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Acero vs. pólvora
Shogun 2 amplía sus posibilidades estratégicas con la Guerra Boshin. La modernización llega a Japón.
Por Andrés JC,
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Década de 1850. Estados Unidos desembarca en las costas japonesas y obliga al shogun, la figura política más relevante, a abrir sus fronteras comerciales al resto del mundo. Debido a la cerrazón precedente, en Japón había un nivel cultural y militar subdesarrollado respecto a las potencias occidentales. Tal fue el contraste de costumbres, hábitos y sobre todo acuerdos (siempre en perjuicio de Japón) que no tardaron en surgir movimientos rebeldes contra todo lo que provenía de Occidente. La xenofobia de los japoneses y el afán por mantener a su país lejos de los abusos de Estados Unidos y otros países de Europa dieron pie, en la década siguiente, a una guerra civil conocida como Guerra Boshin.
En un bando, los partidarios del shogun, principales responsables y defensores de la globalización de Japón. Aliados inicialmente de Francia, intentan recuperar la fiabilidad perdida tras la desmedida incursión de Estados Unidos. En el otro bando, el Emperador, figura tradicionalmente decorativa, sirve de icono a los insurrectos para tomar el poder del país y terminar con los abusos de poder extranjeros. Ambos bandos se verán obligados a colgar la espada de samurái y coger el fusil para ganar la batalla.
El último samurái
La expansión incluye varias novedades como unidades, elementos culturales, clanes y demás que comentaremos más adelante, pero sobre todo destaca por incluir una nueva campaña bajo el contexto de la Guerra Boshin. El jugador experimentado en Total War: Shogun 2 podrá empezar desde cero con uno de los seis clanes disponibles al inicio para enfrentarse a un nuevo desafío táctico. La mecánica sigue siendo prácticamente la misma: un mapamundi sobre el que tomamos decisiones y movemos nuestras tropas por turnos y mapas de batalla sobre los que se desarrolla la acción en tiempo real. Sin embargo, hay algunos ligeros cambios para añadirle fidelidad histórica a la experiencia. Cada turno equivale a menos de un mes, dado que la guerra fue corta y no tendría sentido que siguiera el mismo patrón de estaciones. La distribución de las provincias ha cambiado para adaptarse a la situación cronológica (ahora hay diez más) y nuestras tropas pueden desplazarse por el mapa con el ferrocarril, uno de los añadidos como construcción en las ciudades. Con todo esto, las posibilidades tácticas sobre el mapa se amplían considerablemente.
La interfaz también ha cambiado. Podría decirse que las ilustraciones que sirven para representar unidades y edificios también se han modernizado y no siguen el estilo de dibujo clásico japonés. Nuestro guía en la nueva campaña es distinto y podremos configurarlo para que nos oriente sobre las novedades disponibles en todo momento, por lo que aprenderlas será más fácil, y junto con la sección de tutoriales, que ahora incluye vídeos para ayudar al jugador a hacerse con los controles, y la enciclopedia, que se ha expandido para integrar toda la información necesaria sobre los objetos de La caída del samurái, sin duda no podremos quejarnos. Tanto el jugador principiante como el experimentado valorarán todas estas novedades.
En un bando, los partidarios del shogun, principales responsables y defensores de la globalización de Japón. Aliados inicialmente de Francia, intentan recuperar la fiabilidad perdida tras la desmedida incursión de Estados Unidos. En el otro bando, el Emperador, figura tradicionalmente decorativa, sirve de icono a los insurrectos para tomar el poder del país y terminar con los abusos de poder extranjeros. Ambos bandos se verán obligados a colgar la espada de samurái y coger el fusil para ganar la batalla.
El último samurái
La expansión incluye varias novedades como unidades, elementos culturales, clanes y demás que comentaremos más adelante, pero sobre todo destaca por incluir una nueva campaña bajo el contexto de la Guerra Boshin. El jugador experimentado en Total War: Shogun 2 podrá empezar desde cero con uno de los seis clanes disponibles al inicio para enfrentarse a un nuevo desafío táctico. La mecánica sigue siendo prácticamente la misma: un mapamundi sobre el que tomamos decisiones y movemos nuestras tropas por turnos y mapas de batalla sobre los que se desarrolla la acción en tiempo real. Sin embargo, hay algunos ligeros cambios para añadirle fidelidad histórica a la experiencia. Cada turno equivale a menos de un mes, dado que la guerra fue corta y no tendría sentido que siguiera el mismo patrón de estaciones. La distribución de las provincias ha cambiado para adaptarse a la situación cronológica (ahora hay diez más) y nuestras tropas pueden desplazarse por el mapa con el ferrocarril, uno de los añadidos como construcción en las ciudades. Con todo esto, las posibilidades tácticas sobre el mapa se amplían considerablemente.
La interfaz también ha cambiado. Podría decirse que las ilustraciones que sirven para representar unidades y edificios también se han modernizado y no siguen el estilo de dibujo clásico japonés. Nuestro guía en la nueva campaña es distinto y podremos configurarlo para que nos oriente sobre las novedades disponibles en todo momento, por lo que aprenderlas será más fácil, y junto con la sección de tutoriales, que ahora incluye vídeos para ayudar al jugador a hacerse con los controles, y la enciclopedia, que se ha expandido para integrar toda la información necesaria sobre los objetos de La caída del samurái, sin duda no podremos quejarnos. Tanto el jugador principiante como el experimentado valorarán todas estas novedades.
Total War: Shogun 2 - La caída de los samurái
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