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Heraldo del caos - Análisis Stranger of Paradise
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Heraldo del caos - Análisis Stranger of Paradise

Os contamos nuestras sensaciones tras jugar a uno de los spin-off más peculiares y divisivos de la mítica fantasía de Square Enix

Por Juan B.,
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La historia ya se conoce: Stranger of Paradise: Final Fantasy Origin se presentó por sorpresa en el pasado E3 durante la conferencia de Square Enix, y eso hizo arquear más de una ceja. El tráiler, totalmente desafortunado, insistía en la figura de Caos (el primer gran villano de la serie) y en un aspecto gráfico que se alejaba, y mucho, de lo que se esperaba en una nueva generación de consolas. Sin embargo, nuestras sensaciones cambiaron enormemente con su demo. Ahora, tras más de una semana sacando el máximo partido a la versión final de Final Fantasy Origin, os podemos decir que hay girito de guión: el juego está realmente bien. En Team Ninja han sabido conjugar a la perfección las dinámicas de Nioh con el universo de Final Fantasy, pero todavía hay mucho trabajo por delante si Stranger of Paradise pretende ser una nueva serie para Square Enix.

Comencemos con la historia, que ya os adelantamos que no es lo más importante. El tráiler no engañaba: todo gira alrededor de la figura de Caos, el responsable de la creación de un bucle temporal y villano principal en Final Fantasy I. Nos encontramos en el reino de Cornelia, un lugar consumido por la oscuridad y que aguarda a los salvadores de la profecía: cuatro Guerreros de la Luz que purgarán a la oscuridad de la Tierra. Por ahí anda Jack, teóricamente uno de esos salvadores, y decimos esto porque nuestro protagonista no sólo ha perdido la memoria, sino que también se le presentan recuerdos de lo que parece ser otra vida. Junto a Ash y Jed, sus colegas y autoproclamados Guerreros de la Luz, Jack decide darle una visita a Caos y acabar con el mal de una vez por todas. Sin embargo, nadie se podía imaginar lo que está a punto de salir a la luz...

Pese a que la historia deja mucho que desear, está repleta de guiños al primer Final Fantasy. No es necesario haberlo jugado, pero ayuda a entender algunas situaciones.


Por desgracia, la trama principal no nos ha terminado de convencer en absoluto, relegando todo su interés en ver cómo se han recreado alguno de los momentos del primer Final Fantasy mientras batallamos con algunas de las criaturas que ya estaban presentes en dicha entrega. Es una asignatura pendiente en Team Ninja, pero una vez más nos encontramos ante una historia que es incapaz de mostrar un hilo narrativo que conecte los puntos. Siempre nos da la sensación de que las escenas se han colocado de desordenada sin un enlace en común que las unifique. Un argumento que puede dar lugar a la confusión si no conocemos algunos de los acontecimientos del primer Final Fantasy, aunque no es para necesario para disfrutarlo.

Las apariencias engañan, y una vez nos ponemos a los mandos las cosas mejoran radicalmente. Final Fantasy Origin es, en esencia, el tipo de juego que nos ha acostumbrado Team Ninja en la actualidad gracias a la serie Nioh. La base jugable es muy buena, sólida y con muchísimo potencial. Para quienes no tuviesen el placer de probar su última demostración, se trata de una especie de Souls-like con una identidad muy, pero que muy marcada, donde encontramos un complejo sistema de botín al más puro estilo Diablo, una estructura de niveles divididos por misiones con un principio y un final, y un sistema de combate muy técnico, frenético, ágil y con muchísimas posibilidades. Es lo que esperábamos de Team Ninja y es lo que nos han dado. Por una parte, tenemos un botón para golpear con ataques básicos y continuar con la cadena de combos, que varían en función de nuestra posición y hacia dónde estemos apuntando con el stick. Además de esto, uno de los gatillos sirve para ejecutar poderosas habilidades que consumen PM. Para hacerlo todavía más interesante, contamos con una barra de resistencia (que nada tiene que ver con el Ki de Nioh) que disminuye cada vez que somos golpeados o que bloqueamos un ataque. Es decir, que no hay una penalización por atacar agresivamente al rival. De hecho, Final Fantasy Origin te incita a que seas lo más agresivo posible para agotar la barra de resistencia del enemigo para así ejecutarlo rápidamente, lo que recargará nuestros puntos de magia.

El sistema de combate es simplemente adictivo, y esto es posible gracias a la dinámica de los trabajos, que ofrece una mayor versatilidad en combate.


Aquí es cuando entra en juego la Corazánima, un movimiento que hace las veces de parada. Al ejecutarlo, consume parte de nuestra barra de resistencia, pero cada bloqueo perfecto que hagamos aumenta considerablemente nuestras reservas de puntos de magia y, en contadas ocasiones y según el enemigo, podemos llegar a copiar uno de sus ataques para utilizarlo en un número limitado de ocasiones. Con todo esto se crea un interesantísimo sistema de combate que no solo premia lo ágil que seamos atacando y combinando nuestros ataques y hechizos, sino que también debemos gestionar nuestros recursos con precaución y valorar el riesgo y recompensa de nuestros movimientos. Lo mejor de todo es que lo relacionado con el combate no acaba aquí, sino que se ha implementado impecablemente un sistema de trabajos que responde a una de nuestras cuestiones con los Souls: ¿por qué elegir una sola clase cuando podría jugar con todas al mismo tiempo? Así funciona el sistema de trabajos de Final Fantasy Origin, donde podemos confeccionar la clase de nuestro personaje en base a nuestras preferencias. Desde un mago oscuro hasta un lancero, pasando por el samurái, el ladrón o el caballero. Hay más de 30 clases para elegir, y la mayoría de ellas las desbloquearemos naturalmente mientras progresamos, mientras que hay otros trabajos que se desbloquean avanzando en la rama de talentos de la clase que tengamos activa.

Este sistema de trabajos permite adaptarnos rápidamente a lo que demanda el combate y a potenciar las debilidades del enemigo. A un robot no le harás mucho daño con ataques físicos, pero como mago puedes romperlo en mil pedazos con un buen ataque de la escuela elemental eléctrica. Sucede de manera idéntica con enemigos clásicos como los Bom de fuego o los Mólbol, afines a un elemento pero débiles a muchos otros. Es una propuesta que engancha muchísimo por lo bien diseñadas e implementadas que están sus mecánicas y por lo satisfactorio que resulta mejorar nuestra clase progresando en su árbol de talentos mientras conseguimos nuevas piezas de equipo que mejoran enormemente nuestras estadística. Sin embargo, no es oro todo lo que reduce. Los trabajos de daño físico nos parecen un tanto descompensados, siendo las clases que utilizan magia las más eficientes, pero al mismo tiempo nos encontramos que la rueda de selección de hechizos y el apuntado de estos es muy incómodo.

La puesta en escena de los jefazos es marca de la casa. Team Ninja sabe cómo poner los pelos de punta con unos jefes muy exigentes.


No queremos terminar sin destacar lo fantásticos y durísimos que son los enfrentamientos contra los jefes de cada misión. Estos enemigos son brutalmente espectaculares y cuentan con una infinidad de patrones, técnicas y ataques para ofrecernos unas batallas muy diferentes y emocionantes. La puesta en escena es marca de la casa, y Team Ninja que ya está acostumbrada a lidiar con este tipo de escenarios, nos ofrece batallas pasadas de vueltas, con muchísimos elementos que inundan la pantalla mientras nos damos de tortas con ellos, y con un uso de la cámara muy cinematográfico para cuando realizamos nuestros ataques más desvastadores y los aniquilamos.

El desarrollo de Stranger of Paradise: Final Fantasy Origin es mucho más tradicional de lo que pudiera parecer. No hay un mundo abierto como tal con secciones interconectadas, por lo que accederemos a ellas desde un mapa general. En ese aspecto nos ha parecido algo irregular, ya que es difícil encontrar un nivel que quede en el recuerdo por su buen diseño. Tenemos una aventura que nos tocará explorar los niveles desde el punto A hasta el B, donde nos aguarda la batalla contra el jefe final de la pantalla. Sin embargo, hemos echado en falta más bifucarciones, atajos y secretos para aquellos que, como es la norma en este género que popularizó FromSoftware, investigan hasta el último rincón. En esta ocasión se nos queda un diseño de niveles muy lineal, sin opción a perderse y con pocas trampas que nos hagan la estancia un poco más difícil. La mayoría de estas zonas se sienten menos inspiradas que en otros juegos del estudio, contentándose con ofrecer pantallas que sirven como homenaje a otras entregas de Final Fantasy: tenemos una clarísimamente inspirada en el Reactor Mako de Final Fantasy VII Remake, y otra basada en la Floresta de Sunleth de Final Fantasy XIII, entre muchas otras.

Final Fantasy Origin cuenta con modo cooperativo para tres jugadores. Funciona sin fisuras, pero nos ha dado la sensación de que convierte la experiencia en un paseo.


No creemos que Final Fantasy Origin vaya a reabrir el debate de la dificultad, pero incluye su propio selector para que cada jugador adapte el juego a sus preferencias. Cualquiera podría pensar que esto nos lleva a un camino más benevolente con el jugador, pero nada más lejos de la realidad. Si algo sabe hacer Team Ninja es sacar de quicio al jugador, y lo consigue una vez más. Desde un principio tenemos tres niveles de dificultad, siendo Clemente el modo fácil, que además incluye una opción llamada Modo Seguro para que no perdamos PM tras morir. Por su parte, Trepidante es el modo normal, donde los enemigos básicos no destacan por su dificultad, pero los jefes sí requerirán de más de un intento. Por último, el modo Exigente eleva aún más el daño y la agresividad de todos los enemigos básicos y los jefazos. Hay una sorpresa más en forma de cuarta dificultad y que se desbloquea tras ver los créditos: el modo Caos, donde la injusticia está a la orden del día. Idónea para aquellos que quieran sudar la gota gorda para avanzar una sección, aunque a nosotros nos hubiese gustado haber tenido acceso a este modo desde un principio.

Uno de los aciertos de Final Fantasy Origin lo tenemos en la inclusión de un modo cooperativo para que podamos compartir aventuras y botín con otros jugadores. Esto se hace siempre del mismo modo, que es organizar un grupo con alguien para cumplir las misiones que queramos, independientemente de la dificultad o de si la misión es principal o secundaria. El máximo de jugadores que puede haber en una misión es de tres, pero si optamos por ir acompañados de un segundo jugador, el tercero lo controlará la inteligencia artificial. Por lo que hemos podido probar hasta ahora con otros compañeros de prensa de todo el mundo, el netcode funciona sin fisuras. El invitado no tendrá limitaciones para interactuar con nuestro mundo, a excepción del comando para ejecutar a los jefes finales, que siempre quedará relegado al líder de la sesión. Además, no hemos apreciado que la vida de los enemigos haya subido para compensar un poco, con lo que se nos ha resultado un paseo cuando hemos jugado en compañía. No obstante, es un detalle la inclusión del cooperativo y a nosotros nos ha gustado mucho. Por supuesto, jugar en compañía siempre nos recompensará con unos cristales que nos ayudarán a subir fácilmente el nivel de nuestros trabajos o mejorar nuestras piezas de armadura en el herrero.

Gráficamente no destaca en absoluto, y tiene algunos problemas que no esperábamos encontrar en la versión para PS5.


A nivel técnico, Final Fantasy Origin tiene muchos altibajos. Nuestra experiencia ha sido en base a la versión de PlayStation 5, que no cuenta con opciones gráficas para adaptar el rendimiento o la resolución a nuestro gusto, aunque creemos que se trata de la falta de una actualización, puesto que las primeras demostraciones del juego sí permitían configurar este apartado. No obstante, nos hemos topado con problemas de aliasing, un popping muy apreciable, y algunas bajadas en la tasa de fotogramas por segundo, que dicho sea rara vez descienden de los 60 fps. La dirección artística es muy austera, abusa de tonalidades oscuras, marrones y grises. Nos ha chirriado más el apartado artístico que el técnico, ya que esto último puede mejorar con la llegada de nuevas actualizaciones, pero lo primero forzaría a desdibujar la visión creativa de Team Ninja. El resultado final dista de ser el ideal de lo que esperamos en el segundo año de PlayStation 5 y Xbox Series X|S.

La aventura tiene una duración media de unas 20 horas en su dificultad media, unas cinco más si queremos completar las misiones secundarias. Por supuesto, esto puede ascender hasta casi las cincuenta horas si decidimos desbloquear todos los logros/trofeos del juego. Por otro lado, ya se puede comprar el Pase de Temporada por separado o como parte de las diversas ediciones especiales que se comercializan. Este pase incluye los tres capítulos descargables que llegarán próximamente (todavía sin fecha anunciada): Las pruebas del Rey Dragón, El viajero de la grieta y Futuro Distinto.


CONCLUSIÓN

Pero a pesar de lo entretenido que resulta el sistema de combate, Stranger of Paradise: Final Fantasy Origin peca de varios errores: la variedad de enemigos es realmente baja y el diseño de las pantallas es bastante irregular, con algunas originales y otros sin atisbo alguno de personalidad. Pero más preocupante aún de este apartado es que, si no fuera por la diversión que ofrecen los enfrentamientos, explorarlos sería un aburrimiento. Team Ninja lleva años perfeccionando la fórmula con Nioh, pero todavía tiene mucho camino por delante si Stranger of Paradise se plantea como una nueva serie de acción y rol. Resulta innegable, no obstante, que incluso con sus imperfecciones, Final Fantasy Origin ofrece motivos para ganarse la atención de los seguidores de este género, y por supuesto, de los fans de Final Fantasy.

Jugado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por Koch Media


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Alternativas
Las dos entregas de Nioh
Jugablemente es una delicia, y el sistema de trabajos más de lo mismo. La banda sonora.
Flojo en su apartado técnico y artístico. El diseño de niveles deja mucho que desear. La historia.
Final Fantasy Origin esconde una base jugable muy divertida, pero que no convence en su apartado audiovisual y en su insustancial diseño de niveles.
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