
Nintendo Switch
Zombies Party - Review House of the Dead Remake
El clásico de recreativas vuelve a consola, con más muertos vivientes que nunca pero desarmado

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Me pregunto si hay algo más nostálgico para los noventeros que los zombis. Son criaturas que combinan el terror con la comedia, te pueden matar de forma horrible pero son hábiles haciendo el ridículo. Además, cuando se les dispara en la cabeza esta suele explotar de forma gratificante y asquerosa. Por eso hay cada año decenas de juegos de esta temática, es una fórmula que otorga al jugador un escenario, ya conocido, de diversión y tensión a partes iguales. Parte de la ebullición de este género ocurrió con The House of the Dead, franquicia que ya parecía extinta por su férrea conexión con el light gun, es decir, las pistolas que permiten disparar a la pantalla.
Hoy en día no hay televisiones de tubo, así que es literalmente imposible reproducir el mismo sistema de juego, y lo más parecido que hemos tenido desde entonces es el mando de Wii, que apoyado sobre un sensor, da la ilusión de que disparamos a la pantalla. Fue en Wii precisamente donde The House of the Dead: Overkill hizo explícito que la era de las light gun había acabado... y sin embargo aquí estamos, The House of the Dead Remake intenta volver en 2022 sin pistolas, sin sensores, apoyado en el giroscopio de Nintendo Switch. Por no entrar en el pantano técnico, basta comprender que el giroscopio no tiene constancia de dónde está la pantalla, ni tampoco de su tamaño, así que el resultado está muy alejado del The House of the Dead original, ni tan siquiera se acerca al apaño ofrecido en la entrega de Wii.

A lo largo de tres niveles (más uno adicional), The House of the Dead Remake reproduce con bastante fidelidad el recorrido por la mansión repleta de zombis, criaturas de inframundo y seres biónicos de todo tipo, que saltan a nuestro encuentro en un sistema sobre raíles. La adaptación a Switch trae un lavado de cara que, lejos de ser gráficamente potente, resulta atinado. El aspecto hortera y ciertamente cutre de esta entrega, sea intencionado o no, otorga a la experiencia un aroma de película de zombis de bajo presupuesto que es fácil apreciar.
En cada nivel hay varios caminos posibles, y unos cuantos supervivientes que rescatar mediante la interacción con diferentes objetos del escenario. Hay varios monstruos que aparecen en nuestro camino, y cada uno de los enemigos requiere disparar a una zona concreta del cuerpo para matarlo de forma efectiva. Los problemas vienen precisamente aquí. Mientras que el juego original permitía cierto grado de precisión mediante la pistola, y convertía la experiencia en divertida y desafiante, los dos esquemas de control que permite el remake (con giroscopio y/o con el joystick) son insuficientes, inadecuados y a menudo frustrantes. Es evidente que este juego parte de un fallo fundamental, que es adaptar una experiencia diseñada para usar una pistola, a usar un sucedáneo que no proporciona las mismas características.

Utilizar el giroscopio para apuntar en primera persona no es una idea nueva. Juegos como Breath of the Wild emplean este sistema para disparar con el arco a modo de apoyo, y resulta eficaz, pero en The House of the Dead Remake existen múltiples problemas que complican de verdad disfrutar del juego, como que el centro de referencia del giroscopio se desplaza contra nuestra voluntad, o que apuntar a objetos lejanos se vuelve una quimera. Siempre existe la opción de desactivar por completo el giroscopio y usar el joystick, pero esa opción es claramente insuficiente, dada la agilidad que requiere el juego en muchas ocasiones y no podemos ejecutar moviendo la mirilla del arma por toda la pantalla. En última instancia, el juego se puede jugar, pero la experiencia es insatisfactoria.
Dicho esto, resulta difícil imaginar cómo podría haberse solucionado el problema, pero quizá haber creado un sistema de control esencialmente distinto pudiera haber mejorado el resultado. Por ejemplo, empleando el giroscopio solo de manera ocasional, o reformulando la jugabilidad para asemejarse más a algo como killer7 (juego de culto de los 128 bits). Pero lo que hay ahora es un intento perezoso de trasladar una experiencia diseñada para otro hardware sin tener en cuenta las diferencias.
Conclusiones
Si por un momento ignoramos la disfuncional jugabilidad, podemos encontrar un juego decente, con bastante rejugabilidad, varios modos de dificultad (siendo el modo horda un verdadero reto), logros dentro del juego, desbloqueables y multijugador cooperativo. Es lo que un remake correcto habría necesitado, una vía de escape interesante para aquellos que quieran recuperar los recuerdos de esta fantástica franquicia, o acercarse a una época en la que disparar a la pantalla era posible. El problema es que el control lastra tanto el resultado que resulta muy difícil pasarlo por alto.
Hoy en día no hay televisiones de tubo, así que es literalmente imposible reproducir el mismo sistema de juego, y lo más parecido que hemos tenido desde entonces es el mando de Wii, que apoyado sobre un sensor, da la ilusión de que disparamos a la pantalla. Fue en Wii precisamente donde The House of the Dead: Overkill hizo explícito que la era de las light gun había acabado... y sin embargo aquí estamos, The House of the Dead Remake intenta volver en 2022 sin pistolas, sin sensores, apoyado en el giroscopio de Nintendo Switch. Por no entrar en el pantano técnico, basta comprender que el giroscopio no tiene constancia de dónde está la pantalla, ni tampoco de su tamaño, así que el resultado está muy alejado del The House of the Dead original, ni tan siquiera se acerca al apaño ofrecido en la entrega de Wii.


A lo largo de tres niveles (más uno adicional), The House of the Dead Remake reproduce con bastante fidelidad el recorrido por la mansión repleta de zombis, criaturas de inframundo y seres biónicos de todo tipo, que saltan a nuestro encuentro en un sistema sobre raíles. La adaptación a Switch trae un lavado de cara que, lejos de ser gráficamente potente, resulta atinado. El aspecto hortera y ciertamente cutre de esta entrega, sea intencionado o no, otorga a la experiencia un aroma de película de zombis de bajo presupuesto que es fácil apreciar.
«Los dos esquemas de control que permite el remake (con giroscopio y/o con el joystick) son insuficientes»
En cada nivel hay varios caminos posibles, y unos cuantos supervivientes que rescatar mediante la interacción con diferentes objetos del escenario. Hay varios monstruos que aparecen en nuestro camino, y cada uno de los enemigos requiere disparar a una zona concreta del cuerpo para matarlo de forma efectiva. Los problemas vienen precisamente aquí. Mientras que el juego original permitía cierto grado de precisión mediante la pistola, y convertía la experiencia en divertida y desafiante, los dos esquemas de control que permite el remake (con giroscopio y/o con el joystick) son insuficientes, inadecuados y a menudo frustrantes. Es evidente que este juego parte de un fallo fundamental, que es adaptar una experiencia diseñada para usar una pistola, a usar un sucedáneo que no proporciona las mismas características.


Utilizar el giroscopio para apuntar en primera persona no es una idea nueva. Juegos como Breath of the Wild emplean este sistema para disparar con el arco a modo de apoyo, y resulta eficaz, pero en The House of the Dead Remake existen múltiples problemas que complican de verdad disfrutar del juego, como que el centro de referencia del giroscopio se desplaza contra nuestra voluntad, o que apuntar a objetos lejanos se vuelve una quimera. Siempre existe la opción de desactivar por completo el giroscopio y usar el joystick, pero esa opción es claramente insuficiente, dada la agilidad que requiere el juego en muchas ocasiones y no podemos ejecutar moviendo la mirilla del arma por toda la pantalla. En última instancia, el juego se puede jugar, pero la experiencia es insatisfactoria.
«En The House of the Dead Remake existen múltiples problemas que complican de verdad disfrutar del juego»
Dicho esto, resulta difícil imaginar cómo podría haberse solucionado el problema, pero quizá haber creado un sistema de control esencialmente distinto pudiera haber mejorado el resultado. Por ejemplo, empleando el giroscopio solo de manera ocasional, o reformulando la jugabilidad para asemejarse más a algo como killer7 (juego de culto de los 128 bits). Pero lo que hay ahora es un intento perezoso de trasladar una experiencia diseñada para otro hardware sin tener en cuenta las diferencias.
Conclusiones
Si por un momento ignoramos la disfuncional jugabilidad, podemos encontrar un juego decente, con bastante rejugabilidad, varios modos de dificultad (siendo el modo horda un verdadero reto), logros dentro del juego, desbloqueables y multijugador cooperativo. Es lo que un remake correcto habría necesitado, una vía de escape interesante para aquellos que quieran recuperar los recuerdos de esta fantástica franquicia, o acercarse a una época en la que disparar a la pantalla era posible. El problema es que el control lastra tanto el resultado que resulta muy difícil pasarlo por alto.
Alternativas
Gal Gun, New Pokémon Snap... supongo
Potencia la estética de serie Z original
El control adaptado es frustrante e impreciso
Remake de un clásico que pierde la esencia jugable y se queda en anécdota