Mundología sencilla pero sin igual

El estadio de civilización es un nivel que pide a gritos una mayor complejidad. También es un retraso, o por lo menos la no evolución, en muchos aspectos jugables del título. Un estadio que goza de buenas ideas que no se han desarrollado con el mimo necesario, una mera pasarela de dudosa estabilidad entre el estadio tribal y el más cabal de ellos.

Estadio del espacio. El cosmos es tuyo

Podríamos escribir muchas más líneas y aspectos que mejorar de cada estadio, pero creemos que una crítica es sólo una opinión más sobre un juego, un escrito que sirva de guión al jugador para hacerse una idea de lo que va a encontrar en el mercado y en el que la nota es algo secundario debido a la gran tendencia al subjetivismo. A fin de cuentas, cada uno tiene una visión diferente sobre cada título. Por ello, dejo materia para que sea el propio jugador el que saque sus propias conclusiones, ya que créanme, Spore es un juego diferente, capaz de despertar mil y una sensaciones.

Os adelantamos que se pueden usar tecnologías de terraformación para hacer que los planetas sean habitables para tu gente y fundar colonias en ellos, interaccionar con otras civilizaciones, abducir razas primitivas... cuando tu imperio se extienda por el territorio espacial, te encontrarás con otras razas exploradoras del espacio con ambiciones parecidas. El futuro de tu raza está en tus manos y la inmensidad de la galaxia se extiende ante ti.

Después de todo, hemos creído conveniente no destripar más de este quinto y último estadio, cuya duración es mayor que la suma de todos los anteriores. La fantasía de Will Wright ya es una realidad y este quinto estadio, colosal en todos los sentidos, es el mejor final que merecía su sueño, ver hasta dónde llega realmente este universo.

Apartado técnico y conclusiones

Técnicamente, Spore presenta un gran acabado a nivel global, siendo eficiente en gran cantidad de equipos más modestos y despuntando a máximo detalle y sin ralentización alguna en los ordenadores más potentes. Artísticamente es bello a más no poder, si bien presenta como único inconveniente un ligero popping que hace presencia en contadas ocasiones. No obstante, el audio del juego queda algo descolgado respecto al cómputo global ya que no alcanza el nivel de sobresaliente. Nos hubiese gustado escuchar melodías que hiciesen aún más memorable la experiencia de juego.

Will Wright ha vuelto a reinventarse a sí mismo y vuelve a conseguir plasmar en un videojuego todo un mundo de fantasía e ideas que sólo los genios son capaces de dilucidar. Podrá gustar o no, divertir o aburrir, pero nadie podrá negar que Spore cuenta con apartados realmente extraordinarios, así como ningún defensor acérrimo podrá negar de su exagerada sencillez. En definitiva, el juego abarca mucha materia e incide en ella con lo justo, sin complicar al usuario en ningún momento. Invito a todo jugador que haya tenido la oportunidad de jugar a fondo el título a debatir en los foros sobre si es o no, la exagerada simpleza de la que hablamos, el talón de Aquiles que priva a Spore de alcanzar una íntegra estabilidad jugable.