
Saturn
El nacimiento de un clásico
Tras su exitoso estreno en Psx, la saga estrella de Psygnosis aterrizó en la 32 bits de Sega con un port algo inferior al de la consola de Sony.

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Versión analizada Sega Saturn. Copia física adquirida por el propio autor del texto.
Año 2052, las carreras antigravedad se han convertido en el deporte más popular del mundo gracias a la Liga de Competición F3600. Año 1995, Psygnosis se saca de la manga el mejor juego de lanzamiento de PSX junto a Ridge Racer. Cincuenta y siete años separan estos dos acontecimientos y mientras uno ya forma parte de la historia consolera el otro sigue perteneciendo a un futuro muy poco probable. El lanzamiento de Wipeout supuso un tremendo impulso para las ventas de la consola de Sony en sus primeros meses de vida y aunque Psygnosis ya no existe, la saga aún permanece viva en nuestros días, lo que da una idea de la calidad y fama que ha alcanzado en todos estos años.
Afortunadamente, no sólo los usuarios de PSX pudieron disfrutar del juego y en 1996 llegaban los ports a PC y Sega Saturn, versión que analizamos ahora y que fue desarrollada por los australianos de Tantalus, famosos por sus muchos ports y que trajeron también a Saturn otros juegos con mayor o menor fortuna como Wipeout 2097, Manx TT o The House of the Dead.
Las diferencias entre la versión de PSX y la de Saturn son pequeñas, siendo la principal la ausencia de tres de las canciones de la BSO debido a problemas de licencias con Sony Music. En la consola de Sony teníamos esos tres temas de The Chemical Brothers, Orbital y Leftfield, en la de Sega tenemos tres canciones de Rob Lord & Mark Bandola. En el apartado técnico, la versión de Saturn tiene una peor tasa de imágenes por segundo y texturas más pobres, aunque por contra los tiempos de carga son un poco más cortos. Ambas versiones sufren de un acusado popping (cuando vemos generarse elementos en el escenario de forma repentina), aunque no afecta realmente a la hora de jugar y en ocasiones hay también problemas de clipping (cuando los elementos sólidos se traspasan ocupando ambos el mismo espacio).
Una vez metidos en faena tenemos disponibles tres modos de juego: Campeonato, carrera individual y contrarreloj, de forma que el primero de ellos el corazón del juego. Ocho pilotos compiten a lo largo de seis circuitos cada vez más enrevesados para conseguir la mayor cantidad de puntos posibles, para pasar al siguiente circuito tenemos que terminar en el podio, aunque si no lo conseguimos tenemos otras dos oportunidades más. Una vez ganemos el campeonato se desbloquea uno más avanzado en el que las naves van a bastante más velocidad, se puede decir que es el modo difícil del juego. Para adaptarse a todo tipo de jugadores, podemos elegir entre cuatro equipos distintos, lo que nos da diferencias en las naves en la aceleración, velocidad punta, capacidad de giro y peso.
Durante las carreras, para ganar, aparte de nuestra habilidad pilotando también disponemos de dos características que convierten al juego en una especie de Mario Kart futurista, el uso de objetos y el poder pasar sobre aceleradores de velocidad. Los objetos son variados, por lo que además de un escudo y un turbo, tenemos un amplio arsenal con el que podemos atacar a los rivales: minas, ondas de choque, cohetes y misiles teledirigidos. Estos últimos no son tan efectivos como pudiera parecer y salvo que estés muy cerca del objetivo o en una recta larga, lo más probable es que no alcancen a tu rival.
Pese a que los circuitos iniciales son bastante sencillos, la primera impresión es que estamos ante un juego difícil, sobretodo porque el control es un poco durillo, aunque es algo a lo que nos acostumbramos rápidamente y en pocos minutos manejaremos la nave casi a la perfección. Aún así, es más que probable que en algunos momentos vayamos de lado a lado de la pista sufriendo un gran descontrol de nuestra nave que puede llegar a desesperar. Podemos optar entre una vista en primera persona y otra exterior, que cambiamos con el botón A, mientras que con el B aceleramos, con el C usamos las armas y con el L y R accionamos el freno izquierdo o derecho para ayudarnos a girar mejor hacia un lado u otro. El uso correcto de estos frenos es fundamental para salir victoriosos de las carreras. Como peculiaridad, durante las subidas o a la hora de aterrizar tras un salto, debemos posicionar el morro de la nave a la altura correcta para no perder velocidad, algo que hacemos con las direcciones arriba y abajo del pad direccional. Además el juego es compatible con el Arcade Racer.
Otro aspecto mejorable del juego es la IA de los rivales, en ocasiones si salimos bien podemos plantarnos en el primer puesto antes de acabar la primera vuelta y otras veces si se nos da algo peor esa primera vuelta (y aunque las dos siguientes lo hagamos casi a la perfección), será imposible alcanzar la cabeza de carrera, dejando la sensación de que algunas veces el juego nos facilita el ganar y otras nos lo pone imposible. Además, los rivales pocas veces hacen uso de sus armas aunque las tengan disponibles.
Por todo ello, Wipeout es un juego desafiante y divertido, al que le podemos perdonar los fallos aunque no hubiese estado de más poder disfrutar de un modo de dos jugadores, unos campeonatos más largos y sobretodo algunos circuitos más, aunque si terminamos los dos campeonatos se desbloquea un nuevo circuito, por lo que para completar el juego al 100% debemos pasarnos de nuevo los dos campeonatos con siete carreras en vez de seis.
Se nota que es un juego de la primera hornada de los 32 bits y es por eso que esta falta de contenido se solucionó con su secuela. Aún así todo poseedor de una Saturn debería darle una oportunidad.
Alternativas
Su secuela, Wipeout 2097, es muy superior en todos los aspectos.
Divertido y desafiante.
El framerate. Algo más de contenido le hubiese venido perfecto.
Pese a algunas carencias es un juego totalmente recomendable que todo amante de la velocidad debería jugar, pasen los años que pasen.