
Nintendo Switch
Análisis de Tomb Raider I–III Remastered, la trilogía que puso a Lara Croft en el mapa
La remasterización de los tres primeros títulos de la arqueóloga más famosa del mundo

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Lara Croft es una leyenda que jugó un papel importantísimo en la llegada de los videojuegos al gran público. Su nacimiento coincidió con la era de las tres dimensiones, donde dejamos de movernos de izquierda a derecha para perdernos en la verdadera profundidad. Ella era - y sigue siendo- un icono: una mujer inteligente, atractiva (aunque con unos estándares poco realistas, se nota la mano del hombre en su diseño) y aventurera que, con sus redondas gafas de sol, su top verde y sus shorts marrones encandiló al mundo mucho más allá de las consolas y ordenadores. La vimos anunciando bebidas energéticas, colaborando con U2 en sus giras mundiales y, por supuesto, en el cine encarnada por Angelina Jolie. Había que estar en los finales de los 90 para entender la locura pop que fue la llegada de Lara Croft a nuestras vidas.
Pero detrás de ese fenómeno se escondía un excelente juego y una saga que marcó a toda una generación de jugadores. Una experiencia muy diferente a lo que habíamos visto hasta el momento. Demasiado plataformero para ser una aventura, demasiado aventurero para ser un juego de plataformas. Cada paso contaba, tras cada esquina o caída se escondía la muerte y no, no era un juego fácil para su época. Por eso es difícil analizar en 2024 un juego que tiene prácticamente tres décadas a sus espaldas, por mucho que llegue con mejoras gráficas y muchas, muchas novedades que van a encantar a todos los fans de la arqueóloga más famosa del sector.

La primera etapa de Tomb Raider representa, como hemos comentado, la introducción del 3D completo en los juegos. Plasmar un juego de aventuras con una premisa más de puzzle no era fácil, y consiguió enganchar a millones que jugaron en Sega Saturn, Playstation y PC en su día. El primer Tomb Raider, siendo el más humilde de los tres, contiene la mejor banda sonora y una introducción absoluta al género, con niveles algo pequeños pero muy inteligentes, puzzles que hoy podrían parecer sencillos pero que te animaban a explorar el entorno, a hacerlo tuyo y a resolver la situación con lo que tuvieras delante. Tomb Raider 2 siguió el clásico de que “las secuelas en videojuegos siempre son mejores” arrasando en ventas, con unos diseños de nivel espectaculares y considerado por muchos el más icónico de la saga o, como mínimo, de esa primera etapa, gracias al “más es más”: más looks, más vehículos, más armas... Tomb Raider 3 quiso arriesgar con otro tipo de espacios y escenarios, más alejados de los templos y las pirámides, y nos encontramos con una Lara Croft más urbana y casi espía secreta, algo que no cuajó entre muchos pero que no dejó de tener la misma estructura que sus capítulos anteriores. No solo eso, cada capítulo incluye su respectivo DLC del momento, que solo salió en PC y que hará que la lista de trofeos se dispare hasta los más de 200 en total.
Tomb Raider I–III Remastered no es un remake, como bien indica su nombre, si no una remasterización de la trilogía original, con unos cambios gráficos muy claros y directos: mejoras en los modelados de los personajes y enemigos, renovación total de las texturas y mucha mejor iluminación en general. El esqueleto del juego se mantiene intacto, por lo que podríamos considerar este remastered más cercano a un mod que a un rediseño del juego, ya que todos los rincones siguen intocables. Tan evidente es el parecido que la primera novedad es una de nuestras favoritas. Solo con pulsar un botón (Options en PS5), el juego cambia instantáneamente al clásico pixelado. No hay cargas, no hay ni un segundo de transición, lo que demuestra que el juego original sigue ahí escondido tras todas las novedades visuales. Eso implica que la versión remasterizada se vea obligada a huir del realismo. Los bloques siguen ahí y nos encantan porque forman parte de la esencia de esa etapa de Tomb Raider. Hay algunas licencias que se han permitido en este remaster como por ejemplo añadir pequeños huecos abiertos en los techos para justificar que llegue la luz a cuevas bien remetidas. No tiene mucha lógica estructural ya que veremos espacios abiertos en zonas por debajo de otras zonas tapadas, pero entendemos que tiene menos lógica iluminar por completo una esfinge en una zona cerrada con techo.

El uso de este cambio gráfico puede ir más allá de la nostalgia porque sí o de ser un purista que quiere jugar al juego original. Hay momentos dónde la iluminación realista de este remaster nos puede jugar una mala pasada y dejarnos vendidos en zonas demasiado oscuras. Para eso, nada como hacer un flashback a los 90 y descubrir, pixel en mano, la estructura del espacio en el que te encuentras.
Otra de las grandes novedades del juego es el control. El clásico control tanque de Lara sigue presente, pero en cualquier momento podemos convertirlo en un control moderno tal y como se entienden los juegos 3D hoy en día, moviendo la palanca en la dirección en la que queramos enviar a Lara. De nuevo, los puristas pondrán la mano en el cielo ya que parte de la emoción de los Tomb Raider originales radica en ese control medido y controlado, pero os aseguramos que tras un par de niveles, el control moderno se adapta muy bien, con una excepción: los rincones muy estrechos: allí la cámara libre te puede dejar vendido. Simplemente hay que tener claro cuál es el botón de caminar (lo usarás mucho para no caer de los precipicios) y tener bien controlado el exigente salto de este título. Además, podremos mapear a nuestro gusto los controles, así que cada uno puede adaptar la experiencia a su gusto. Eso sí, si quieres probar los trucos (que sí, siguen ahí) tendrás que volver al control tanque.

El modo foto es otra de las grandes novedades de este remaster. Podremos pausar la acción en cualquier momento y capturar a Lara, el escenario, los enemigos y demás con unas pocas pero suficientes opciones visuales: cambiar el modelo y la pose de Lara, el ángulo de la cámara e incluso elegir el modo clásico o moderno. Pero este modo foto esconde una utilidad infinitamente mejor que presumir de nuestros saltos: la absoluta libertad de movimiento nos permite explorar el nivel prácticamente entero a ojo de pájaro, un verdadero regalo para los fans del juego que quieren escudriñar cada rincón de cada escenario y a la vez una guía en vivo para saber dónde se encuentran los secretos o el siguiente salto que dar. Esto hace el juego más fácil pero también nos hace formar parte de su historia.
Podremos guardar partida en cualquier momento del juego con 32 huecos disponibles en cada juego, algo que en consolas no se había visto, ya que disponíamos de rincones específicos donde salvar, aumentando la dificultad del juego (y su duración) en bastantes horas. Pero tranquilos, que si sois unos nostálgicos de los puntos de guardado, pasaos el juego una vez y seréis bendecidos. Otra novedad algo controvertida es la inclusión de unos indicadores de acción cada vez que nos acerquemos a un objeto que mover, tocar o recoger. Básicamente aparece una exclamación que nos recuerda que podemos interactuar. Lo vemos bastante innecesario y se puede desactivar en cualquier momento, así que no es un añadido que moleste demasiado. Además, en algunos casos como las ya famosas llaves “invisibles”, hasta que no pasas por encima no ves el icono, así que de poco sirve el indicador.

Las historias de los juegos, sus doblajes y guiones se mantienen intactos, y solo hay un disclaimer antes de iniciar el juego dónde se indica que los títulos contienen visiones racistas de diversas etnias y que consideran que no ha de modificarse para poder tener un testimonio de cómo ha evolucionado el respeto por las culturas en los últimos 30 años. Estamos totalmente a favor de mantener las obras intactas pero añadir estos avisos a modo de contexto, porque la información siempre ayuda a entender por qué las cosas son de una manera, más allá de borrarlas o, aún peor, perpetuarlas y considerar el racismo como algo válido y correcto en una sociedad digna. Por lo tanto, viajaremos por todo el mundo con Lara Croft: Centroamérica, Egipto, China, Venecia, Londres y hasta algunas localizaciones que no sabemos si existen en la realidad. En definitiva, una aventura que si bien su carga argumental hoy nos parecería pobre, en su momento era más que suficiente para entretenernos entre nivel y nivel.
A nivel de sonido y musical han tomado la inteligentísima idea de mantenerlo todo como estaba. Algo que identifica mucho la primera etapa de Tomb Raider es el sonido. Eso implica la música, los sonidos, el ruido… desde los efectos cuando Lara resbala por una pendiente hasta los sonidos al conseguir secretos, los míticos “a-ha” de la protagonista o la música in crescendo durante las batallas, no serían lo mismo versionadas. Además, Tomb Raider no tiene miedo a jugar con el silencio. Nunca abusa de la música y nos deja tiempo para explorar y respirar tranquilamente, algo que se agradece y se mantiene en esta nueva versión.

CONCLUSION
Es difícil e injusto valorar un juego que está cerca de cumplir los 30 años como si fuera un nuevo lanzamiento. Tomb Raider I–III Remastered no es un remake per se, sino un mod oficial en el que se han actualizado texturas, modelos de personajes pero nunca se ha querido hacer un remake como tal. Para eso tenemos el Tomb Raider Anniversary que aún hoy aguanta bien el paso de los años. En este Remastered nos encontramos con tres juegos completos que marcaron a varias generaciones, cuando confiábamos en nuestros compañeros de clase para descifrar cómo resolver ese salto tan complicado en un nivel, cuando cada partida guardada contaba, los enemigos nos sorprendían solo con hacer acto de presencia (nada de escenas pregrabadas) y dónde la satisfacción de cruzar el umbral del nivel era absoluta porque no había sido un camino fácil. Tomb Raider I–III Remastered viene para alimentar la nostalgia de esta generación pero en absoluto se cuelga de eso. Aporta novedades y muchas: nuevos gráficos, un control moderno, modo foto, barras de vida en los enemigos finales y ayudas para quién lo considere, así como los capítulos extra que solo existieron en PC. En definitiva, una colección completísima con los orígenes de Lara Croft. Las historias que pusieron a este icono de los videojuegos en el mapa, mejor que nunca pero igual que siempre.
Pero detrás de ese fenómeno se escondía un excelente juego y una saga que marcó a toda una generación de jugadores. Una experiencia muy diferente a lo que habíamos visto hasta el momento. Demasiado plataformero para ser una aventura, demasiado aventurero para ser un juego de plataformas. Cada paso contaba, tras cada esquina o caída se escondía la muerte y no, no era un juego fácil para su época. Por eso es difícil analizar en 2024 un juego que tiene prácticamente tres décadas a sus espaldas, por mucho que llegue con mejoras gráficas y muchas, muchas novedades que van a encantar a todos los fans de la arqueóloga más famosa del sector.

El rediseño de Lara es el más cuidado de todos
La primera etapa de Tomb Raider representa, como hemos comentado, la introducción del 3D completo en los juegos. Plasmar un juego de aventuras con una premisa más de puzzle no era fácil, y consiguió enganchar a millones que jugaron en Sega Saturn, Playstation y PC en su día. El primer Tomb Raider, siendo el más humilde de los tres, contiene la mejor banda sonora y una introducción absoluta al género, con niveles algo pequeños pero muy inteligentes, puzzles que hoy podrían parecer sencillos pero que te animaban a explorar el entorno, a hacerlo tuyo y a resolver la situación con lo que tuvieras delante. Tomb Raider 2 siguió el clásico de que “las secuelas en videojuegos siempre son mejores” arrasando en ventas, con unos diseños de nivel espectaculares y considerado por muchos el más icónico de la saga o, como mínimo, de esa primera etapa, gracias al “más es más”: más looks, más vehículos, más armas... Tomb Raider 3 quiso arriesgar con otro tipo de espacios y escenarios, más alejados de los templos y las pirámides, y nos encontramos con una Lara Croft más urbana y casi espía secreta, algo que no cuajó entre muchos pero que no dejó de tener la misma estructura que sus capítulos anteriores. No solo eso, cada capítulo incluye su respectivo DLC del momento, que solo salió en PC y que hará que la lista de trofeos se dispare hasta los más de 200 en total.
«Solo con pulsar un botón, el juego cambia instantáneamente a su versión clásica»
Tomb Raider I–III Remastered no es un remake, como bien indica su nombre, si no una remasterización de la trilogía original, con unos cambios gráficos muy claros y directos: mejoras en los modelados de los personajes y enemigos, renovación total de las texturas y mucha mejor iluminación en general. El esqueleto del juego se mantiene intacto, por lo que podríamos considerar este remastered más cercano a un mod que a un rediseño del juego, ya que todos los rincones siguen intocables. Tan evidente es el parecido que la primera novedad es una de nuestras favoritas. Solo con pulsar un botón (Options en PS5), el juego cambia instantáneamente al clásico pixelado. No hay cargas, no hay ni un segundo de transición, lo que demuestra que el juego original sigue ahí escondido tras todas las novedades visuales. Eso implica que la versión remasterizada se vea obligada a huir del realismo. Los bloques siguen ahí y nos encantan porque forman parte de la esencia de esa etapa de Tomb Raider. Hay algunas licencias que se han permitido en este remaster como por ejemplo añadir pequeños huecos abiertos en los techos para justificar que llegue la luz a cuevas bien remetidas. No tiene mucha lógica estructural ya que veremos espacios abiertos en zonas por debajo de otras zonas tapadas, pero entendemos que tiene menos lógica iluminar por completo una esfinge en una zona cerrada con techo.

El juego es exactamente el mismo, pero con nuevas texturas y modelados
El uso de este cambio gráfico puede ir más allá de la nostalgia porque sí o de ser un purista que quiere jugar al juego original. Hay momentos dónde la iluminación realista de este remaster nos puede jugar una mala pasada y dejarnos vendidos en zonas demasiado oscuras. Para eso, nada como hacer un flashback a los 90 y descubrir, pixel en mano, la estructura del espacio en el que te encuentras.
Otra de las grandes novedades del juego es el control. El clásico control tanque de Lara sigue presente, pero en cualquier momento podemos convertirlo en un control moderno tal y como se entienden los juegos 3D hoy en día, moviendo la palanca en la dirección en la que queramos enviar a Lara. De nuevo, los puristas pondrán la mano en el cielo ya que parte de la emoción de los Tomb Raider originales radica en ese control medido y controlado, pero os aseguramos que tras un par de niveles, el control moderno se adapta muy bien, con una excepción: los rincones muy estrechos: allí la cámara libre te puede dejar vendido. Simplemente hay que tener claro cuál es el botón de caminar (lo usarás mucho para no caer de los precipicios) y tener bien controlado el exigente salto de este título. Además, podremos mapear a nuestro gusto los controles, así que cada uno puede adaptar la experiencia a su gusto. Eso sí, si quieres probar los trucos (que sí, siguen ahí) tendrás que volver al control tanque.

Las poses de Lara en el modo foto dan mucho juego
El modo foto es otra de las grandes novedades de este remaster. Podremos pausar la acción en cualquier momento y capturar a Lara, el escenario, los enemigos y demás con unas pocas pero suficientes opciones visuales: cambiar el modelo y la pose de Lara, el ángulo de la cámara e incluso elegir el modo clásico o moderno. Pero este modo foto esconde una utilidad infinitamente mejor que presumir de nuestros saltos: la absoluta libertad de movimiento nos permite explorar el nivel prácticamente entero a ojo de pájaro, un verdadero regalo para los fans del juego que quieren escudriñar cada rincón de cada escenario y a la vez una guía en vivo para saber dónde se encuentran los secretos o el siguiente salto que dar. Esto hace el juego más fácil pero también nos hace formar parte de su historia.
Podremos guardar partida en cualquier momento del juego con 32 huecos disponibles en cada juego, algo que en consolas no se había visto, ya que disponíamos de rincones específicos donde salvar, aumentando la dificultad del juego (y su duración) en bastantes horas. Pero tranquilos, que si sois unos nostálgicos de los puntos de guardado, pasaos el juego una vez y seréis bendecidos. Otra novedad algo controvertida es la inclusión de unos indicadores de acción cada vez que nos acerquemos a un objeto que mover, tocar o recoger. Básicamente aparece una exclamación que nos recuerda que podemos interactuar. Lo vemos bastante innecesario y se puede desactivar en cualquier momento, así que no es un añadido que moleste demasiado. Además, en algunos casos como las ya famosas llaves “invisibles”, hasta que no pasas por encima no ves el icono, así que de poco sirve el indicador.

Ahora las escenas cuentan con subtítulos
Las historias de los juegos, sus doblajes y guiones se mantienen intactos, y solo hay un disclaimer antes de iniciar el juego dónde se indica que los títulos contienen visiones racistas de diversas etnias y que consideran que no ha de modificarse para poder tener un testimonio de cómo ha evolucionado el respeto por las culturas en los últimos 30 años. Estamos totalmente a favor de mantener las obras intactas pero añadir estos avisos a modo de contexto, porque la información siempre ayuda a entender por qué las cosas son de una manera, más allá de borrarlas o, aún peor, perpetuarlas y considerar el racismo como algo válido y correcto en una sociedad digna. Por lo tanto, viajaremos por todo el mundo con Lara Croft: Centroamérica, Egipto, China, Venecia, Londres y hasta algunas localizaciones que no sabemos si existen en la realidad. En definitiva, una aventura que si bien su carga argumental hoy nos parecería pobre, en su momento era más que suficiente para entretenernos entre nivel y nivel.
A nivel de sonido y musical han tomado la inteligentísima idea de mantenerlo todo como estaba. Algo que identifica mucho la primera etapa de Tomb Raider es el sonido. Eso implica la música, los sonidos, el ruido… desde los efectos cuando Lara resbala por una pendiente hasta los sonidos al conseguir secretos, los míticos “a-ha” de la protagonista o la música in crescendo durante las batallas, no serían lo mismo versionadas. Además, Tomb Raider no tiene miedo a jugar con el silencio. Nunca abusa de la música y nos deja tiempo para explorar y respirar tranquilamente, algo que se agradece y se mantiene en esta nueva versión.

El primer nivel seguirá emocionando a los nostálgicos
CONCLUSION
Es difícil e injusto valorar un juego que está cerca de cumplir los 30 años como si fuera un nuevo lanzamiento. Tomb Raider I–III Remastered no es un remake per se, sino un mod oficial en el que se han actualizado texturas, modelos de personajes pero nunca se ha querido hacer un remake como tal. Para eso tenemos el Tomb Raider Anniversary que aún hoy aguanta bien el paso de los años. En este Remastered nos encontramos con tres juegos completos que marcaron a varias generaciones, cuando confiábamos en nuestros compañeros de clase para descifrar cómo resolver ese salto tan complicado en un nivel, cuando cada partida guardada contaba, los enemigos nos sorprendían solo con hacer acto de presencia (nada de escenas pregrabadas) y dónde la satisfacción de cruzar el umbral del nivel era absoluta porque no había sido un camino fácil. Tomb Raider I–III Remastered viene para alimentar la nostalgia de esta generación pero en absoluto se cuelga de eso. Aporta novedades y muchas: nuevos gráficos, un control moderno, modo foto, barras de vida en los enemigos finales y ayudas para quién lo considere, así como los capítulos extra que solo existieron en PC. En definitiva, una colección completísima con los orígenes de Lara Croft. Las historias que pusieron a este icono de los videojuegos en el mapa, mejor que nunca pero igual que siempre.
Jugado en PlayStation 5. Clave digital proporcionada por Sandbox Strategies.
Las posibilidad de cambiar de modo gráfico al instante
Algunos problemas de cámara al permitir total libertad de movimiento
Un claro ejemplo de cómo debe ser una remasterización: fiel al original pero con un montón de novedades