Fábulas de Nueva York

Como ya dijimos en el análisis del final de temporada de The Wolf Among Us, la principal desventaja del juego frente a The Walking Dead es que no se adapta igual de bien al formato por episodios. Con tantos vínculos entre personajes y tantos detalles insignificantes que cobran importancia después, es fácil llegar al último tramo con alguna que otra laguna, sobre todo visto el ritmo de publicación que ha llevado Telltale. Por eso creemos que es conveniente juzgar su creación como un todo y sin los efectos del síndrome de abstinencia.

The Wolf Among Us está basado en Fábulas de Bill Willingham, una serie de cómics protagonizada por personajes sacados de cuentos y otros clásicos de la literatura popular. Lo peculiar del asunto es que no está ambientada en ninguno de sus mundos característicos, sino en la comunidad neoyorquina de Fabletown (Villa Fábula en español), un gueto en el que viven exiliados y al margen de la sociedad. El mundo real no es seguro para ellos, así que están obligados a usar unos hechizos llamados glamures que les sirven para adquirir apariencia humana. El problema es que no todos se los pueden permitir, lo cual es sinónimo de chanchullos y desigualdad.

No es fácil poner orden en un sitio como Fabletown, y si no que se lo digan al protagonista de la historia. Detrás de su cigarrillo y su barba de tres días se esconde el mismísimo Lobo Feroz, faceta que lo convierte en un sheriff tan implacable como difícil de controlar. Aunque todo el mundo sabe que Bigby Wolf no se anda con medias tintas, todavía hay proxenetas y traficantes dispuestos a buscarle las cosquillas, cosa que suele acabar con una buena paliza para ellos y una buena charla para Bigby. Por mucho que se fíe de él, su compañera Snow (es decir, Blancanieves) procura seguirlo siempre de cerca, sobre todo porque luego tiene que rendir cuentas ante el alcalde, Ichabod Crane (el tío de Sleepy Hollow).