claro, en Milán hay un estudio de desarrollo llamado 3DClouds en el que se pirran por los títulos de carrera arcade. Esta gente ha mamado en los salones recreativos y en las consolas de 32 bits todos los juegos de conducción de SEGA y Namco (antes de fusionarse con Bandai), hasta el punto de que han querido sumar su granito de historia a la causa. El resultado se llama Xenon Racer, una concatenación continua de derrapes por amplias carreteras asfaltadas en las que la música electrónica aturde tanto o más como el rugir de nuestros motores. El título está disponible desde hace nada para Xbox One, Playstation 4, PC y Nintendo Switch, pero nosotros no hemos tenido acceso a ésta última y por lo visto, el resultado final dicta mucho para equipararla al resto de versiones, por lo que hemos decidido obviarla del análisis.
Estamos en el año 2030, justo antes de que la competición de vehículos de alta gama de el siguiente salto tecnológico y se pase a las carreras antigravitatorios. O lo que es lo mismo, sin ruedas. En esta última temporada, las escuderías más afamadas quieren dar el do de pecho y despedir la competición por todo lo alto, y han preparado los coches más potentes y aerodinámicos imaginables por el hombre para proporcionar al espectador la carrera de sus vidas. Y ya está, lo justito que veremos en una llamativa secuencia CGI que saltaremos la segunda vez que nos aparezca. En lo que se refiere a los modos de juego en solitario, el que llama la atención es el modo campeonato montado mediante ramificaciones, en el que cada nodo consta de varias carreras, muy muy parecido a lo que vimos en Ridge Racer 6. Es la primera vez que lo mencionamos, pero no va a ser la última. Luego hay más variantes (carreras normales, contra el crono y similares) pero lo que realmente llama la atención es que han apostado por un multijugador lleno de posibilidad, tanto en línea como a pantalla partida, variante que no se prodiga demasiado en los títulos de velocidad.

Por diseño, si nos dijeran que estos coches vuelan, nos lo creeríamos sin dudarlo.
Hemos dicho que es un título arcade, pero en realidad, Xenon Racer tiene alma de Ridge Racer. Para empezar, la jugabilidad se basa en el derrape. Mediante, el freno, el freno de mano o al soltar el acelerador para volver a pisar a fondo... todo vale para que nuestras ruedas gasten goma y dejen el asfalto señalado por rozamiento. Derrapes y turbos, porque con cada deslizamiento no solo ganaremos décimas en cada curva, también rellenaremos una de las tres barras habilitadas para que el nitroso nos ayude a ponernos en cabeza. La otra forma de conseguir este impulso adicional es pasando por puntos luminosos diseminados por algunos escenarios. Para evitar que nos choquemos constantemente, han puesto un indicador porcentual de daño para que intentemos cuidar nuestro estilo de conducción y no vayamos a lo loco. En nuestra primera carreras sentiremos las mismas sensaciones que en el juego de Namco, la velocidad, la satisfacción al derrapar en una curva cerrada, los imposibles edificios de una ciudad pensada para correr por ella... hasta que en la última curva todos los coches nos pasarán de largo.
Nuestra cara será de incredulidad. ¿Cómo puede ser que todos los rivales fácilmente superados en las dos primeras curvas hayan esperado hasta la mitad de la última vuelta para adelantarnos? Pues por desajustes en la jugabilidad, parece ser por lo probado que para crear competitividad en el jugador han dopado a los rivales con este tipo de artimañas para que no se duerma en los laureles. Y no creáis que es algo que ocurre en el nivel de dificultad más alto, en el medio pasa y en fácil también aunque un poco más disimulado. Los rivales comienzan a correr por raíles imaginarios hasta darnos caza, algo frustrante que provoca que estemos más pendientes del indicador que señala los metros que hay respecto a nuestro más inmediato perseguidor que de la propia carretera. No es el único desajuste que encontramos, hay circuitos realmente sencillos con curvas livianas, mientras que en otros las curvas de otros son tan cerradas que no habrá derrape que valga. Por supuesto los rivales las cogerán sin problema a máxima velocidad. La solución para ésto último la encontramos en el taller. Podemos cambiar algunas piezas (ruedas y alerones) por otras para subir el "manejo" y el "derrape" de nuestro bólido a costa de sacrificar la "velocidad punta" y la "aceleración". Al menos así resultará más competitiva la carrera.


Hasta con pantalla partida, para que no podamos echarle nada en cara.
Y si las sensaciones al coger el mando de control son calcadas (en principio) a las del juego de Namco, el apartado visual lo es todavía más. Esas calles anchas, esos túneles infinitos, esos carteles publicitarios... Xenon Racer es color y lujo puesto al servicio del jugador. Circuitos imposibles en ciudades recargadas con edificios descomunales por los que mataría Calatrava. Con los coches pasa lo mismo, mitad lanchas fueraborda mitad bólidos de Fórmula 1, aerodinámicamente tan posibles como una cita de Nietzsche en Sálvame. Por lo menos en el modo rendimiento en Xbox One X, la variante que apuesta por la tasa de imágenes por segundo más alta, luce como uno espera que el juego debe verse. La que opta por los 4K a costa de sacrificar la suavidad no resulta para nada satisfactoria, los trompicones en la imagen se sienten como puñaladas en nuestras córneas. La música electrónica sigue la misma tónica, menos inspirada que el juego en el que quiere parecerse, pero se deja escuchar.
Suena como un Ridge Racer, luce como un Ridge Racer, parece un Ridge Racer... pero no termina de serlo. Lo que comenzó como un arcade desenfadado en el que disfrutar surfeando curvas se convierte en una amalgama de discutibles decisiones que aumenta la dificultad de la peor manera posible, la injusta. Aún así, es disfrutable. En cuanto cambiamos el chip, claro. Nada de apacibles carreras, aquí estaremos con el alma en vilo intentado tapar los puntos en los que nos pueden superar, acumulando turbos y memorizando cada trazado para estar en igualdad de condiciones durante la última vuelta. Esperemos que todo eso lo depuren con alguna actualización, porque visto que en Namco Bandai no tienen pensado resucitar la serie, Xenon Racer parecía un placebo la mar de interesante.