¡Colabora!
0
Análisis de The Thaumaturge - Política y artes oscuras en la Varsovia de principios del siglo XX
PC PlayStation 5 Xbox Series

Análisis de The Thaumaturge - Política y artes oscuras en la Varsovia de principios del siglo XX

El ocultismo y su influencia en la sociedad sirven de pretexto para ambientar este RPG narrativo con combates por turnos.

Por Jordi Marcobal (GamingXTorpes),
0 0 0

Vaya por delante que no soy amante de los videojuegos de rol por turnos. Lo cierto es que nunca me han gustado. Lo he intentado infinidad de veces, pero mi viejo corazoncito de videojugador maduro seguramente recuerde con algo de resquemor cada vez que, jugando a aquel Final Fantasy VII recién adquirido para su flamante nueva PlayStation, debía parar a cada momento para disputar una batallita por turnos. Ni al primer generador llegué.

Fijaos que papeleta la mía, que sabiendo que no es un terreno en el que yo me sienta cómodo, se me brinda la oportunidad de analizar, nada más ni nada menos, que un estupendo RPG por turnos localizado en Varsovia, ¡y voy yo y me lanzo de cabeza! Lo primero que pensé es que muy probablemente había cometido una temeridad, y que yo era la peor persona para analizar un videojuego de estas características. Pero, por otro lado, sabía que si aquel título lograba mantener atento y con interés a alguien como yo, a quien los juegos de rol por turnos no le interesan lo más mínimo, quizás es que estábamos delante de un muy buen producto de entretenimiento. Y no puedo estar más contento con mi decisión.



El desarrollo del videojuego no puede decirse que haya venido de unas manos inexpertas. El estudio responsable de traer al mundo The Thaumaturge, Fool’s Theory, está formado por antiguos miembros de CD Project Red, y muchos de ellos han participado en el desarrollo de obras tan reconocidas como The Witcher 2: Assassins of Kings o The Witcher 3: Wild Hunt. Desde la creación del estudio, en 2015, han colaborado en el desarrollo de juegos tan variopintos como son Baldur's Gate III, Hellblade: Senua's Sacrifice, Outriders o Divinity: Original Sin 2. Así pues, me encontraba delante de un producto desarrollado por exmiembros de CD Project Red, que basaba sus mecánicas en las de un RPG por turnos. ¿Tenía motivos para temerme el peor de los presagios? Veremos.

The Thaumaturge centra su narrativa en el ocultismo centroeuropeo de principios del siglo XX, donde una mísera y decadente sociedad era el paraíso perfecto para todo aquel que trajera una esperanza

Una de las claras credenciales que da personalidad a The Thaumaturge es su narrativa basada en un periodo histórico concreto. Si bien nos encontramos ante una historia completamente de ficción, sí está localizada en un periodo real, e incorpora personajes reales que fueron determinantes para el devenir de los acontecimientos históricos de la época. Los hechos se sitúan en Varsovia, Polonia, a principios del siglo XX. Una Polonia regentada bajo el yugo ruso y su nobleza. Como jugadores, nos encontramos ante un videojuego realizado por un estudio polaco, basado en unos acontecimientos históricos acaecidos en Polonia.

Lo primero que pensé fue: “Es como si a un videojugador polaco lo pusiéramos ante un juego realizado por un estudio español, que le hablara de la caída del reinado de Alfonso XIII y la proclamación de la 2a República española”. Si no te interesa lo más mínimo la historia, ni la española ni la polaca, probablemente descartes ambas propuestas, reafirmando firmemente tu decisión con el más sonoro de los bostezos, pero The Thaumaturge puede llegar a ofrecerte algo más. Nos ofrece una interesante trama paralela a los hechos históricos, que va a hablarnos de la familia, de pérdidas, de reencuentros y de ocultismo.



Nos ponemos en la piel de Wiktor Szulsky, un burgués con aires de bohemio. Wiktor es taumaturgo. ¿Qué es o qué hace un taumaturgo, os preguntareis? ¿Un taumaturgo es alguien que crea y escribe obras teatrales? No, eso lo hace un “dramaturgo”. ¿Un taumaturgo es alguien que localiza y trata enfermedades o lesiones óseas? Ni por asomo, eso es trabajo de un “traumatólogo” ¿Es entonces un taumaturgo alguien que escribe obras de teatro que hablan de lesiones óseas? ¡Ni de broma! ¡Un taumaturgo hace algo mucho más interesante! Un taumaturgo actúa como un mago que posee la capacidad de realizar milagros. Tiene a su vez la capacidad innata de poder leer los objetos, pudiendo con ello extraer la esencia de su propietario e interpretar sus intenciones o su estado anímico. Nuestro amigo Wiktor posee unas capacidades que lo harían merecedor del título de “mejor detective del mundo”, sino fuera porque los métodos utilizados por un taumaturgo no son del todo bien vistos por la sociedad. Incluso hay quien dice que estos poderes paranormales provienen del mismísimo diablo, y hay algo de cierto en ello. Wiktor tiene como ayudantes a unos peculiares diablos surgidos directamente del inframundo y que solo los taumaturgos pueden dominar. Los llamados "Salutors". Estos entes influyen directamente en el carácter de un sujeto en particular, y solo un taumaturgo tiene la capacidad de extraer y absorber el poder influyente que el Salutor infringe a su portador. Wiktor podrá utilizar a su favor los poderes de cada uno de los Salutors que extraiga, después de domesticarlos tras un extraordinario y desafiante combate contra él y sus hordas.

Descubrimos el lado bohemio de Varsovia, con sus tascas, sus gentes y sus influencias. Algunas de ellas sobradamente conocidas

Wiktor vuelve a su Varsovia natal proveniente de París, enamorado absolutamente de los encantos de la capital francesa. La muerte de su padre en extrañas circunstancias, la correspondiente lectura de su testamento y la búsqueda de algo realmente importante y preciado para él, lo situaran en mitad de una sociedad convulsa, inmersa en una revolución contra el yugo ruso, la familia Románov, y más concretamente contra el Zar Nicolas II. Wiktor contará con la inestimable ayuda de un conocido personaje, quien resultó ser altamente relevante en el desenlace de los Románov y el Zar, y ese no es otro que Grigori Yefimovich Rasputín. En efecto, como ya habréis podido deducir todos, es el de la canción de BoneyM.

Me ha encantado como, paso tras paso en la partida, los problemas sociales se inmiscuían entre aquellos problemas personales que Wiktor debía atender. Ver cómo iba evolucionando esa sociedad, poniendo sobre la mesa problemas tan comunes de principios del XX, como la lucha por unas medidas laborales justas o por los derechos de la mujer, ha logrado mantener en mi la atención sobre The Thaumaturge. Su narrativa es, sin lugar a dudas, uno de sus puntos fuertes, no sólo en cuanto a su historia principal se refiere, sino también en relación a las misiones secundarias, que las hay a borbotones. En la trama del videojuego hay un claro hilo conductor que trenzará la historia principal. Pero, como decía, las subtramas, o misiones secundarias, toman una importancia casi relevante para que el desenlace de nuestra historia, sea el adecuado.



Hablemos un poco de las mecánicas jugables, de cómo se sucede una partida. Algo que me ha encantado de su "gameplay", metido ya en la piel de Wiktor, es disponer de la capacidad de “escanear” los escenarios isométricos en busca de pistas, algo que en el videojuego llaman “La Percepción”. Así pues, usando R2 y contando con la inestimable ayuda de nuestro “Salutor” primigenio, Upyr, podremos realizar un escaneo de alcance bastante amplio. Este va a servirnos para localizar y ubicar pistas, coleccionables, o incluso la posibilidad de activar y emprender, después de encontrar e investigar algún periódico o panfleto, una misión secundaria.

Nuestra partida va a intercalar estos escenarios en perspectiva isométrica (donde realizaremos nuestras investigaciones y exploraciones), con escenas cinemáticas y combates por turnos. Estas cinemáticas incorporan uno de los factores que también dan personalidad al videojuego: los diálogos y la toma de decisiones. De entrada, me pareció totalmente irrelevante la manera en cómo contestamos o preguntamos a nuestro interlocutor, pero poco a poco, después de entrar cada vez más en la historia, fui percibiendo que era verdaderamente relevante el cómo y con qué respondíamos a nuestros interlocutores. Incluso alguna de las interacciones realizadas por Wiktor pueden afectar en su carácter y su manera de actuar y discernir. De esa manera se proporciona algunas salidas de guión que, de no tomarlas en consideración, pueden no llegar a desvelarnos líneas argumentales concretas. Tras tener muy en cuenta ese aspecto, pongo sobre la mesa una de las grandes bazas que nos ofrece The Taumaturge, su rejugabilidad. 12 finales diferentes esperan a ser descubiertos. ¡Ahí es nada!

Los combates pueden ser un verdadero aliciente para aquellos que disfruten con aquellas batallas que basan sus mecánicas en la táctica

Como buen RPG que se precie, aquí disputaremos nuestros combates por turnos, y he de reconocer que en ellos he encontrado luces y sombras. Destaco positivamente el hecho de que no estén apareciendo batallas continuamente, y eso es algo que he de agradecer, dado mi pequeño trauma con FFVII. Por otro lado, y a mi modo de verlo, me parecen demasiado complicados de entender a no ser que seas un entusiasta de los productos del género. Alguien que no esté acostumbrado a los combates por turnos, ni a deber escoger diferentes maneras de defender, atacar o influir en el estado de nuestro atacante, puede encontrar en este punto en concreto una línea roja bastante marcada. De igual manera, aquellos que estén familiarizados con los combates por turnos encontrarán, en tal y cómo están enfocados en The Taumaturge, un reto satisfactorio considerable. Un reto similar y una experiencia parecida a la que proporciona un juego de rol con cartas, al estilo Magic The Gathering, salvando absolutamente las distancias. Unos combates que, en definitiva, centran su acción en la táctica, y no tanto en el uso de la fuerza bruta (ataque-defensa-ataque-me curo), que también.



En nuestros combates intervendrá de nuevo la figura de nuestro “Salutor” (o nuestros “Salutors”, en plural). Vamos a poder utilizar estas entidades oscuras para provocar algún estado crítico concreto a nuestros atacantes, y que va a permitirnos sacar cierta ventaja de nuestro próximo ataque con Wiktor. De la misma manera, nuestros adversarios también podrán infringirnos daños de estado como pueden ser la perdida de conciencia o el sangrado. Unos estados que podremos anular o alterar en nuestro siguiente turno mediante nuestro Salutor. Ciertamente los combates resultan vistosos y gratificantes, sobre todo para aquellos jugadores más experimentados. Unos jugadores que también van a saber sacar provecho del árbol de habilidades que cada uno de los Salutors les va a ofrecer, y de la posibilidad de poder aumentar, nivel tras nivel, el daño y el efecto que cada uno de nuestros ataques va a tener. Como decía, los combates son gratificantes, pero complicados de entender para quien no está acostumbrado al sistema.

El aspecto gráfico de las cinemáticas contrasta enormemente con el de los escenarios isométricos, absolutamente ricos en todo lujo de detalles

En donde The Thaumaturge me ha dejado mas confuso y perplejo, es en como éste nos presenta su apartado gráfico. El videojuego está creado con el motor de moda, el "Unreal Engine 5", pero existe una abismal diferencia entre el aspecto gráfico de los escenarios isométricos y el de las cinemáticas. Mientras en los planos isométricos apreciamos un lujo excepcional en detalles y fuera de lo común, en las cinemáticas nos conformamos con un aspecto gráfico ciertamente impropio de la generación moderna que vivimos en la actualidad. El juego es absolutamente “new gen” y no está disponible para las máquinas de la generación pasada. Es por eso que no entiendo el “downgrade” tan exagerado en las cinemáticas, sobre todo en cuanto se refiere a las expresiones faciales, faltas de cualquier tipo de expresión que no sea la estándar. De todas maneras, es de recibo mencionar que gráficamente tampoco es que sean un drama, y cuentan de forma correcta la historia que deben contar y hacen la función que deben hacer así que, pese a mi decepción, me quedo con esto.



En cuanto al apartado sonoro, las melodías “in-game” instrumentales, basadas en tonadas y canciones interpretadas a violín, acordeón o piano, nos ayudan enormemente a inmiscuirnos y mimetizarnos en esa Polonia en plena revolución de principios del siglo XX. Su contrapunto negativo es el que viene siendo habitual: la barrera idiomática. The Thaumaturge no está doblado al castellano, aunque en este caso os diré que no le hace ningún tipo de falta. Al igual que me ocurrió con ambas entregas de la saga A Plague Tale, creo realmente importante jugarlos en el idioma original de la época en la que se localizan para mimetizarnos perfectamente en su ambientación. Igual que decidí disfrutar de la historia de Hugo y Amicia en su idioma original, el frances, en The Thaumaturge encontré muy adecuado seguir la trama oyendo los diálogos en polaco. Un polaco subtitulado, eso sí, perfectamente al castellano. Punto a favor.

Pese a haberlo jugado perfectamente en una PlayStation 5, se nota y se siente que está pensado para ser disfrutado en PC

Llegados a este punto del análisis, me gustaría hacer hincapié en el cómo se nos presenta el desenlace de la historia. La historia tiene disponibles hasta 12 finales distintos dependiendo de cuales hayan sido nuestras decisiones narrativas durante el hilo argumental concreto. He logrado terminar mi partida en unas, nada despreciables, 16 horas. En mi partida he podido desbloquear hasta dos finales distintos, así que imaginad cuanto de rejugable es The Thaumaturge. Otra cosa es que después de 16 horas, te queden ganas de volver a empezar. Eso es harina de otro costal. De todas maneras, tened muy en cuenta que el videojuego crea diferentes archivos de guardado automático, permitiéndote volver sobre tus pasos hasta una distancia relativamente lejana en la trama, facilitando enormemente la tarea de averiguar qué hubiera pasado, si Wiktor hubiera actuado de una u otra manera en algún punto concreto de la historia. Muy a favor.



Conclusiones

He de reconocer que no las tenía todas conmigo cuando decidí encargarme del análisis de The Thaumaturge. De hecho, tenía más puntos en contra que a favor para que no viera nada de positivo en un RPG con combates por turnos. Nada más lejos de la realidad. Abriendo mi mente de videojugador a nuevas experiencias jugables para mí, me he topado con un producto narrativo que ha logrado satisfacerme por completo.

The Thaumaturge es un juego de consumo lento. Con esto quiero decir que, tanto su narrativa, como su historia, como su jugabilidad, están pensadas para ser disfrutadas a fuego lento, con calma. Quizás después de tanto ARPG (de los cuales si me considero fan acérrimo), en donde en algunos casos la acción y el desafío van por delante de una historia con sentido y bien contada, me ha ido bien reposar, respirar, y disfrutar de una interesante y oscura historia de ficción, localizada en un periodo real concreto.

Los combates por turnos no están hechos para todo el mundo, eso es cierto, pero si eres un fanático de este tipo de combates, creo firmemente que estos no te decepcionarán en absoluto. A nivel técnico, si es cierto que existe un abismo entre las cinemáticas y los planos isométricos, pero no por eso deben desmerecer la experiencia. Pese a eso, y a modo de exigir quizás la excelencia, es de recibo mencionar que me hubiera gustado encontrar más esmero en los gráficos de las cinemáticas. En definitiva, reconozco que me ha encantado sumergirme en la Varsovia de principios de Siglo XX y meterme en la piel de Wiktor Szulsky. Pasear por los escenarios isométricos del videojuego, y perderme por sus calles, ha sido toda una experiencia, tanto visual como educativa.

The Thaumaturge está disponible desde el día 4 de marzo del 2024 para PC, vía Steam, GOG y Epic Games Store, y desde el día 4 de diciembre del mismo año, para Xbox Series y PlayStation 5.

Jugado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por Terminals


Alternativas
Baldur's Gate, Divinity Original Sin 2, Pillars of Eternity.
Gráficos vista isométrica. Narrativa. El planteamiento de los combates, muy trabajado.
Gráficos en cinemáticas. Café para los muy cafeteros.
Una buena narrativa, buena historia, bien contada, pero con cinemáticas pobres gráficamente y combates confusos para los no afines al género.
Para poder aportar cualquier tipo de contenido a uVeJuegos.com necesitas estar registrado y además haber iniciado sesión.

Elige lo que quieres hacer:

×