PC
PlayStation 4
Xbox One
Se pone de moda el naranja
Los prófugos más conocidos desde el Dioni regresan por todo lo alto.
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Analizado en Xbox One. Copia digital proporcionada por Team17 Digital Ltd.
Hace un par de años nos llegó uno de esos títulos independientes con estrella. Llámalo estrella, brillo o lo que sea, pero que presentaba hechuras de juego grande. The Escapists no inventó nada, simplemente cogió el crafteo que está tan de moda y lo llevó a una idea mucho más grande... haciéndolo todo más pequeño. El juego nos ponía en la pixelada piel de un preso que tenía que huir de la penitenciaría que le mantenía recluído, algo que ya habíamos visto en ese clásico inmortal del ocio electrónico para Spectrum que es Dustin (que a su vez toma la inspiración de la película Papillón). La gracia está en que tendremos que seguir el día a día sin levantar sospechas mientras nos la ingeniamos para elaborar un plan de fuga. Es algo que hemos visto en infinidad de películas y series de televisión, tanto la vida en prisión (OZ y Orange is the New Black mismamente) como de la fuga de ellas (Cadena Perpetua o Prison Break).
Pero para llegar a nuestro paraíso de libertad, nuestro Zihuatanejo particular, tendremos que pasar un calvario. Deberemos conocernos cada centímetro del perímetro, cada rutina de los guardias, hacer chanchullos con el resto de reclusos y conseguir todos los recursos que necesitamos para respirar aire puro en el exterior. Claro que no hay una sola posibilidad, hay decenas de ellas que podremos alternar o combinar según nuestras posibilidades. Todo esto metido entre medias de nuestra rutina diaria, porque deberemos cumplir un horario de comidas, realizar nuestro trabajo en la penitenciaría o fortalecer cuerpo y mente en el gimnasio y biblioteca respectivamente. Sí, seremos gente muy ocupada, porque en cada pequeño descanso estaremos maquinando y conspirando como si discípulos del mismísimo Meñique se tratase.
Dos cosas hay que tener claras a la hora de jugar a The Escapists 2. La primera es que el tutorial no sirve de nada. Bueno, un poco para entrar en materia. Se trata de una prisión de mínima seguridad en la que nos indican paso por paso lo que tenemos que hacer para poder disfrutar de una piña colada en la playa. Apenas nos dejan claro cómo funciona el crafting y el funcionamiento de la cárcel. La segunda cosa que deberemos seguir a rajatabla serán las flechas (verdes y amarilla) que nos indican que tenemos que hacer algo en un sitio concreto, bien cumplir el horario o bien realizar una tarea imperativa. No obedecerlas será motivo de castigo y de tener a los vigilantes con un ojo encima nuestra. Empezaremos perdidos, desamparados, mientras cumplimos los horarios y acumulamos "cosas" sin saber bien para que sirven o qué podremos construir con ellas próximamente. Poco a poco pasarán los días, mejoraremos a nuestro personaje, nos aprenderemos los resquicios del complejo y determinaremos la mejor forma de salir. Al principio cuesta, pero esa experiencia que acumula el jugador le servirá posteriormente para escapar de otras prisiones, aunque los desarrolladores se han ocupado de que la variedad y la cantidad de estas fortificaciones en las que podemos jugar sea toda una sorpresa.
La gran, grandísima, novedad de esta segunda parte (aparte de los nuevos escenarios y de los nuevos objetos) reside en el completo multijugador. Cada nivel puede jugarse en solitario o con amigo, lo que multiplica la diversión de manera exponencial. No es lo mismo compincharse con alguien con quien hablamos mediante los auriculares que tratar con los personajes no jugadores que pululan a nuestro alrededor. Y eso se nota a la hora de plantear una fuga y llevarla a cabo entre cuatro amigos. Luego está el modo "versus", un disparate conceptual que nos pone en el brete de enfrentarnos con otro jugador por ser el preso más rápido en fugarse (se limitan algunas variables para hacer las partidas más cortas). En cuanto cojamos manejo, seremos más difíciles de encarcelar que un político del PP.
Aunque parezca mentira, el juego ha mejorado mucho en cuanto al apartado técnico se refiere. La anterior entrega abusaba de los píxeles de forma que parecía un juego más propio de una consola de 8 bits, mientras que ahora los personajes lucen con más detalle y colorido (no mucho más, la verdad). Casi podríamos decir que, sin perder su estilo gráfico, han pasado de los 8 a los 16 bits con esta continuación. La cámara aérea nos ayuda a tenerlo casi todo controlado, desde los paseos de los guardias hasta los movimientos del resto de reclusos, aunque es cierto que podemos perdernos cosas (peleas, otros intentos de fuga) a poco que nos centremos en nuestros tejemanejes.
The Escapists 2 mejora a la primera parte con un apartado gráfico más llamativo, prisiones más imaginativas y con un multijugador que lo convierte en eterno. Justo lo que todos los jugadores del original demandaban a gritos. Nos queda en la parte negativa un comienzo duro, lastrado por un tutorial sin chicha que penaliza mucho a los jugadores que quieran empezar a fugarse desde esta segunda entrega. Quizás se podría mejorar el estilo gráfico, pero dejaría de tener ese encanto de juego de de gestión de recursos de PC antiguo. Si te encanta el crafting y has disfrutado con la quinta temporada de las aventuras de Michael Scofield y Lincoln Burrows, no dudes que con este The Escapists 2 te lo vas a pasar mejor que yo en un desfile de Victoria's Secret.
El multijugador es alucinante. La variedad de prisiones.
El tutorial y el comienzo del juego, estamos muy perdidos si no jugamos al primero.