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Análisis de Wargroove 2, el indie de estrategia táctica que demuestra su estilo propio
La secuela del laureado Wargroove respeta las bases del original pero tiene las ideas mucho más claras
Por Andrés JC,
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El primer Wargroove fue un guiño, por no decir un grito, hacia el legado de Advance Wars, abandonado entonces por Nintendo durante años. El acercamiento de este juego independiente a la estrategia táctica estaba muy emparentado con los juegos de Game Boy Advance por su estilo gráfico y varias mecánicas jugables, como conquistar edificios o disponer de unidades por tierra, mar y aire. También incluía muchas ideas propias, como la presencia del general en la batalla, que era muy poderoso pero su derrota implicaba el fin de la partida. Mientras que Wargroove fue un juego más que interesante, y puso de relieve el interés por esta fórmula en el género de estrategia, se notaba que era el primer juego. Le faltaba un tanto de refinamiento, mayor balanceo entre las unidades y tenía ciertos defectos en la IA de los enemigos. Wargroove 2 toma esta base, y sin hacer demasiados cambios visuales, trata de apuntar hacia los puntos débiles del juego original, cambiar muchas cosas y añadir muchas otras. El resultado es un juego que, pese a que parece muy continuista, se siente muy diferente.
De ratones y hombres
El primer contacto con Wargroove 2 es, en pocas palabras, fantástico. Al acceder a la campaña, modo principal del juego, aparece un tutorial corto y divertido explicando los conceptos básicos; no tardaremos más de unos minutos en empezar la primera aventura que nos propone, protagonizada por una nación de ratones: Fhaari. Tras su desembarco en una tierra desconocida, conocemos a Pistilo, Rombo y Lytra, generales del ejército roedor y divertidísimos protagonistas de la historia que abarca la primera campaña, en la cual se enfrentan a la búsqueda de un legado perdido en las inmediaciones de la región de floránidos. El reino de los floránidos, por supuesto, no se queda de brazos cruzados y acude a defender sus dominios. Siguiendo una historia lineal, esta campaña es por sí sola mucho más entretenida y bien escrita que toda la campaña del primer juego. Y aquí no acaba todo, porque una vez acabamos la historia de los Fhaari, nos esperan tres campañas más, protagonizadas por otras facciones del mundo de Wargroove.
El diseño de mapas en esta ocasión ofrece desafíos mucho más concretos y originales. El objetivo típico de ganar la partida alcanzando el territorio enemigo y capturando la base o derrotando todas las unidades no es el habitual. Hay varias fases que nos exigen proteger una zona que está siendo asediada, escapar por un camino que se autodestruye cada turno que pasa, o alcanzar una zona escondida por la niebla. Estos planteamientos exigen tomar decisiones estratégicas diferentes a lo habitual, y casi en cada fase tendremos que cambiar nuestra forma de jugar. ¿Acaso hay otra virtud mayor en un juego de estrategia?
Como ya ocurría en el primer Wargroove, el general del ejército es una unidad fundamental, y saber gestionarla correctamente es imprescindible para ganar. Esta unidad, por su capacidad defensiva y facilidad para recuperar salud, era una pieza demasiado poderosa y a veces ocasionaba batallas demasiado largas, pero ahora ha sido balanceada y su gestión es diferente. Cada general tiene sus puntos fuertes y débiles, y por supuesto su habilidad Groove, ahora con varios niveles, que puede desestabilizar el combate si se usa correctamente. También ha habido cambios de estadísticas en otras unidades, y por supuesto unidades nuevas, que aportan más riqueza al desafío táctico y consiguen un equilibro mejor. Wargroove 2 se distancia más de Advance Wars de forma valiente y acertada, y toma su propio camino, más abierto, con más posibilidades. En retrospectiva, cuando juego a Wargroove 2 ya no siento que esté jugando a una versión remozada del juego de Nintendo, sino a una fórmula nueva, a medio camino entre la estrategia clásica y el rol táctico por turnos.
Pequeños añadidos, grandes efectos
Una de las novedades más interesantes es la opción de equipar objetos en una unidad, ítems que aparecen el algún lugar del mapa e incrementan las estadísticas; también hay nuevos elementos interactuables en el mapa, como las ciudades que permiten arrasar los bosques colindantes para generar más dinero, o las torres que recuperan salud. Las campañas del juego demuestran una inteligencia increíble en integrar cada una de estas mecánicas, sin resultar agobiantes, y muy bien compaginadas con la historia que nos quieren contar. A menudo me he encontrado queriendo jugar más Wargroove 2 sólo para descubrir qué sorpresa descubriré a continuación, y eso es una cualidad que raras veces encuentro en el género, que normalmente se asienta sobre los mismos conceptos desde muy temprano. Sigo notando que la IA del juego actúa de forma un tanto extraña en ocasiones, en particular con las conquistas de edificios, pero en términos generales es más natural que antes.
Además de las campañas, Wargroove 2 incluye otros modos de juego. Sorprende la eliminación de algunos modos disponibles en la primera entrega, como Arcade o Puzzle, que no están disponibles ahora y en su lugar, han sido reemplazados por el modo Conquista, una suerte de roguelite que recuerda a juegos como Slay the Spire o Hades. Aquí los escenarios son mucho más pequeños y generados aleatoriamente, separados por un mapa con varios caminos. Empezamos la partida con un ejército pequeño, y es muy importante conservar lo máximo posible su salud, ya que solo podremos recuperar vida en puntos concretos del mapa. Este modo es realmente adictivo de jugar, porque nos exige tomar decisiones sobre cómo confeccionar el ejército, y siempre hay compromisos muy bien calculados de riesgo-beneficio. La dificultad por defecto es bastante baja, y una partida no dura más de una hora, pero está diseñado para ser jugado varias veces alterando la dificultad y otros parámetros, desbloquear contenido progresivamente y, en definitiva, disfrutar de una experiencia táctica distinta a la que ofrece el resto del juego. Junto a lo efectivas que son las campañas, no he echado en falta los modos de juego del original: en Wargroove 2 hay una propuesta bastante sólida y rejugable.
Lo último, pero no menos importante, son las funciones online. Como ya ocurría en la primera entrega, cualquier jugador puede crear un mapa y subirlo a internet, y jugar online con otros jugadores en partidas de hasta 8 personajes. El ecosistema que había entonces se ha trasladado a esta nueva entrega, con la opción de crear campañas enteras. Elige el continente y coloca en él los eventos y combates que desees, escribe tus propios diálogos en escenas iguales a las que han implementado los propios creadores, y en definitiva, amplía el juego con tu propia creatividad sin límite. Pocas veces he visto un editor tan completo como el de Wargroove 2, que no solo permite crear niveles, sino también configurar condiciones, programar la IA de los personajes (aliados o enemigos) y contar una historia de cabo a rabo. En este aspecto, la única pega que encuentro es que la interfaz de este modo tiene bastantes fallos, y resulta complicado sacarle todo el provecho. Espero y deseo que sea arreglado en próximas actualizaciones, porque publicar mi primer mapa con su argumento ha sido una experiencia magnífica.
Conclusiones
En la superficie, Wagroove 2 parece una segunda parte tímida, pero en realidad hay un ejercicio profundo de rediseño y nuevas ideas que elevan esta entrega muy por encima de la anterior. Sí, es cierto que ya no tiene el factor sorpresa, pero considerando la gran cantidad de contenido de calidad que incluye este juego, podemos estar más que satisfechos. La franquicia Wargroove ha encontrado su lugar en el mundo, y lo ha conseguido derrochando carisma y entendiendo sus puntos fuertes jugables. Este año, el trono a mejor juego de estrategia bélica en Switch es para Wargroove 2.
Jugado en Switch. Clave digital proporcionada por Honest PR.
De ratones y hombres
El primer contacto con Wargroove 2 es, en pocas palabras, fantástico. Al acceder a la campaña, modo principal del juego, aparece un tutorial corto y divertido explicando los conceptos básicos; no tardaremos más de unos minutos en empezar la primera aventura que nos propone, protagonizada por una nación de ratones: Fhaari. Tras su desembarco en una tierra desconocida, conocemos a Pistilo, Rombo y Lytra, generales del ejército roedor y divertidísimos protagonistas de la historia que abarca la primera campaña, en la cual se enfrentan a la búsqueda de un legado perdido en las inmediaciones de la región de floránidos. El reino de los floránidos, por supuesto, no se queda de brazos cruzados y acude a defender sus dominios. Siguiendo una historia lineal, esta campaña es por sí sola mucho más entretenida y bien escrita que toda la campaña del primer juego. Y aquí no acaba todo, porque una vez acabamos la historia de los Fhaari, nos esperan tres campañas más, protagonizadas por otras facciones del mundo de Wargroove.
El diseño de mapas en esta ocasión ofrece desafíos mucho más concretos y originales. El objetivo típico de ganar la partida alcanzando el territorio enemigo y capturando la base o derrotando todas las unidades no es el habitual. Hay varias fases que nos exigen proteger una zona que está siendo asediada, escapar por un camino que se autodestruye cada turno que pasa, o alcanzar una zona escondida por la niebla. Estos planteamientos exigen tomar decisiones estratégicas diferentes a lo habitual, y casi en cada fase tendremos que cambiar nuestra forma de jugar. ¿Acaso hay otra virtud mayor en un juego de estrategia?
«Wargroove 2 se distancia más de Advance Wars de forma valiente y acertada»
Como ya ocurría en el primer Wargroove, el general del ejército es una unidad fundamental, y saber gestionarla correctamente es imprescindible para ganar. Esta unidad, por su capacidad defensiva y facilidad para recuperar salud, era una pieza demasiado poderosa y a veces ocasionaba batallas demasiado largas, pero ahora ha sido balanceada y su gestión es diferente. Cada general tiene sus puntos fuertes y débiles, y por supuesto su habilidad Groove, ahora con varios niveles, que puede desestabilizar el combate si se usa correctamente. También ha habido cambios de estadísticas en otras unidades, y por supuesto unidades nuevas, que aportan más riqueza al desafío táctico y consiguen un equilibro mejor. Wargroove 2 se distancia más de Advance Wars de forma valiente y acertada, y toma su propio camino, más abierto, con más posibilidades. En retrospectiva, cuando juego a Wargroove 2 ya no siento que esté jugando a una versión remozada del juego de Nintendo, sino a una fórmula nueva, a medio camino entre la estrategia clásica y el rol táctico por turnos.
Pequeños añadidos, grandes efectos
Una de las novedades más interesantes es la opción de equipar objetos en una unidad, ítems que aparecen el algún lugar del mapa e incrementan las estadísticas; también hay nuevos elementos interactuables en el mapa, como las ciudades que permiten arrasar los bosques colindantes para generar más dinero, o las torres que recuperan salud. Las campañas del juego demuestran una inteligencia increíble en integrar cada una de estas mecánicas, sin resultar agobiantes, y muy bien compaginadas con la historia que nos quieren contar. A menudo me he encontrado queriendo jugar más Wargroove 2 sólo para descubrir qué sorpresa descubriré a continuación, y eso es una cualidad que raras veces encuentro en el género, que normalmente se asienta sobre los mismos conceptos desde muy temprano. Sigo notando que la IA del juego actúa de forma un tanto extraña en ocasiones, en particular con las conquistas de edificios, pero en términos generales es más natural que antes.
Además de las campañas, Wargroove 2 incluye otros modos de juego. Sorprende la eliminación de algunos modos disponibles en la primera entrega, como Arcade o Puzzle, que no están disponibles ahora y en su lugar, han sido reemplazados por el modo Conquista, una suerte de roguelite que recuerda a juegos como Slay the Spire o Hades. Aquí los escenarios son mucho más pequeños y generados aleatoriamente, separados por un mapa con varios caminos. Empezamos la partida con un ejército pequeño, y es muy importante conservar lo máximo posible su salud, ya que solo podremos recuperar vida en puntos concretos del mapa. Este modo es realmente adictivo de jugar, porque nos exige tomar decisiones sobre cómo confeccionar el ejército, y siempre hay compromisos muy bien calculados de riesgo-beneficio. La dificultad por defecto es bastante baja, y una partida no dura más de una hora, pero está diseñado para ser jugado varias veces alterando la dificultad y otros parámetros, desbloquear contenido progresivamente y, en definitiva, disfrutar de una experiencia táctica distinta a la que ofrece el resto del juego. Junto a lo efectivas que son las campañas, no he echado en falta los modos de juego del original: en Wargroove 2 hay una propuesta bastante sólida y rejugable.
«Elige el continente y coloca en él los eventos y combates que desees, escribe tus propios diálogos en escenas iguales a las que han implementado los propios creadores, y en definitiva, amplía el juego con tu propia creatividad sin límite»
Lo último, pero no menos importante, son las funciones online. Como ya ocurría en la primera entrega, cualquier jugador puede crear un mapa y subirlo a internet, y jugar online con otros jugadores en partidas de hasta 8 personajes. El ecosistema que había entonces se ha trasladado a esta nueva entrega, con la opción de crear campañas enteras. Elige el continente y coloca en él los eventos y combates que desees, escribe tus propios diálogos en escenas iguales a las que han implementado los propios creadores, y en definitiva, amplía el juego con tu propia creatividad sin límite. Pocas veces he visto un editor tan completo como el de Wargroove 2, que no solo permite crear niveles, sino también configurar condiciones, programar la IA de los personajes (aliados o enemigos) y contar una historia de cabo a rabo. En este aspecto, la única pega que encuentro es que la interfaz de este modo tiene bastantes fallos, y resulta complicado sacarle todo el provecho. Espero y deseo que sea arreglado en próximas actualizaciones, porque publicar mi primer mapa con su argumento ha sido una experiencia magnífica.
Conclusiones
En la superficie, Wagroove 2 parece una segunda parte tímida, pero en realidad hay un ejercicio profundo de rediseño y nuevas ideas que elevan esta entrega muy por encima de la anterior. Sí, es cierto que ya no tiene el factor sorpresa, pero considerando la gran cantidad de contenido de calidad que incluye este juego, podemos estar más que satisfechos. La franquicia Wargroove ha encontrado su lugar en el mundo, y lo ha conseguido derrochando carisma y entendiendo sus puntos fuertes jugables. Este año, el trono a mejor juego de estrategia bélica en Switch es para Wargroove 2.
Jugado en Switch. Clave digital proporcionada por Honest PR.
Alternativas
Advance Wars Re-boot Camp, Into the Breach
Cuatro campañas, todas con personajes y mapas bien pensados. Un modo roguelite bastante interesante
El modo de crear mapas está sin terminar. Algunos contenidos de la anterior entrega han desaparecido
Sorprendente secuela que, bajo una superficie similar, consigue ofrecer una experiencia mucho más elocuente y con personalidad