Análisis The Chant, un survival horror psicodélico y sectario que recuerda a Midsommar

Todos estamos de acuerdo en que el desarrollo de videojuegos indies ha crecido mucho los últimos años. Los desarrolladores independientes tienen en su mano herramientas que les permiten sacar adelante sus proyectos, y que de otra manera no podrían. Además, al no depender de ningún empresario trajeado que tome decisiones propias, la libertad creativa suele ser total, y permite que salgan al mercado obras que de otra forma nunca podríamos tener. The Chant, el videojuego que nos ocupa y primer desarrollo de Brass Token, es una aventura de terror con una premisa única y que trata de muy cerca el tema de las sectas. Se podría decir que es la película Midsommar hecha videojuego, aunque con toques paranormales que le dan un punto de vista diferente (y aunque parezca mentira, más científico).

La ciencia del alma - La historia de The Chant

The Chant nos cuenta la historia de Jess Briars, la cual lleva años sin superar un trauma del pasado y que le atormenta día tras día. Invitada por una buena amiga suya, que pasó por otro tormento personal y que ha podido recuperarse de él, viaja a la remota isla de Glory situada en mitad del Océano Pacífico, y más específicamente al retiro espiritual de la Ciencia Prismática. El objetivo de este campamento de autoayuda espiritual es, a través de una serie de tratamientos que mezcla de forma brillante la ciencia con el alma, dar las herramientas a sus integrantes para que puedan lidiar con aquello que no pueden superar.

Este es el aspecto más interesante del juego, ya que esta secta no se comporta como tal, sino que su trabajo consiste en encontrar una explicación científica a todo lo que sucede. Así se crea una intersección entre ciencia y espiritualidad pocas veces vista en este ámbito. La cuestión es que durante uno de los cánticos nocturnos del grupo, en el que se intentan liberar los males que asolan a cada uno, se abre un acceso a otra realidad, de la cual aparecen seres cósmicos que se nutren de la energía negativa de las mentes frágiles que hay por la isla. Es en este caos donde empieza el verdadero terror y el viaje de nuestra protagonista para conocer la historia que hay detrás de la Ciencia Prísmica.




En este punto Jess se aventura sola en la noche con el objetivo de finalizar el ritual que empezaron para que vuelva la normalidad. Todo el juego transcurre en la isla, la cual tendrás que explorar entera en una estructura dividida en capítulos. Cada uno de ellos se enfoca en explorar una parte de la citada isla, con una ambientación diferenciada respecto a la anterior y con su estilo propio. Así pues tendrás que ir avanzando por un faro abandonado, una granja o unas minas mientras buscas a tus compañeros de grupo para intentar que vuelvan al círculo del ritual. Se agradece que a pesar de que toda la acción transcurre en una misma localización se visita una gran variedad de escenarios.

Durante la exploración encontrarás coleccionables de todo tipo que aportan información interesante a toda la historia que rodea la isla. En especial son importantes los antecedentes que ocurrieron hace más de 20 años, y que puedes ir conociendo gracias a notas y vídeos que utilizar en diversos proyectores repartidos por los escenarios. De esta forma las zonas abandonadas que recorres cobran sentido por la importancia que tuvieron en el pasado, y al ver cómo actualmente están en desuso. Se nota el trabajo que ha puesto Brass Token para dotar a Glory de vida, con su propia historia, y cómo de importante es ese pasado para superar el presente (que al final es el objetivo real de esta secta -grupo de autoayuda, vale-).

«La isla Glory tiene una historia detrás que será importante conocer para entender los acontecimientos que ocurren actualmente»

Un survival horror clásico y psicodélico

La jugabilidad de The Chant está enfocada al survival horror clásico, aunque con matices. Tendrás que sobrevivir a base de recoger los recursos repartidos por el escenario, mientras te enfrentas o huyes de los enemigos, y que te servirán para recuperar una de las tres barras que tiene nuestro personaje, y que son vitales para finalizar la aventura: cuerpo, mente y alma. La de cuerpo es la típica de vida de todos los videojuegos, y disminuye con los ataques de los enemigos. La de mente es algo más especial, disminuye cuando entras en ciertas secciones y Jess tiene miedo o está en situaciones estresantes. Al llegar a cero entra en pánico y no puedes defenderte durante un tiempo, además de que la pantalla se vuelve en blanco y negro y se distorsiona totalmente. Y finalmente la de alma sirve para el uso de prismas, lo que comúnmente podríamos llamar hechizos (congelar a los enemigos, empujarles desde lejos, etc).

El mecanismo de las barras tiene un toque de estrategia muy interesante de gestionar. Por ejemplo, puedes meditar para sacrificar barra de alma y aumentar la de mente. Tendrás que elegir si prefieres tener suficiente alma para lanzar prismas o por el contrario quieres estar preparado para no entrar en pánico. En este punto también entran los recursos que comenté antes, ya que sirven para reponer cada una de las barras. Aunque suelen ser bastante escasas, siempre viene bien tener alguna de estas plantas medicinales de reserva por si acaso.




Por suerte Jess cuenta con un árbol de habilidades que puede desarrollar para mejorar varias estadísticas. Estas van desde poder llevar más plantas encima a la vez, aumentar el valor máximo de cada barra o tener más resistencia a los golpes enemigos. La experiencia para ir desbloqueando estas mejoras se obtiene de una forma que, aunque es ciertamente original, puede ser algo impredecible. Así pues ciertas opciones de diálogo mejorarán una estadística u otra según la respuesta que des, recoger coleccionables de la historia pueden mejorar otra, o directamente usar algunos recursos o prismas otra. En general si sigues un proceso normal de juego llegarás al final con las tres estadísticas en un equilibrio y a un nivel razonable para que no tengas problemas.

Como habrás podido comprobar reunir al grupo no será un camino de rosas. A lo largo de las diferentes zonas de la isla te encontrarás enemigos a los que enfrentar. Jess es una científica, por lo que luchar no es su fuerte, y eso se nota en el tipo de armas que puede usar, que no son muchas: un manojo de palos con fuego, un palo de salvia o algunos aceites y trampas que daña a los enemigos al pisarlas. Estas armas tienen un límite y se degradan con el uso (aguantan poco más de una decena de golpes), por lo que es importante gestionarlas, así como los recursos que te permiten construirlas. Además, el control en este aspecto no está del todo depurado y se le notan las costuras, por lo que a veces preferirás huir a tener que atacar y esquivar sin parar, recibiendo más golpes de lo que deberías por ello.

Los enemigos son bastante variados, y cada vez que accedes a una nueva sección aparecen unos nuevos más fuertes. En general podrás encontrar de dos tipos, aquellos que se encuentran dentro del mundo alternativo y que tienen una forma mezcla entre vegetal y humano, y otros miembros del culto que usan cráneos de animales como casco. No podrás saber cuántos golpes más debes darles para acabar con ellos, ya que carecen de barra de vida, así que toca ir un poco a ciegas. En enemigos normales puede no ser demasiado problemático, pero seguro que en los jefes echarás de menos algo más de información.




A nivel artístico The Chant es una maravilla, desde la representación de la isla, sus diferentes zonas y todos los habitáculos de la secta, al diseño de los enemigos, muy psicodélicos, y que queda genial con el estilo de juego que le rodea. Lamentablemente no todo es de color de rosa (más aquí, que los escenarios suelen ser apagados), y es que a nivel técnico sufre mucho. Excepto Jess, el resto de personajes se notan extraños, como artificiales, en especial a nivel de animaciones. Se podría decir que gráficamente está algo desfasado.

Como punto positivo el juego aguanta bien los 60 fps (al menos en PlayStation 5), y no sufre en ningún momento. Además, cuando Jess se ensucia, la sangre y la suciedad se adhieren a su piel y su ropa, lo cual permite una mayor integración en la historia. Es un efecto interesante que contrasta con lo que puede verse en el resto de modelos, pero que en cualquier caso se agradece. Sea como sea, se nota un gran trabajo detrás del ámbito técnico, y, como suelo decir en estos casos (y considero que es algo muy a tener en cuenta), no podemos olvidar que es el primer desarrollo de Brass Token.

A nivel sonoro no destaca demasiado, a pesar de tener algunos temas interesantes. En general la mayor parte del tiempo la música pasa desapercibida, y no consigue aportar tensión. Por otro lado, las voces, totalmente dobladas al castellano, son bastante correctas y denotan un buen nivel, algo atípico en los desarrollos independientes, lo cual también es de agradecer.

«El diseño artístico de The Chant es una maravilla, pero a nivel técnico se le notan las costuras»

No estamos ante un juego excesivamente largo, ya que la mayoría de jugadores podréis completar la aventura en unas ocho horas aproximadamente, siempre que no te atasques en una dificultad alta. Por suerte, The Chant ofrece tres finales alternativos, los cuales dependen de una única variable: la cantidad de experiencia que acumules en las tres categorías citadas anteriormente, cuerpo, mente y alma. En ciertas situaciones en específico tendrás la oportunidad de seleccionar una respuesta, la cual aumentará el medidor de alguna de estas categorías, y con ello cambiará o no el final al que te enfrentes. Por desgracia esto solo tiene consecuencias en su final, ya que el resto del camino será exactamente igual. En cualquier caso, esto aumenta la rejugabilidad, aunque sea por ver cada uno de sus tres finales. Eso sí, tendrás que volver a pasarte el juego entero para ello.

Conclusión

The Chant es una buena aventura de terror con una historia interesante repleta de momentos intensos, y un diseño artístico que sorprende desde que ves la primera imagen, tanto por su precioso mundo como por las criaturas que lo pueblan. Tiene sus defectos, como un combate algo tosco que parece venido de una época pasada, o unos gráficos que están totalmente desfasados, en especial en las animaciones de sus personajes. Pero no podemos olvidar que estamos hablando del primer desarrollo de Brass Token, por lo que el mérito de ofrecernos esta experiencia es bastante alto. Aunque no sea el juego más aterrador del año, es un juego muy recomendable ahora que las horas de noche son más largas. Así pues, atrévete a superar tu pasado equilibrando tu chakra y únete a la secta de la Ciencia Prísmica para vivir una aventura espiritual diferente.

Analizado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por Plaion.