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La resurrección del ninja
Nintendo Switch PC

La resurrección del ninja

A medio camino de dos generaciones, nos llega un nuevo maestro de los saltos y la katana.

Por Juan Emilio Palomino González,
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Versión analizada Nintendo Switch. Copia digital proporcionada por Cosmocover.

No, no se trata del primer juego de la Consola Virtual para la híbrida de Nintendo, el juego de Sabotage Studios (el primero que hacen) es toda una carta de amor a la era de los 8 y 16 bits. Un juego totalmente actual, pero concebido con la apariencia visual y sonora de hace tres décadas. Ya, pensaréis que se trata de más carnaza retro de esa que apuñala la nostalgia de los carrozas que señalaban todas las referencias de Ready Player One. Pues sí. Con la salvedad de que cualquiera con ojos en la cara y dos dedos de frente disfrutará igual tenga la edad que tenga. Porque este juego está tan bien hecho, tan bien medido y resulta tan divertido que por mucho que su apariencia busque llamar la atención de un público determinado, convence a todo el que lo comienza con un mínimo de ganas.

La vida del ninja está muy sobrevalorada. La gente se cree que casi todo es pegar brincos, acechar en la sombra y desmembrar con la katana... y no. Hay una parte tediosa que es mejor saltarse, esa en la que te explican los pormenores de la invasión demoniaca que profetizaron hace ya ni se sabe. Pero como todo lo arreglará el elegido del que hablan las leyendas, pues casi mejor ir cada uno lo suyo. Lo malo es cuando ese apocalipsis del averno arrasa nuestro poblado de entrenamiento ninja y el elegido nos encarga la misión de llevar un pergamino mágico hasta los tres sabios que lo están esperando para poner fin a esta vil amenaza. Por eso este juego se llama The Messenger y por eso nos ponemos raudos manos a la obra. Claro que el camino está plagadito de demonios y obstáculos de todo tipo, pero entre las (pocas) habilidades monjas desarrolladas y la inestimable ayuda de un lenguaz tendero que nos instruye mientras marca el camino, la cosa no termina por ponerse tan cuesta arriba.

El juego sigue las pautas de los grandes clásicos del género ninja, y nombres como Shinobi, Shadow Dancer o Ninja Gaiden son algunos ejemplos que nos saldrán casi sin pensar. Eso sí, siempre con una apariencia y estética más próxima a los juegos de 8bits de NES que a los desarrollados por Sega para Megadrive. Por eso mismo, el juego está dividido por pantallas interconectadas, para que vayamos de izquierda a derecha... para al poco rato descubriremos que aquí hay gato encerrado. O secretos encerrados. En ciertos puntos, al salirnos del camino marcado, encontraremos coleccionables especiales y empezaremos a no dejar atrás ninguna de las “monedas” que el tendero nos cambiará por mejoras y habilidades. La primera partida es para rebuscar sin complicarse, porque todos sabemos que posteriormente volveremos a indagar bien las zonas que no hemos podido escudriñar por la falta de un movimiento que nos habilitara.

Estamos ante un juego que rompe la cuarta pared con el espectador/jugador y lo abofetea con referencias y chistes sin parar. Recomendamos encarecidamente agotar todas las líneas de diálogo con el tendero y visitarlo siempre que se pueda. Canela fina. Por esto mismo, el juego se regurgita a sí mismo una y otra vez, empeñado en contarnos una historia de ninjas (entre muchas otras) y en servirnos su deliciosa jugabilidad en bandeja de plata. Es de esos títulos que cuanto más juegas, más habilidad tienes y más te cuesta soltar el mando para irte a la cama. O al trabajo. Eso sí, todas las referencias y esos gráficos tan característicos tienen un objetivo claro: el jugador talludito que ha pasado más tiempo del que quiere reconocer en los salones recreativos en lugar de pelar la pava en la plazoleta. Los gráficos son una declaración de amor a la ya anciana NES, desde el diseño de los píxeles hasta la paleta de colores empleada, pasando por el degradado de colores al terminar una fase. Parece que el juego corre en un emulador. Y si el apartado visual es puro arte retro, la banda sonora es ya viajar en una máquina del tiempo a los ochenta. El compositor chiptunero Rainbowdragoneyes ha sido el encargado de alegrar nuestros oídos con temazos que firmaría el mismísimo Yuzo Koshiro.

The Messenger es un juego actual creado con los mimbres de hace treinta años. Su jugabilidad consigue engancharnos por una sutil curva de dificultad que consigue meternos el veneno en la sangre en los primeros compases... para que cuando queramos darnos cuenta, seamos unos adictos que quieren más y más. La primera partida puede llevarnos unas cinco o seis horas, en función de nuestro ansia principalmente, pero el juego no termina ahí e invita a que volvamos una y otra vez para doblegar todos los retos que nos propone. The Messenger es pura sinergia que supera la suma de sus partes. Uno de los "indies" de Switch... y del año.
Análisis de The Messenger para Switch: La resurrección del ninja
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El apartado gráfico. La mezcla metroidvania con Ninja Gaiden. Las historias del tendero.
Que seas demasiado joven como para dejarte engatusar por su apariencia retro.
Puntuación
uVeJuegos
90
Título que juega con nuestra nostalgia, pero también presenta valores jugables como para brillar con luz propia.
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