La muerte sobre ruedas

Cuando el juego en línea se ha convertido en el estándar de los videojuegos, llega Nintendo Switch y se convierte en el baluarte de los títulos con multijugador en local. Que sí, que la consola de Nintendo nos permite empapar de tinta a nuestros conocidos en Splatoon 2 o jugar al FIFA contra ese desconocidos en la otra punta del país, pero la sutileza con la que podemos deslizar los Joy-Con de la consola para empezar a jugar junto a un amigo es espeluznantemente satisfactoria. Esto ha provocado que muchos títulos que han pasado, digamos, desapercibidos en las consolas tradicionales vivan una segunda juventud en Switch. Nos referimos a esa ristra de títulos que se convierten en auténticos juegazos cuando podemos compartir su jugabilidad con otras personas. Hablamos de Overcooked!, de Lovers in a Dangerous Spacetime o el exclusivo Snippersclips. Les ocurre justo como con en el sexo, son muy divertidos en solitario, pero con más gente la diversión se dispara. Y eso mismo han pensado los creadores de Chariot, juego que llegó hace años a casi todas las plataformas (entre ellas Wii U) y que ahora llega tanto en formato físico como digital a Nintendo Switch bajo el apelativo de Super Chariot.

El rey ha muerto, viva el rey. Por lo menos descansa en paz, o eso pensaba su hija, la princesa. Pero no, la pobre acaba de descubrir que debe llevar el féretro con los restos de su padre hasta un lugar apropiado para que pueda ver la luz celestial que le otorgue el descanso eterno. Una labor angosta, pero que recae sobre sus reales hombros. Los suyos y los de su prometido, un apuesto joven que hará todo lo necesario para que su suegro deje de dar la tabarra en su forma ectoplásmica. De esta forma, la pareja de prometidos tendrán que cargar con ataúd real, provisto de dos enormes ruedas, para trasladar los restos mortales mientras hacen acopio de todas las riquezas posibles para que el mausoleo del monarca fallecido tenga el estatus que mantuvo en vida. Como hemos adelantado, podemos jugar en solitario encarnando a la pequeña princesa en el viaje para entregar los huesos reales en el nicho familiar, pero también podemos optar por buscar ayuda con un segundo jugador que encarne al futuro consorte y nos ayude en los innumerables puzles y vicisitudes que nos encontraremos en el camino.

En total son más de veinticinco niveles divididos en cinco mundos diferentes. La gracia está en la inercia al interactuar con el carro, el féretro tiene sus ruedas y podemos empujarlo como si fuera un carrito del Mercadona… pero también podemos lanzarle una cuerda para tirar de él si nos subimos a un saliente. Si a eso le sumamos que cada jugador podrá utilizar su cuerda desde una punta del ataúd, que tendremos objetos que nos aportarán ventajas durante unos instantes y que para conseguir los tesoros diseminados por los escenarios deberemos pasar el carro fúnebre por encima nos queda una juego que mezcla a la perfección los saltos, la lógica y las físicas. Por momentos, nos recordará levemente a la serie Trials en la que tenemos que superar los obstáculos del terreno gracias al motor de físicas, salvo que aquí vamos andando y toda la jugabilidad se centra en tirar de las cuerdas, empujar el carro o ir montados sobre él.