PC
La maldición del cuervo negro
El universo de The Dark Eye recibe una interesante aventura gráfica de las poderosas manos de Daedalic
Por Andrés JC,
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The Dark Eye es un popular juego de rol de mesa con casi tres décadas a sus espaldas. Bajo este título tan propenso a la broma se encuentra un interesante y propicio universo muy conocido en Alemania (donde nació) que se aleja de la fantasía canónica establecida por astros como El Señor de los Anillos o Dungeons & Dragons. Su enfoque, aunque claramente medieval, es notablemente más realista y crudo, con referencias claras a la historia europea. En definitiva, este es el mundo en el que se ambienta The Dark Eye: Chains of Satinav, la última adaptación del juego de mesa a cargo de Daedalic, perros viejos en lo que a aventuras gráficas se refiere, e intentando sobrevivir en un género que no disfruta de su mejor época.
El caso es que Daedalic pasa por importantes limitaciones económicas y técnicas que han afectado al desarrollo de este nuevo título. Pero como dice el refrán, al mal tiempo buena cara, así que en un golpe de ingenio y saber hacer, las limitaciones han quedado sepultadas en gran medida. La factura de Chains of Satinav es bastante humilde: una aventura gráfica a la vieja usanza cuyos escenarios y personajes son en tres dimensiones totalmente pre-renderizados. Acompaña una mecánica clásica en la que seguir un argumento lineal a través de diálogos e interacción con los objetos del escenario.
Sin embargo, hay dos factores que hacen tomar fuerza a Chains of Satinav. El primero es su apartado artístico. Las imágenes y los modelos para los personajes son sencillamente exquisitos, consiguiendo así un efecto muy detallado que disimula perfectamente lo limitado de su potencia gráfica, y al mismo tiempo desprende una estética única. Es sencillo comprobarlo al echar un vistazo a las imágenes. El polifacético universo de The Dark Eye toma muchos matices durante la aventura, caracteriza lo sucio y desgarbado de las ciudades medievales así como lo bucólico y preciosista de los bosques vírgenes; dota de gran personalidad a los personajes y su carácter, que se mueve entre la mediocridad y el misticisimo.
El segundo factor que destaca es el argumento. Chains of Satinav nos cuenta la historia de Geron, un joven cazador de pájaros que vive angustiado en un horrible pueblo toda su vida: desde muy pequeño un profeta le señaló como imán de la mala suerte y las desgracias, al relacionarlo con un mal augurio que, para desgracia de Geron, se cumplieron al pie de la letra. No es de extrañar que todo el mundo lo trate como gafe y no quiera tener relación con él. Pero un día, un nuevo y pésimo presagio se cierne sobre la ciudad. Bandadas de cuervos aparecen por todas partes, hasta el punto de causar problemas al mismísimo Rey. Geron, que se ve dentro del embrollo, hace por solucionarlo y se topa con el hada mágica del bosque, directamente relacionada con todo esto. Los dos salen de la ciudad en una huída desesperada de la masa enfurecida al grito de "¡bruja, bruja!", camino de una aventura épica.
El caso es que Daedalic pasa por importantes limitaciones económicas y técnicas que han afectado al desarrollo de este nuevo título. Pero como dice el refrán, al mal tiempo buena cara, así que en un golpe de ingenio y saber hacer, las limitaciones han quedado sepultadas en gran medida. La factura de Chains of Satinav es bastante humilde: una aventura gráfica a la vieja usanza cuyos escenarios y personajes son en tres dimensiones totalmente pre-renderizados. Acompaña una mecánica clásica en la que seguir un argumento lineal a través de diálogos e interacción con los objetos del escenario.
Sin embargo, hay dos factores que hacen tomar fuerza a Chains of Satinav. El primero es su apartado artístico. Las imágenes y los modelos para los personajes son sencillamente exquisitos, consiguiendo así un efecto muy detallado que disimula perfectamente lo limitado de su potencia gráfica, y al mismo tiempo desprende una estética única. Es sencillo comprobarlo al echar un vistazo a las imágenes. El polifacético universo de The Dark Eye toma muchos matices durante la aventura, caracteriza lo sucio y desgarbado de las ciudades medievales así como lo bucólico y preciosista de los bosques vírgenes; dota de gran personalidad a los personajes y su carácter, que se mueve entre la mediocridad y el misticisimo.
El segundo factor que destaca es el argumento. Chains of Satinav nos cuenta la historia de Geron, un joven cazador de pájaros que vive angustiado en un horrible pueblo toda su vida: desde muy pequeño un profeta le señaló como imán de la mala suerte y las desgracias, al relacionarlo con un mal augurio que, para desgracia de Geron, se cumplieron al pie de la letra. No es de extrañar que todo el mundo lo trate como gafe y no quiera tener relación con él. Pero un día, un nuevo y pésimo presagio se cierne sobre la ciudad. Bandadas de cuervos aparecen por todas partes, hasta el punto de causar problemas al mismísimo Rey. Geron, que se ve dentro del embrollo, hace por solucionarlo y se topa con el hada mágica del bosque, directamente relacionada con todo esto. Los dos salen de la ciudad en una huída desesperada de la masa enfurecida al grito de "¡bruja, bruja!", camino de una aventura épica.