
Nintendo Switch
PC
PlayStation 4
PlayStation 5
Xbox
Xbox One
Análisis de Teslagrad 2, un metroidvania al que le falta chispa
Casi diez años después, Rain Games recupera a su exitoso metroidvania con una continuación muy poco inspirada.

0
0
0
Se ha hecho de rogar desde su anuncio, pero tres años después aquel día, ya hemos podido jugar a Teslagrad 2. Se trata de la continuación de una de las joyas del panorama independiente que llegó a Steam en 2014, y pese a que gran parte de su éxito se debe a su lanzamiento en PC, más tarde ganaría notoriedad en su paso por Wii U y PlayStation Vita, plataformas que les sentaba como un guante por aquello de la portabilidad. Teslagrad destacó por su genial diseño de niveles y sus puzles enrevesados, inspirados en el trabajo de Nikola Tesla, y por su cuidado apartado audiovisual. Si echamos la vista atrás, no sería muy complicado colocarlo como uno de los mejores juegos independientes de aquel momento. Más tarde, en 2017, el estudio Rain Games se lanzaría a por todas con World to the West, una aventura que bebía directamente de la fórmula de los Zelda clásicos pero que no llegó a convencer al público que quedó fascinado con Teslagrad. Diez años después nos llega Teslagrad 2, un título con personalidad propia que sigue los pasos de la primera entrega, pero que se aleja de la fórmula para seguir su propio camino, olvidándose en el proceso de que es un metroidvania.
Teslagrad 2 no hace mucho esfuerzo por contarnos de qué trata, se limita a sencillos paneles solemnes con música de fondo. Eso sí, hay una cinemática de introducción para que nos podamos situar. La aventura sigue los pasos de una nueva Teslamante, Lumina, a la que ya conocemos por su papel como una de las protagonistas en World to the West. Su aeronave sufre un aparatoso accidente en la región inexplorada de Wyrmheim, en Noruega, cuya población vikinga se refugia en unos fiordos coronados por una torre imponente repleta de tecnología Teslamante. En medio de la nada, un traje magnético nos salva de un apuro al ser emboscados por una extraña criatura. Así comienza nuestra aventura, con nuestro objetivo puesto en escalar la inmensa torre y descubrir más del misterioso encapuchado que nos cede parte de su tecnología Teslamante. Era loable lo bien que lo hacía Teslagrad para engancharnos a través de las secuencias que nos encontrábamos por el castillo, pero Teslagrad 2 fracasa en el intento. Las escenas son testimonales e involucran a los vikingos, pero en ningún momento empatizamos con lo que se está contando. Es una decisión intencional para que la aventura fluya sin dificultades, pero lastra por completo la historia.
En esencia, Teslagrad 2 es un juego de plataformas en 2D con tintes de metroidvania. Si la primera entrega destacaba por su buen diseño de niveles y sus complejos puzles, en ocasiones sesudos, esta continuación vira hacia el frenetismo que supone columpiarse por el escenario a una velocidad vertiginosa. El mapeado es enorme e interconectado para que podamos explorar a nuestro antojo, pero en líneas generales es una aventura lineal que nos lleva de la mano hacia nuestro destino. Con esto queremos decir que siempre hay un objetivo claro. Si no encontramos cómo acceder a una zona, pocos minutos después el guion nos llevará de la mano hasta un nuevo poder. Hay pequeños secretos en forma de coleccionables y la inclusión de alguna que otra mecánica que fácilmente podemos pasar por alto si no exploramos lo suficiente, pero los elementos que definen el género metroidvania como las habitaciones ocultas con pequeñas mejoras para nuestros poderes no están presentes. En cambio, la movilidad es la piedra angular de esta aventura.
Lumina tiene la capacidad de utilizar la energía magnética que rodea su cuerpo para adherirse a zonas del escenario o para impulsarse lejos utilizando fuerzas magnéticas opuestas, mientras que otro de nuestros poderes, una especie de parpadeo, nos permite atravesar paredes o enemigos si pulsamos el botón de la habilidad en el momento adecuado. La capacidad de deslizarnos y mantener el impulso utilizando el magnetismo es fácilmente uno de los mejores puntos del desplazamiento. A diferencia de un movimiento tradicional, se apuesta por un ritmo frenético moviéndonos por las áreas a toda pastilla deslizándonos por tubos enormes y encadenando saltos gigantescos. Sin embargo, todo esto le lleva a perder gran parte de su esencia metroidvania y eso nos ha dejado un mal sabor de boca. Se puede regresar a zonas anteriores, pero todo se vuelve mucho más vago por lo estricto que es el movimiento en las primeras zonas. Toda esa sensación de velocidad vertiginosa se pierde rápidamente al hacer backtracking, lo cual, como ya hemos dicho, le resta enteros. Nos ha recordado en muchas ocasiones a un Sonic de corte clásico, y no lo decimos como algo negativo, en absoluto, hay secciones plataformeras de gran velocidad que nos han dejado un buen sabor de boca, pero una vez más, hay un encanto que se está perdiendo en el camino.
En términos de dificultad, es una experiencia equilibrada alejada de esos momentos realmente frustrantes de la primera entrega en los que más que reflejos, dependíamos de la suerte. No hay muchas opciones en Teslagrad 2 y sus picos de dificultad residen en los enfrentamientos contra algunos enemigos. Los enfrentamientos básicos están ahí para entorpecer nuestro progreso y resolver algún que otro puzle, mientras que los entrentamientos contra los jefazos sí están más trabajados. Hay uno en particular al principio de la aventura que involucra un alce que nos lanza chispazos junto a dos enemigos, poniendo a prueba nuestros reflejos. La duración oscila las dos horas de juego para completar la aventura principal, y unas cinco si queremos completar el 100% de coleccionables. Es una aventura que, al menos en un principio, se antoja de mayor escala. El mapeado impresiona, pero con las habilidades de movimiento podemos peinar el mapa en pocos minutos, por lo que al fin y al cabo es una aventura muy cortita que no tiene mucho mayor recorrido.
Visualmente es precioso, el movimiento es prácticamente idéntico al de una producción stop motion con un fondo fluido. La paleta de colores es resultona y los escenarios están repletos de detalle. Simple, pero efectivo. Sin embargo, nos ha sentado como un jarro de agua fría el rendimiento en Nintendo Switch, plataforma en la que hemos estado jugando en los últimos días, casi siempre en su modo portátil. Le perdonamos las ralentizaciones en zonas en las que el volumen de detalle es enorme y la carga gráfica es notoria, pero constantemente hemos notado problemas de rendimiento. En el dock es un tanto más de lo mismo, no tan problemático, pero sí evidente que la versión no está ni muchísimo menos pulida. Para colmo, las texturas del escenario no cargan del todo en según que tipo de situaciones. Un desastre.
CONCLUSIÓN
Teslagrad 2 es un título simpático que no nos cabe la menor duda que gustará a todo aquel que disfrutase de su primera entrega, pero que nos deja un mal sabor de boca por todo lo que pudo ser y no fue. Tiene secciones de plataformeo muy bien diseñadas que ponen a prueba nuestra pericia a los mandos. Sin embargo, a menudo no parece tener claro qué quiere ser. Es un metroidvania, pero en ocasiones parece querer alejarse de la fórmula y no termina de encajar. El escenario es enorme, pero está desaprovechado y el backtracking se antoja innecesario incluso para los más completistas. En definitiva, lo negativo inclina la balanza, y es que todo lo que lleva a buen puerto, lo hemos visto con un mejor resultado en otros títulos.

Teslagrad 2 no hace mucho esfuerzo por contarnos de qué trata, se limita a sencillos paneles solemnes con música de fondo. Eso sí, hay una cinemática de introducción para que nos podamos situar. La aventura sigue los pasos de una nueva Teslamante, Lumina, a la que ya conocemos por su papel como una de las protagonistas en World to the West. Su aeronave sufre un aparatoso accidente en la región inexplorada de Wyrmheim, en Noruega, cuya población vikinga se refugia en unos fiordos coronados por una torre imponente repleta de tecnología Teslamante. En medio de la nada, un traje magnético nos salva de un apuro al ser emboscados por una extraña criatura. Así comienza nuestra aventura, con nuestro objetivo puesto en escalar la inmensa torre y descubrir más del misterioso encapuchado que nos cede parte de su tecnología Teslamante. Era loable lo bien que lo hacía Teslagrad para engancharnos a través de las secuencias que nos encontrábamos por el castillo, pero Teslagrad 2 fracasa en el intento. Las escenas son testimonales e involucran a los vikingos, pero en ningún momento empatizamos con lo que se está contando. Es una decisión intencional para que la aventura fluya sin dificultades, pero lastra por completo la historia.
«En términos de dificultad, es una experiencia equilibrada alejada de esos momentos realmente frustrantes de la primera entrega en los que más que reflejos, dependíamos de la suerte»
En esencia, Teslagrad 2 es un juego de plataformas en 2D con tintes de metroidvania. Si la primera entrega destacaba por su buen diseño de niveles y sus complejos puzles, en ocasiones sesudos, esta continuación vira hacia el frenetismo que supone columpiarse por el escenario a una velocidad vertiginosa. El mapeado es enorme e interconectado para que podamos explorar a nuestro antojo, pero en líneas generales es una aventura lineal que nos lleva de la mano hacia nuestro destino. Con esto queremos decir que siempre hay un objetivo claro. Si no encontramos cómo acceder a una zona, pocos minutos después el guion nos llevará de la mano hasta un nuevo poder. Hay pequeños secretos en forma de coleccionables y la inclusión de alguna que otra mecánica que fácilmente podemos pasar por alto si no exploramos lo suficiente, pero los elementos que definen el género metroidvania como las habitaciones ocultas con pequeñas mejoras para nuestros poderes no están presentes. En cambio, la movilidad es la piedra angular de esta aventura.

Lumina tiene la capacidad de utilizar la energía magnética que rodea su cuerpo para adherirse a zonas del escenario o para impulsarse lejos utilizando fuerzas magnéticas opuestas, mientras que otro de nuestros poderes, una especie de parpadeo, nos permite atravesar paredes o enemigos si pulsamos el botón de la habilidad en el momento adecuado. La capacidad de deslizarnos y mantener el impulso utilizando el magnetismo es fácilmente uno de los mejores puntos del desplazamiento. A diferencia de un movimiento tradicional, se apuesta por un ritmo frenético moviéndonos por las áreas a toda pastilla deslizándonos por tubos enormes y encadenando saltos gigantescos. Sin embargo, todo esto le lleva a perder gran parte de su esencia metroidvania y eso nos ha dejado un mal sabor de boca. Se puede regresar a zonas anteriores, pero todo se vuelve mucho más vago por lo estricto que es el movimiento en las primeras zonas. Toda esa sensación de velocidad vertiginosa se pierde rápidamente al hacer backtracking, lo cual, como ya hemos dicho, le resta enteros. Nos ha recordado en muchas ocasiones a un Sonic de corte clásico, y no lo decimos como algo negativo, en absoluto, hay secciones plataformeras de gran velocidad que nos han dejado un buen sabor de boca, pero una vez más, hay un encanto que se está perdiendo en el camino.
«Era loable lo bien que lo hacía Teslagrad para engancharnos a través de las secuencias que nos encontrábamos por el castillo, pero Teslagrad 2 fracasa en el intento»
En términos de dificultad, es una experiencia equilibrada alejada de esos momentos realmente frustrantes de la primera entrega en los que más que reflejos, dependíamos de la suerte. No hay muchas opciones en Teslagrad 2 y sus picos de dificultad residen en los enfrentamientos contra algunos enemigos. Los enfrentamientos básicos están ahí para entorpecer nuestro progreso y resolver algún que otro puzle, mientras que los entrentamientos contra los jefazos sí están más trabajados. Hay uno en particular al principio de la aventura que involucra un alce que nos lanza chispazos junto a dos enemigos, poniendo a prueba nuestros reflejos. La duración oscila las dos horas de juego para completar la aventura principal, y unas cinco si queremos completar el 100% de coleccionables. Es una aventura que, al menos en un principio, se antoja de mayor escala. El mapeado impresiona, pero con las habilidades de movimiento podemos peinar el mapa en pocos minutos, por lo que al fin y al cabo es una aventura muy cortita que no tiene mucho mayor recorrido.

Visualmente es precioso, el movimiento es prácticamente idéntico al de una producción stop motion con un fondo fluido. La paleta de colores es resultona y los escenarios están repletos de detalle. Simple, pero efectivo. Sin embargo, nos ha sentado como un jarro de agua fría el rendimiento en Nintendo Switch, plataforma en la que hemos estado jugando en los últimos días, casi siempre en su modo portátil. Le perdonamos las ralentizaciones en zonas en las que el volumen de detalle es enorme y la carga gráfica es notoria, pero constantemente hemos notado problemas de rendimiento. En el dock es un tanto más de lo mismo, no tan problemático, pero sí evidente que la versión no está ni muchísimo menos pulida. Para colmo, las texturas del escenario no cargan del todo en según que tipo de situaciones. Un desastre.

CONCLUSIÓN
Teslagrad 2 es un título simpático que no nos cabe la menor duda que gustará a todo aquel que disfrutase de su primera entrega, pero que nos deja un mal sabor de boca por todo lo que pudo ser y no fue. Tiene secciones de plataformeo muy bien diseñadas que ponen a prueba nuestra pericia a los mandos. Sin embargo, a menudo no parece tener claro qué quiere ser. Es un metroidvania, pero en ocasiones parece querer alejarse de la fórmula y no termina de encajar. El escenario es enorme, pero está desaprovechado y el backtracking se antoja innecesario incluso para los más completistas. En definitiva, lo negativo inclina la balanza, y es que todo lo que lleva a buen puerto, lo hemos visto con un mejor resultado en otros títulos.
Jugado en Nintendo Switch. Copia digital proporcionada por GameTomb.
Alternativas
Hollow Knight | Ori and the Blind Forest
Audiovisualmente es precioso. Algunas secciones de plataformeo rayan a un gran nivel.
El mapeado está desaprovechado. El rendimiento deja mucho que desear.
Teslagrad 2 es interesante, pero no aporta nada a un género del que en ocasiones parece querer alejarse.